Mar 13.05.2008

ECONOMíA  › COMPLETAN LA NACIONALIZACIóN DE SIDOR, QUE AHORA SERá “SOCIALISTA”

Techint, socio de la revolución

Con reproches a los obreros por no haber resistido la privatización en los ’90 y promesas de conformar un gran complejo siderometalúrgico a partir de Sidor, Hugo Chávez promulgó la nacionalización y el nuevo convenio colectivo de trabajo.

Frente a cientos de trabajadores de Sidor, a quienes no dejó de reprender por no haber resistido por más tiempo a la privatización, el presidente venezolano, Hugo Chávez, firmó el nuevo convenio colectivo de trabajo y la promulgación de la ley que sella su nacionalización. Fue en Matanzas, estado de Bolívar, junto a los hornos de la siderúrgica que pertenecía al grupo Techint y que fuera nacionalizada por decreto el último 30 de abril, luego de un conflicto laboral de 15 meses que actuó como detonante de una relación ya dañada entre empresa privada y gobierno. Relación que no está herida de muerte. Continuarán con la comisión de transición que se hará cargo de la empresa en las negociaciones sobre la indemnización que el Estado le pagará al grupo ítalo-argentino para que transfiera parte de sus acciones –40 por ciento– y mantenga un 20 por ciento como socio minoritario. Una nueva empresa que Chávez declaró “socialista y, desde ahora, perteneciente al pueblo”.

“Ya he firmado la ley que traspasa al Estado venezolano a Sidor, después de 10 años de neoliberalismo; ahora la siderúrgica socialista se llamará Alfredo Maneiro. Esta gran empresa hoy la recuperamos para los trabajadores”, dijo Chávez. Maneiro, fallecido en 1982, fue un dirigente izquierdista que acompañó a Chávez.

El equipo de transición estará integrado por varios ministros. Rodolfo Sanz, de Industrias Básicas y Minería, ocupará la presidencia (el vice será elegido por los obreros). Los titulares de Trabajo e Industrias Ligeras formarán parte de la comisión que garantice la transición de un modelo de gestión a otro.

La Ley de Nacionalización promulgada ayer asegura la estabilidad laboral en la empresa y busca organizar a todo el sector siderúrgico, desde las minas hasta las fábricas de acero y sus derivados. El presidente de Ferrominera Orinoco, Radwan Sabbagh, empresa estatal que provee entre siete y ocho millones de toneladas de mineral de hierro por año a Sidor a precio subsidiado, denunció que “los dueños privados de Sidor desmantelaron equipos y eliminaron la fabricación de varios productos metálicos, los cuales pasaron a ser importados para el mercado nacional”.

Sidor, la mayor siderúrgica de la región, fue privatizada en 1997, dos años antes de la llegada de Chávez al gobierno. Fue adjudicada al grupo Amazonia, integrado por Ternium (86 por ciento) y Siderar (14 por ciento), ambas controladas por Techint, que pagó 1200 millones por el control del 60 por ciento del paquete accionario. El Estado venezolano conservó el 20 por ciento y una porción similar quedó en manos de empleados y jubilados de Sidor. Ahora, a partir de la Ley de Nacionalización, se apunta a invertir las participaciones del Estado y Amazonia, si el grupo privado acepta seguir en la firma.

Para dotar de recursos a la planta, Chávez anunció la creación de la Corporación Siderúrgica Venezolana, que asociará a Sidor con Petróleos de Venezuela (Pdvsa). La petrolera aportará recursos que Sidor reintegrará con productos de acero (tubos) utilizados en la operación de pozos y demás instalaciones. El presidente venezolano agregó que también construirán empresas para elaborar equipos eléctricos y autopartes a partir de insumos de acero provistos por Sidor.

“Cada uno tiene su culpa, cada uno que se dé su golpecito en el pecho”, remarcó Chávez al señalar la falta de pelea en la planta durante la década del ’90 para resistir la privatización. “Se dejaron emborrachar en vez de plantarse en batalla; muy pocos lo hicieron, porque la mayoría se entregó rapidito, así que asumamos nuestras culpas porque eso nunca más debe ocurrir”, advirtió.

Chávez también convocó a los trabajadores a dejar de lado “viejos vicios del viejo sindicalismo”, a las que calificó de “actitudes contrarrevolucionarias”. Se refería a las demandas de incorporación inmediata de trabajadores tercerizados. “El que venga a pedir que yo firme la incorporación de cinco o diez mil trabajadores es un insensato; que no salgan manipuladores entre ustedes porque yo mismo los denunciaré. La incorporación plena de los tercerizados será progresiva en algunos casos y, en otros, serán contratados por otras siderúrgicas que el gobierno tiene previsto crear”, anunció.

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