ECONOMíA
› OPINION
Default idiota
› Por Alfredo Zaiat
Un país que se alegra por incumplir los pagos de su deuda pública no merece recibir ayuda externa, se repite aquí y afuera. Tiene que ser castigado para que su ejemplo no se disperse a otros países de la región, se advierte, reprimenda asumida por el Gobierno como justa. Debe convertirse, en definitiva, en un paria del mundo civilizado, se lo castiga con desprecio, como se ocupan de decir diariamente Paul O`Neill, Anne Krueger & cía. El presidente elegido por la Asamblea Legislativa, Adolfo Rodríguez Saá, declarando formalmente que Argentina dejaba de pagar la deuda, con diputados y senadores de pie aplaudiendo, es el símbolo de un país “insignificante”, al decir del teutón Hans Tietmeyer. Ese domingo 23 de diciembre de 2001 el Congreso festejó el fracaso argentino, se insiste con sádica soberbia. Sin embargo, Argentina ha declarado el default más idiota que se pueda imaginar. Padece los inmensos costos de la cesación de pagos pero, en realidad, el incumplimiento se concentra solamente en el 40 por ciento del total de la deuda. El resto, si bien gran parte pesificado, se está pagando. Como sabiamente decía el negro Olmedo: “Si lo vamos hacer, vamos a hacerlo bien”.
En lo que va del año ya se ha desembolsado unos 5000 millones de dólares en pagos de la deuda pública, suma restada de las reservas, colocando a la economía argentina en una situación de mayor vulnerabilidad y de menor capacidad de negociación, como ha quedado demostrado. Durante los últimos años, la carga de intereses fue creciendo en forma acelerada hasta consumir poco más del 20 por ciento del Presupuesto. Con el default, muchos pueden pensar que la mochila de la deuda fue aligerada. Pero en la presentación del Presupuesto 2003 se revela que se han dispuesto unos 14.600 millones de pesos para hacer frente a los intereses de la deuda, monto que representa el 22 por ciento de los gastos totales.
De un stock de deuda de 141.200 millones de dólares, unos 84.500 se siguen pagando, se precisa en un detallado informe de la consultora M&S (Melconian-Santángelo), que no puede ser acusada de tener una posición antisistema. El default involucra a 56.700 millones de dólares, constituidos por bonos de la Fase II del canje, Letras pesificadas y deudas con proveedores. Así, con cesación de pagos o cumpliendo con la deuda, la política de seguir privilegiando el rubro pago de intereses en el Presupuesto define la continuación de un modelo regresivo en una cuestión, que no es menor hoy en Argentina, como la de la distribución de ingresos.