El Banco Central Europeo decidió elevar nuevamente la tasa de interés de la eurozona y la llevó a 4,25 por ciento, el mayor nivel desde fines de agosto de 2001. La inflación en la región impulsó a que la entidad monetaria a incrementar el costo del dinero, con el objetivo de enfriar las expectativas sobre los precios. De todos modos, el titular de la entidad, Jean-Claude Trichet, aseguró que el movimiento no responde a una “serie de aumentos”. A pesar de su mayor atractivo, por esta medida, el euro cedió terreno frente al dólar, mientras que la Bolsa neoyorquina no tuvo tiempo de responder debido a que finalizó su sesión al mediodía, minutos antes de conocerse la baja, por el feriado en Estados Unidos.

El BCE incrementó en un cuarto de punto la tasa de interés rectora hasta niveles de hace siete años y a 25 puntos básicos de su máximo histórico. “La política monetaria del banco contribuirá a lograr nuestro objetivo de estabilizar los precios”, dijo Trichet. Estas declaraciones fueron leídas por el mercado como una señal de que no habrá aumentos adicionales inmediatos. La medida fue decidida en forma unánime por todo el directorio de la entidad, en momentos en que la inflación de la eurozona alcanzó un record de 4 por ciento interanual, conducido por el precio de los combustibles y alimentos.

Fuera de la zona de influencia del euro, Dinamarca y Suecia aumentaron también sus tasas en un cuarto de punto, a 4,6 y 4,5 por ciento respectivamente. “En realidad, sube la tasas porque tiene una inflación mucho más alta de la que se esperaba. En caso contrario, hubiera aguantado a los niveles actuales. Lo cierto es que no creo que suba más allá de ese nivel”, dijo a PáginaI12 Mariana Diehl, analista de mercados internacionales de Puente. Respecto de la preocupación de que la economía europea se enfríe, Trichet afirmó que “los fundamentos están sanos”.

El presidente del BCE descartó también que se esté ingresando en una zona de estanflación (estancamiento e inflación). No obstante, admitió que la perspectiva de crecimiento del banco está sujeta a una alta incertidumbre debido “a los muy altos niveles de precios de las materias primas”, en particular el petróleo, que alcanzó el jueves un nuevo record a más de 146 dólares el barril”.

Los esfuerzos del BCE comienzan a requerir de apoyo de la Reserva Federal (banca central estadounidense), debido a que de continuar el alto spread en las tasas de ambas entidades se produce un traspaso de fondos hacia el euro, jugando en contra de la estrategia antiinflacionaria de Trichet. Actualmente la tasa rectora de la Fed se encuentra en 2 por ciento. En ese contexto, los inversores se ven tentados a endeudarse a tasas bajas (oferta de dólares) y colocarse en altas (demanda de euros) llevando a que siga la presión sobre la cotización de la divisa europea.

La situación se complica aún más con el efecto en la debilidad del dólar y la consecuente suba en los commodities, que suelen estar medidos en esa moneda. “La economía estadounidense está débil, eso es una realidad, pero la diferencia de tasas está llevando al petróleo y a las commodities por las nubes. Encima no vemos que la Fed comience con la suba de tasas hasta el próximo año, luego de las elecciones presidenciales en ese país”, agregó Diehl.

El alza en la tasa no logró conformar al mercado que esperaba un ajuste más agresivo y el euro cayó a su nivel más bajo en tres semanas. La disconformidad pasó porque Trichet pareció cerrar la puerta a nuevas subas, mientras se descuenta que, tarde o temprano, la Fed eleve las suyas. El euro cayó 1,2 por ciento frente al dólar. También se depreció contra la libra esterlina. La Bolsa neoyorquina no pudo ni reaccionar. Luego de una jornada reducida, previa al feriado del Día de la Independencia en los Estados Unidos, los principales indicadores de Wall Street cerraron con resultados dispares. La baja de tasas se anunció minutos después del cierre. Hoy no opera, con lo cual habrá que esperar al lunes para ver la reacción de ese mercado frente a la medida del BCE.