ECONOMíA › SUSPENDEN LOS PAGOS DE COMBUSTIBLES CON TARJETA
Las petroleras dejaron de aceptar los plásticos en la red propia, mientras que las estaciones de servicio independientes cobrarán un plus por la venta a plazo.
› Por Cristian Carrillo
A partir del mes próximo, el que quiera cargar combustible con tarjeta de crédito tendrá que pagar un plus. Mientras las principales petroleras del país disponen la suspensión de los plásticos para la comercialización en las redes propias, las estaciones de servicio independientes avanzan en la implementación de un sistema de financiamiento hasta tres meses, pero con un costo adicional. Las expendedoras de “bandera blanca” se quejan por no poder afrontar las comisiones que las emisoras de las tarjetas les cobran por sus ventas –actualmente de uno por ciento–, por eso buscan repartir el costo.
Durante los últimos días, las dos principales petroleras que operan en el país, YPF y Petrobras, se sumaron al rechazo de este tipo de pago. Las pioneras fueron las estaciones independientes, pero actualmente dos tercios de las expendedoras propias de YPF, que opera Oppesa, no aceptan los plásticos, mientras que su principal competidora en el mercado anunció que las suspenderá definitivamente a partir del mes que viene en sus concesionadas.
Frente a este panorama, las bocas de expendio nucleadas en la Federación de Empresarios de Combustibles (Fecra) reflotan una vieja iniciativa para seguir vendiendo a crédito. Se trata de un sistema de cuotas hasta en tres veces. “Hace tiempo que lo teníamos en mente, había que ultimar ciertos detalles con algunos bancos, pero va a estar listo para el mes que viene”, anticipó a PáginaI12 la presidenta de la entidad, Rosario Sica.
Si bien Sica prefirió no brindar detalles, este diario tuvo acceso a un plan piloto de la Federación que sirvió de base para la actual iniciativa. El programa permite al usuario comprar “cualquier tipo de combustible” hasta en “tres cuotas”, con tarjeta. La diferencia, además de la cantidad de pagos, está en que no será “sin interés”. Para los que decidan este tipo de operación habrá un costo asociado (una tasa), que aún no fue determinado. Bajo este esquema, las emisoras se comprometen a reintegrar a las estaciones el pago en 48 horas. Otro tema a estudiar es si ese adicional es “coparticipable”, es decir, si las estaciones reciben el precio de contado (sin la comisión y en dos días) o se reparten el interés con las tarjetas. La prueba piloto no prosperó en su momento y sin embargo aseguran que todo “estará listo en los próximos días”.
De esta manera, las estaciones chicas evitan la “bicicleta” en las ventas a crédito. “Las tarjetas nos cobran el 1,5 por ciento más IVA y encima nos pagan a 25 días. Con los actuales márgenes de utilidad, cualquier costo adicional se hace inviable”, explicó Manuel García, titular de la Asociación de Estaciones de Servicios Independientes (AESI). Según indicó, las estaciones independientes tienen una rentabilidad de 7 por ciento, unos 16 centavos por litro, mientras que suelen despachar por mes un promedio de 200.000 litros.
Junto al eterno reclamo por un mayor margen de utilidad, los surtidores de bandera blanca apuntan a la falta de abastecimiento. “Responde a maniobras especulativas que llevan a cabo las propias petroleras para destinar más de su producción a la exportación”, denunció García. La suspensión de las tarjetas se suma entonces a la implementación de cupos para el abastecimiento de los combustibles que, en muchos casos, sólo llega a las estaciones de su propia red, ubicadas generalmente en las zonas de mayor tránsito urbano. “En el conurbano y en los barrios estamos nosotras”, agregó el presidente de las independientes.
La justificación de las compañías petroleras también es una “rentabilidad negativa”. Sin embargo, las quejas contrastan con los resultados obtenidos por las petroleras durante el primer semestre del año. Según el relevamiento realizado por la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, YPF obtuvo una ganancia neta de 2254 millones de pesos, mientras que la petrolera brasileña ganó 589 millones. “Son las mismas petroleras que en los ’90 vendían la nafta más cara del mundo y no pedían precios internacionales para sus productos”, señaló García. El directivo recordó que, en ese momento, el precio del barril de crudo oscilaba en los 20 dólares, contra los 120 actuales.
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