Mar 22.07.2008

ECONOMíA  › CARLOS CHEPPI, EL PROBABLE NUEVO TITULAR DE AGRICULTURA, Y SUS DICHOS EN EL SENADO

Palabra de técnico, definiciones de política

El todavía titular del INTA visitó en ese carácter la Cámara alta y tuvo definiciones polémicas. Falsos pequeños productores, alta rentabilidad y falta de cuidado del suelo, sentencias que pusieron en alerta a las entidades.

Aunque no fue confirmada su designación, se suman voces que dan a Carlos Cheppi, presidente del INTA, como sucesor, al frente de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, de Javier de Urquiza. El Gobierno nacional no lo confirma ni lo desmiente, pero deja correr, mientras fuentes cercanas lo dan por seguro. En base a sus dichos durante su paso por el Senado, el jueves 10 de julio, frente a las comisiones de Presupuesto y Agricultura, representantes del sector tomaron distancia o directamente cuestionaron su probable nombramiento. Cheppi condenó y refutó la definición de “pequeño productor” que aplican las entidades y descalificó las quejas de quienes afirmaban que se iban a “fundir” por las retenciones móviles. “Se está discutiendo rentabilidad, no es que estemos perdiendo plata; acá nadie está perdiendo plata”, planteó Cheppi hace menos de tres semanas. Aquel día, disconforme con los dichos del titular del INTA, el dirigente de segunda línea de Federación Agraria Alfredo De Angeli buscó descalificarlo: “El INTA en manos de Cheppi es como el Indec en manos de (Guillermo) Moreno”, dijo del ahora expectante funcionario.

“Me parece que hay un poco de confusión respecto de quién es un pequeño productor y quién no”, dijo el probable secretario de Agricultura en el Senado, poniendo el dedo en la llaga. “El INTA históricamente trabajó para medianos productores, hay que decirlo, y en el mejor de los casos adaptando la tecnología para los más pequeños. Y me refiero a los pequeños pequeños, a aquellos productores del NOA y NEA (Noroeste y Noreste) que tienen entre 3 y 5 hectáreas. O entre 10 y 15 en Misiones, e incluso algunos con sólo una en la región pampeana, que los hay, que están en general alrededor de los pueblos y las ciudades del interior. Este sector ronda los 150 mil productores en el país.”

A diferencia de su antecesor, Cheppi contaría en el cargo con la experiencia de haber desarrollado un ejercicio de negociación con las provincias y municipios, para planificar tareas y definir las prioridades. “Todo el INTA tiene 47 estaciones experimentales, 19 centros y más de 350 agencias de extensión, que se venían cerrando hasta el año 2003” por recortes de presupuesto, relató.

Pero la definición de pequeño productor no es la única definición que diferencia la política agropecuaria que defiende Cheppi de la de libre mercado que postulan las entidades rurales dominantes. El cuidado del suelo es otra de sus prioridades. En la misma sesión de la Cámara Alta, señalaba: “En octubre del año pasado, le propusimos a la Secretaría de Agricultura trabajar sobre lo que podría llamarse los techos productivos que Argentina podría tener para el año 2015. Nos planteamos este trabajo con el objetivo de alcanzar el máximo posible de producción que pudiésemos tener, pero en un contexto de sustentabilidad ambiental y de equidad social. ¿Por qué digo esto? Porque en los ‘90 tuvimos un altísimo crecimiento de producción, pero no fue hecho en términos muy sustentables y sí con mucha inequidad social. Argentina puede llegar al año 2015 con 148 millones de toneladas, sustentables y con equidad social, contra los 97 millones que se están produciendo ahora y no son sustentables. ¿Por qué se puede y se debe hacer esto? Porque está pensado en un sistema donde debemos incorporar muy fuertemente la rotación del cultivo”.

Profundizando en el tema, ofreció un dato. “Tomando información de la zona que constituye el núcleo sojero más importante, que es Casilda (provincia de Santa Fe) y un millón de hectáreas a su alrededor, más del 65 por ciento del área sembrada prácticamente no se fertiliza (...). Menos del 10 por ciento en esa área hace una adecuada rotación de cultivo y fertiliza, aunque no al nivel que debería. El balance sigue siendo negativo en nutrientes, a pesar de que se fertiliza. Si el mismo análisis lo llevamos al NOA, con el avance de la sojización en esa región, el ‘90 por ciento está haciendo soja sobre soja (sin rotación). Hay sólo un 10 por ciento de maíz. Con la deforestación que se hizo nos hemos arrimado, en muchos casos, a zonas realmente muy comprometidas.”

Cheppi dio su interpretación acerca de por qué, pese a la elevada rentabilidad, no se fertiliza ni se rota los cultivos como se debe. “Acá hay una renta de doble piso. Está la renta del propietario de la tierra, que hoy cobra en las mejores zonas 600 dólares por hectárea, y la renta del que produce, que quiere ganar 300 pesos, 100 dólares, por hectárea. La Argentina es, quizás, el único país del mundo que tiene este sistema de producción, donde en promedio nacional el 60 por ciento se hace por arrendamiento. Y en esa zona de Casilda llega al 80 por ciento. Ningún otro país del mundo supera el 30. Entonces, ¿qué hago? Como el arrendamiento es tan caro, dejo de fertilizar. Total, la pampa húmeda todavía aguanta, tiene carbono y nutrientes que podemos seguir extrayendo sin reponer. Pierdo un poco de rendimiento pero ahorro costos. Se habla mucho del aumento del glifosato. Juntos, fertilizantes y agroquímicos no superan el 20 por ciento del costo total. Y el 35 o 40 por ciento es arrendamiento. Entonces, contra eso hay que hacer algo. No sé si la ley de arrendamiento va a alcanzar sola, pero algo hay que hacer. Y el Estado es el que debe intervenir en este proceso.”

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