ECONOMíA › DIRIGENTES RURALES Y MANIFESTANTES SE METIERON EN LA MUNICIPALIDAD DE GUALEGUAYCHU PARA EXIGIR RESPUESTAS
El acto central de las corporaciones del campo en contra de las retenciones mostró un endurecimiento de la protesta. Un centenar de personas ingresó de prepo en la intendencia. Por lo bajo, se habla de problemas de gobernabilidad.
› Por Sebastián Premici
Desde Gualeguaychú
El tractorazo de Gualeguaychú finalizó –casi literalmente– dentro de la Municipalidad de la ciudad, toda una marca de que las protestas se están endureciendo. Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria, y Alfredo De Angeli, director de la filial de Entre Ríos, le llevaron al intendente, Juan José Bahillo, un petitorio para exigirle que tome posición frente al tema de las retenciones. El funcionario salió a recibirlos y cuando volvía a ingresar al edificio, acompañado por los dirigentes de FAA, se encontró con que un centenar de manifestantes entró con él en bandada al grito de “El campo, unido, jamás será vencido”. Finalmente, el funcionario firmó el petitorio y su compromiso con los chacareros.
–¿Coparon la Municipalidad? –le preguntó Página/12 a una mujer.
“La municipalidad es de todos, venimos a pedirle al intendente que no sea gallina”, respondió la chacarera de 41 años. Este fue un claro ejemplo de la presión que están ejerciendo las entidades del campo como forma de endurecer la protesta, más allá de los límites de las rutas. “Para un intendente, debe ser un poco incómodo tener tantas personas gritando en la puerta de su oficina”, resumió Buzzi a la salida del improvisado encuentro.
El lockout de los productores de Gualeguaychú tomó ayer otro color y otro escenario. Las tranquilas calles de la ciudad recibieron, desde temprano, la llegada de tractores y camionetas, muchas de ellas 4x4. Aproximadamente 300 vehículos en total, a lo largo de 35 cuadras. A esta extensa procesión se le sumaban también los aplausos, cánticos y gritos de aliento de las personas que no marchaban pero acompañaban desde las veredas y balcones. Y por supuesto, cada auto y tractor con su bandera celeste y blanca, a puro bocinazo. Hasta acá, la escena podría confundirse con la victoria de algún campeonato mundial de fútbol o la conmemoración de una fecha patria. Pero no, fue un recurso más dentro del nuevo lockout agropecuario.
Más allá del colorido, de las señoras paquetas, vestidas a la moda, y de los hombres de jean, camisa o chomba (poca bombacha gaucha y menos, manos callosas), los ánimos se van caldeando. “El campo somos todos, todos somos el campo”, gritaban algunos. “Si le pegan un grito a Gualeguaychú, van a aparecer 50.000 personas en la ruta”, comentó a este diario Marcelo, un empleado municipal, quien se pronunció a favor de la protesta, pero reconoció que los primeros cortes de ruta perjudicaron económicamente a la ciudad.
–¿Habrá desabastecimiento en esta oportunidad? –le pregunto este diario a Bernardo Colombato, ex presidente de la Sociedad Rural de Gualeguaychú.
–Imposible, los frigoríficos están hasta acá (es decir llenos) de mercadería, por eso no habrá desabastecimiento –respondió Colombato, dueño de 2500 hectáreas dedicadas actualmente a la ganadería.
–¿Por qué no se ve a los peones protestando?
–Los peones no están acá porque son bien asistidos. El empleado de campo es como si fuera de la familia –respondió.
Probablemente, los trabajadores rurales que están dentro de la informalidad –el 70 por ciento en toda la actividad agropecuaria– no opinen lo mismo, aunque De Angeli se haya encargado durante esta última semana de manifestar que hay más trabajo en negro dentro del Gobierno que en el campo.
La caravana de tractores, camionetas y personas de a pie llegó hasta la costanera, sobre el río Gualeguaychú, donde se congregaron alrededor de 3000 personas. Como un experto de los ritmos televisivos, y de la contundencia de las imágenes, Juan Ferrari, dirigente de la Federación Agraria, repartió al público unos simpáticos carteles para que lucieran bien ante las cámaras de televisión y los flashes. “Basta de Kaos”, “Reina y Zánganos sí. Chavistas no”, “Campo sí, mafia política no”.
Una de las cosas que están cuestionando, tanto los dirigentes como los mismos productores (quizás incentivados por los dichos de la dirigencia) es la situación de (in) gobernabilidad que este sector de la sociedad dice que se está viviendo. Lo que muchos afirman, casi como un calco de las palabras de la dirigencia, es que la Presidenta se desautoriza a sí misma cuando desautoriza a su jefe de Gabinete. “El paro (lockout) es granario. Pero cuando se sale a la ruta, puede pasar que también se frenen otras cosas (en relación a la carne y las cabezas de ganado). El Gobierno debería dar respuestas y no poner nerviosa a la gente. No es casualidad que haya tantos cortes por todo el país, es un dato que hay que tener en cuenta”, señaló Omar Barchetta, dirigente de la Federación Agraria.
Si bien De Angeli es el principal referente en Gualeguaychú, ayer todos esperaban las palabras de Buzzi. Un productor se acercó al dirigente antes de que comenzara el acto y le dijo: “Habría que dejarlos sin campaña por un año, a ver qué pasa, como en Bolivia”. A lo que Buzzi le respondió: “A Evo hay que mirarlo, es un caso a imitar”.
–¿Hubo algún acercamiento con el Gobierno? –le preguntó Página/12.
–Cero. Si el Gobierno convoca, discutiremos. Pero tendrá que ser en estas condiciones (en estado de lockout). No me gusta que me usen.
–¿Quiénes lo usan?
–Los pooles de siembra que están agitando este conflicto. Hay que separar la paja del trigo.
–¿Pero los grandes pooles están con la Sociedad Rural, entidad que forma parte de la Mesa de Enlace?
–Es verdad, también hay diferencias al interior de las cuatro entidades, reconoció Buzzi.
Gualeguaychú es tierra de De Angeli, y Buzzi lo sabe. Por eso, no bien arrancó el acto se encargó de decir que “el melli” es uno más, quizás el rostro más mediático, pero que representa a muchos como él. Dejando bien establecidas las jerarquías al interior de la entidad que conduce, Buzzi les habló a los 3000 productores presentes. “En tiempos de justicialismo unificado, Néstor Kirchner (silbidos), no se crea que por ser el presidente del partido (justicialista) puede ser el presidente de la nación”. Sin decirlo con todas las letras, de alguna manera el nuevo discurso de la Mesa de Enlace apunta contra la gobernabilidad del país y hace hincapié en la idea del “doble comando” del Poder Ejecutivo, algo que también fogonean varios dirigentes rurales en voz baja.
Ahora que el diálogo entre el Gobierno y las entidades parece cortado, las pretensiones del campo van in crescendo. Durante el primer lockout, pedían que las retenciones volvieran a la situación del 11 de marzo. Pero ayer Buzzi reclamó que bajen hasta un 20 por ciento. A medida que pasan los días, los pedidos al Gobierno, como los métodos de la protesta, cambian y aumentan en intensidad. Probablemente así lo haya vivido el intendente de Gualeguaychú, Bahillo, cuando escuchó que venían a verlo y a entregarle un petitorio más de 500 personas.
En Buenos Aires, si más de cien personas entrasen a la Legislatura para exigir una respuesta del jefe de Gobierno, no pocos estarían hablando de “un copamiento violento”. Sin llegar a esos extremos en Gualeguaychú, la presión estuvo, exigiéndole al funcionario que se pusiera del lado –de los intereses– del campo. Su respuesta llegará la semana que viene. Habrá que ver cómo sigue la historia.
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