El Gobierno y las entidades del campo retomarán mañana las negociaciones para intentar destrabar el conflicto que motivó el lockout, mientras los productores aguardan a la vera de las rutas. El objetivo de los empresarios es que se modifique el sistema de retenciones móviles. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, le solicitó al secretario de Agricultura que analice alternativas para morigerar el impacto de la medida. Una opción es ponerle un techo a la movilidad cuando la retención llegue al 50 por ciento y otra alternativa es reducir la progresividad para que, por ejemplo, cuando la soja eventualmente supere los 600 dólares el Estado no se quede con el 95 por ciento de cada dólar adicional. Fuentes oficiales también informaron a Página/12 que hoy se publicará en el Boletín Oficial la resolución que fija las normas para otorgar los certificados de operaciones de exportación (ROE), lo que permitirá liberar los embarques de carne.

La implementación de las retenciones móviles fue el factor desencadenante que motivó la protesta de los productores rurales a mediados de marzo. No obstante, la mesa de diálogo que integran los ruralistas y el gobierno aún no trató formalmente el tema. Se anunciaron los reintegros y los subsidios al flete para pequeños productores, se firmó un preacuerdo por el trigo y se negoció otro entendimiento para garantizar el precio de 13 cortes populares de carne, pero la resolución 125 ideada por el ex ministro Martín Lousteau continúa sin modificaciones.

La intención oficial es avanzar con alguna de las modificaciones mencionadas más arriba. De hecho, cuando se decidió la salida de Lousteau se reconoció que el esquema presentaba fallas que podían generar desincentivos a la producción, pero como ya es costumbre la última palabra la tendrá el matrimonio presidencial. Los dirigentes del agro reconocen que su pretensión inicial, consistente en retrotraer la situación al 10 de marzo, ya no es viable, sobre todo desde que el Gobierno anunció el reintegro a los pequeños chacareros, pero todavía pujan por eliminar de plano el criterio de movilidad y fijar la alícuota en un porcentaje menor al actual.

Su argumento principal sigue siendo que muchos chacareros pierden plata debido al aumento de costos que tuvieron durante el último año, pero en Agricultura actualizaron la semana pasada los cálculos de rentabilidad de cara a la discusión que se viene y los resultados muestran que en cualquier explotación sojera del país ahora la ganancia es superior a la registrada antes de fin de año, aún contemplando el incremento en el precio de los alquileres y de los insumos que requiere el proceso productivo. Por eso sólo están dispuestos a conceder una corrección que no modifique la esencia del nuevo sistema.

Si prospera, por ejemplo, la propuesta de fijar un techo a la movilidad cuando la retención supere el 50 por ciento se estaría desarticulando uno de los principales argumentos que sirvieron para cuestionar la medida aunque, en los hechos, no habrá modificaciones concretas porque hasta ahora ha sido una discusión abstracta debido al valor actual de la soja. La ventaja de poner un techo de 50 por ciento a la retención vigente para la exportación recién será palpable en el bolsillo del chacarero cuando el precio de la oleaginosa supere los 610 dólares (ahora está apenas por encima de 450 dólares), pues con ese valor llegaría al 50 por ciento. Con el sistema actual el 95 por ciento de cada dólar adicional por encima de ese precio queda en manos del Estado y con la modificación pasaría al bolsillo del productor.