ECONOMíA › OPINIóN
› Por Alberto J. Lapolla, Ana T. Lorenzo, Marcelo Arbit, siguen las firmas. *
Con dolor comunicamos al conjunto de nuestros compañeros de Proyecto Sur que así no seguimos. En agosto de 2007 contribuimos a crear este espacio como un intento de reconstrucción democrática y plural del campo nacional, popular, antiimperialista y latinoamericanista. Al inicio de la crisis agropecuaria, incidimos positivamente en una posición correcta de Proyecto Sur en el tema que, entre otras anteriores, se plasmó en la declaración consensuada del 17 de mayo. En ella se denunciaba al salvaje lockout agrario, a las grandes empresas exportadoras multinacionales, a los pools de siembra y sus arrendatarios, a los grandes terratenientes nativos y extranjeros. Se criticaba el proceso de sojización, la concentración de la propiedad, el trabajo en negro de los peones, la pérdida de chacareros y de productores pequeños. Se advertían los intentos desestabilizadores, tanto externos como internos, y se recordaba el nefasto papel cumplido por la SRA y CRA en todas las dictaduras. Hacíamos explícito también la necesidad de debatir democráticamente un Plan Nacional Agropecuario. Sin embargo, continuando el conflicto, la “mesa nacional” de Proyecto Sur, negando decisiones de varios distritos en contra del lockout y la desestabilización, se negó reiteradamente a aceptar que había en marcha un fuerte proceso de desestabilización política y de condicionamiento económico motorizado alrededor del conflicto desatado por la oligarquía terrateniente y sus socios, acompañados esta vez por las clases medias rurales y urbanas, los medios de comunicación, los partidos de la izquierda colonial y los políticos de derecha. (Ver solicitadas en PáginaI 12 del 25-06 y 16-07-08 y artículos en PáginaI12 del 12-07 y del 25-7-08.) Esto objetivamente colocaba a Proyecto Sur en una complicidad con el bloque reaccionario.
Fue imposible convencerlos de participar o apoyar, desde una posición independiente, alguna de las marchas donde convergimos los sectores populares en respaldo del gobierno legítimo contra el golpismo y los privilegios de los de siempre. A esos actos concurrimos espontáneamente muchos compañeros de Proyecto Sur, guiados por nuestra conciencia. Lo hicimos diferenciándonos, por supuesto, porque no somos kirchneristas; pero muchos de nosotros, cuando defendimos a Raúl Alfonsín en Semana Santa tampoco éramos alfonsinistas; pero entendíamos –al igual que ahora– que se trataba del destino de la nación y del respeto a la voluntad popular.
Si Proyecto Sur se hubiera posicionado en una actitud de respaldo al Gobierno, sin ocultar críticas ni diferencias, se hubiera llenado de prestigio, habría mostrado grandeza patriótica y habría ganado el respeto de la militancia e, incluso, de la izquierda kirchnerista. Sólo se necesitaba claridad de análisis, generosidad y amor a la patria y al pueblo. En lugar de ello, Proyecto Sur eligió criticar acerbamente al Gobierno –ignorando todas las concesiones realizadas por éste a la Federación Agraria–, desconocer el lockout y el desabastecimiento y colocarse en la vereda de enfrente. Peor aún: quienes invitamos en forma personal y colectiva a participar de las manifestaciones, pero sin utilizar el nombre de Proyecto Sur, fuimos duramente cuestionados por la “mesa nacional”.
¿Cómo es posible que, cuando en la nación se desata un lockout patronal de cuatro meses, con todos los medios de comunicación del poder económico transmitiendo en cadena, con acciones simultáneas de desestabilización en Bolivia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, no se vea la mano del Imperio detrás? ¿O se cree que Thomas Shannon vino cinco veces a la Argentina, que Luciano Miguens viajó a los Estados Unidos, o que Duhalde se entrevistó con Uribe con fines de intercambio cultural? ¿Acaso la puesta en movimiento de la Cuarta Flota Imperial se destinará para fines turísticos? ¿No era atendible la razón desestabilizadora, cuando el propio comandante Hugo Chávez señalaba que “lo que está ocurriendo en Argentina es lo mismo que ha pasado en Venezuela, cuando se produjo el golpe de Estado”? ¿Es que Chávez miente o está siendo operado? ¿O se cree que la SRA, CRA y Carbap, integradas por funcionarios de todas las dictaduras, cómplices directos y beneficiarios del genocidio, sólo defienden los “intereses del campo”? ¿Cómo no se advierte que este nuevo y poderoso bloque está ahora posibilitado de condicionar cualquier medida, por tibia que sea, que afecte esos intereses?
La culminación de este proceso de abandono de las posturas iniciales de Proyecto Sur se produjo mediante el voto vergonzoso de Claudio Lozano, el único diputado nacional electo en nuestra representación. Votó en contra del proyecto de retenciones móviles y diferenciales, al que había apoyado en marzo cuando no incluía ninguna de las mejoras que la Federación Agraria reclamó. Mejoras obtenidas y que premiaban a los pequeños y medianos terratenientes pampeanos. Lozano intentó justificar su voto negativo con argumentos absurdos. Si las retenciones se cobran mal o se evaden, la solución no es eliminar las retenciones garantizando de esa manera la gigantesca ganancia del complejo oligárquico-sojero, sino corregirlas y hacer eficiente su cobranza.
La correcta denuncia de negociados era perfectamente compatible con un voto afirmativo hacia el único proyecto de retenciones móviles que estaba en discusión. Resulta inconcebible que se afirme que, “como el kirchnerismo no aceptó nuestro proyecto votamos en contra”, confirmando el refrán tradicional respecto de que lo mejor es enemigo de lo bueno. Urquía, Reutemann, Romero y demás sojeros deben estar felices con el nuevo compañero de ruta.
Finalmente en su nombre Lozano terminó perjudicando a los pequeños y medianos productores sojeros a quienes decía defender que ahora no dispondrán de ninguna compensación. Lozano completó su lamentable rol a favor del bloque reaccionario asesorando a los senadores fueguinos para que cambiaran su voto, ayudando así a la SRA, a Duhalde, Bergoglio, Nosiglia, Macri, Menem, Reutemann, Romero, Barrionuevo, Carrió y Cobos, a voltear el proyecto oficial, consumando una parte del golpe destituyente. Por ello, resulta insólita la defensa a ultranza de ese voto que realiza hoy la “conducción” de Proyecto Sur. Su lamentable papel colocó a nuestra incipiente fuerza al lado de los sectores más reaccionarios del país. Cuando la situación política se polariza de tal manera, no hay lugar para neutralidad o medias tintas.
De esta manera, no seguimos en Proyecto Sur, pero ninguno de nosotros se retira a su casa a meditar. Por el contrario, nuestro compromiso militante y político con la causa del pueblo y de la patria es más alto que nunca, como lo hemos demostrado en estos días de profundo ataque de la derecha, donde por todos los medios a nuestro alcance hemos trabajado en función de denunciar los planes golpistas, de movilizar y de ayudar a la unidad de las fuerzas populares. La situación del país es grave, la derecha ha conseguido su más importante victoria después del gran triunfo popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 e irá por más. De allí que creemos necesario construir colectiva, democrática y pluralmente el espacio que Proyecto Sur se negó a realizar.
Los campos han quedado nítidos. De un lado, están la derecha y sus lacayos. Del otro lado, se encuentra un conglomerado enorme de grupos y organizaciones, cuya mayor debilidad es la falta de unidad y organización. Queremos ayudar a concretar un poderoso movimiento social, cultural, político, transformador que alumbre una nueva etapa del movimiento de liberación nacional y social del pueblo argentino. Movimiento que se debe basar en la actualización de las banderas históricas del pueblo argentino: una patria justa, libre y soberana con una profunda democracia participativa y una fuerte distribución de la riqueza que elimine el hambre, la indigencia y la pobreza de nuestro suelo, recuperando para el Estado nacional las palancas principales de la economía, nuestros recursos naturales y estratégicos. Llamamos a los compañeros y compañeras de Proyecto Sur y de otras organizaciones populares que compartan estos anhelos a construir una herramienta representativa, plural, de unidad en la diversidad para continuar la gran patriada.
* Ignacio Nacho Ivancich, Fanny Martín, Jorge Paolini, Gabriel Rubinstein, Oscar Oriolo, Angel Aloatti, Nicolás Codesido, Juliana González, Guillermo Gómez, Compañeros Para la Liberación, 19 y 20 de diciembre en Proyecto Sur, siguen las firmas.
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