ECONOMíA › EL BARRIL CERRO CERCA DE LOS 146 DOLARES
› Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
Con el precio del barril en la cima histórica de los 145 dólares, la clausura ayer del XIX Congreso Internacional del Petróleo que comenzó en Madrid el pasado lunes no pudo haber sido más oscura. Protagonizada por los grandes del sector, compañías petroleras, países exportadores y especialistas coincidieron en señalar a la especulación como culpable de los altos precios. También se permitieron criticar a Estados Unidos por no abrir al mercado de inversiones internacionales su territorio. El crecimiento de la demanda en los países emergentes fue considerado como parte del problema, aunque la mayoría reconocieron que no tienen idea de por qué el crudo se ha disparado el último año.
Con un ojo puesto en las cotizaciones internacionales, cerca de 3000 delegados, entre los que se encontraban 30 ministros de países productores y consumidores, instituciones internacionales y empresas petroleras, debatieron durante esta semana sin llegar a un acuerdo acerca del motivo del alza desmesurada de los combustibles. Los dardos de mayor envergadura, sin embargo, los disparó el secretario general de la OPEP, el libio Abdalla Salem El Badri, al afirmar que “muchos se están haciendo ricos con el mito de que falta petróleo”. “No hay ningún problema de oferta”, fustigó y acusó al dólar débil, a las tensiones geopolíticas y sobre todo “a la especulación” que se apoderó del mercado luego de que la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos impulsara a los inversores financieros a buscar en las materias primas ganancias fáciles. El Badri se animó incluso a tocar un tema tabú, al señalar que habría más oferta y bajarían los precios si Estados Unidos dejara de poner restricciones a la entrada de capitales extranjeros en su propio territorio.
Mientras la respuesta de americanos y europeos no se hacía esperar, señalando que es la OPEP la que debe aumentar la producción para frenar la escalada, una sensación aún más preocupante se extendía en el encuentro: el mercado está fuera de control y nadie tiene las claves para explicar su comportamiento. Muchos de los presentes en Madrid recuerdan los años en los que el mercado del crudo era un club reservado con capacidad de influir sobre los precios. Todo cambió a partir de 2000, cuando el gobierno norteamericano, a instancias de la entonces poderosa Enron, cambió las reglas del juego en el sensible mercado de futuros con la llamada Commodity Futures Modernization Act.
Gracias a esta reforma, el organismo encargado de controlar el mercado, la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), dejó de tener bajo la lupa gran parte del negocio, al permitir que los contratos entre privados, también conocidos como Over the Counter (OTC), quedaran fuera de su estricta supervisión. Estos acuerdos entre particulares son la base de la especulación petrolera, ya que pueden ser negociados sin salir al mercado y sin informar de ellos a ningún organismo supervisor. Hasta antes de la reforma, por cada barril de petróleo real que se negociaba en el mercado se calculaba que había entre 6 y 10 “de papel” negociados en el mercado a futuro. Hoy nadie tiene ni idea de cuántos son, porque no hay ningún registro de estas operaciones. Por si fuera poco, en enero de 2006 la administración Bush le dio otro espaldarazo a la especulación al permitir al principal operador del mercado, el Intercontinental Exchange (ICE), operar con futuros en la plaza londinense. De este modo los especuladores que rehúyen de los excesivos controles que existen en el Nymex de Nueva York pueden negociar petróleo estadounidense en el ICE Futures de Londres, donde las normas son más laxas. En dos años los contratos de futuro pasaron de 1,7 a 9,0 billones de dólares.
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