ECONOMíA › BRASIL RECIBIó LA CALIFICACIóN INVESTMENT GRADE Y ATRAE CAPITALES
La ortodoxia fiscal del gobierno de Lula fue reconocida por una de las agencias calificadoras de riesgo, Standard & Poor’s, que elevó la nota para sus bonos de deuda. La evaluadora es investigada en Estados Unidos por no prever la crisis.
BBB- es la nueva calificación de riesgo de Brasil. El paso de una calificación BB+ a una BBB-, según la escala de Standard & Poor’s, significa convertirse en un país de investment grade, o sea superar la línea divisoria entre papeles de alto y mediano riesgo, y aquellos que tienen una capacidad de pago “adecuada”. Si bien el poderío económico del país vecino no es noticia, para los mercados la mejora en el ranking refuerza la percepción que ya tienen de esa plaza financiera.
En el mundo son 14 los países que tienen este rating, cuatro de los cuales son latinoamericanos: México, Chile, Perú y, desde el miércoles pasado, Brasil. El ascenso es festejado por el gobierno de Lula y recibido con euforia por los mercados. Con la noticia, el índice bursátil líder de San Pablo, Bovespa, se disparó 6,3 por ciento ese día. Después del feriado siguió la euforia y ayer trepó otro 2,2 por ciento.
Las mismas agencias calificadoras de riesgo que hoy ubican a Brasil en investment grade están siendo investigadas por la Comisión de Valores de Estados Unidos que las cree parcialmente responsables por la crisis de los créditos de baja calidad. La agencia norteamericana busca analizar si hubo conflicto de intereses al momento de poner las notas. Por un lado, busca determinar si las calificadoras se desviaron de sus procedimientos estándar para determinar el riesgo de los seguros de las hipotecas subprime permitiendo su colocación con un puntaje más alto del que “merecían”. El segundo interrogante que abre el organismo es por qué no corrigieron las calificaciones una vez que los seguros empezaron a tener un mal desempeño en los mercados.
La entrada masiva de capitales, que se potencia por el estatus de investment grade, presiona a la baja el tipo de cambio. Para evitarlo, el Banco Central de Brasil debe emitir moneda, pero si aplica esta política corre el riesgo de acelerar la inflación. En lo que va del año el real se apreció más de 7 por ciento y ayer alcanzó la menor cotización en la historia para la divisa estadounidense en los últimos nueve años: 1,649 real por dólar. De esta manera, el país se enfrenta a un problema de competitividad.
¿Qué llevó a S&P a subir la nota a los brasileños? Un buen desempeño macroeconómico, la solidez de las instituciones entre las que destacan la independencia del Banco Central, mejoras en la transparencia de la política fiscal y su soberanía alimentaria son algunas de las razones que señalan los analistas para este cambio. Lisa Schineller, directora de S&P para la región, dijo que el upgrade refleja “la madurez de las instituciones brasileñas, así como del marco de las políticas, que se evidenció con la reducción de las cargas fiscal y de deuda externa, y con la mejor tendencia de perspectivas de crecimiento”. Para el presidente del Banco Central de Brasil, Henrique Meirelles, el grado de inversión es muy significativo en un contexto global de incertidumbre.
Se atribuye a BBB- el grado de inversión ya que muchos fondos de inversión tienen restringidas las transacciones con papeles cuya calificación esté por debajo de este nivel. Ahora, los operadores brasileños están a la espera de que una segunda empresa, Moody’s o Fitch, los posicione como investment grade. Con dos estrellitas en su haber los bonos del país vecino serían incluidos en el Indice Lehman, referencia de grandes fondos de inversión norteamericanos y otros inversores institucionales que manejan miles de millones de dólares.
Encontrarse por debajo de esa calificación significa mayores tasas al momento de colocar nueva deuda y también enfrentarse a un mercado menor que se presume más volátil. A partir de esta situación, discutir si Argentina debería o no buscar una calificación de investment grade es errar en el enfoque en un momento en el que el país no necesita atraer capitales.
De todas maneras, en la plaza local disfrutaron del derrame generado por la alegría brasileña. El Merval subió un 0,6 por ciento de la mano de las acciones de empresas brasileñas, en una tímida jornada donde la cautela no perdió el protagonismo. La estrella de la jornada fue Petrobras. El dólar se mantuvo estable (3,20 para la venta) y los bonos empiezan a recuperar el terreno perdido, respaldados por el aporte de liquidez proveniente de las entidades oficiales que salieron a comprar papeles nacionales a pedido de la presidenta Cristina Fernández. El Discount en pesos subió 3,8 por ciento y el Par finalizó 1,9 por ciento arriba, mientras que el cupón atado al PIB retrocedió 1,1 por ciento.
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