ECONOMíA › ULTIMATUM Y NUEVAS MARCHAS
› Por David Cufré
La Mesa de Enlace está envalentonada. Los máximos dirigentes de las corporaciones agropecuarias lanzaron ayer algo así como un ultimátum al Gobierno para que atienda sus demandas, bajo la amenaza de una nueva etapa de lockout y movilizaciones. Fue en Olavarría, durante una “asamblea nacional ganadera”, convocada por Carbap, con la presencia de Luciano Miguens, Eduardo Buzzi, Mario Llambías, Carlos Garetto y Alfredo De Angeli. Estuvieron acompañados por buena parte del arco opositor que votó en contra de las retenciones móviles. Se vio a Chiche Duhalde, a dirigentes de PRO, diputados identificados con Margarita Stolbizer, aliada de Elisa Carrió, y a otros que responden a Rodríguez Saá. Los ruralistas dijeron que “el tiempo se agota” y anunciaron que planean una movilización al Congreso para los primeros días de septiembre, con el objetivo de “ir a buscar las leyes que faltan”. “En este país hay expertas en vacas, pero por qué carajo no hacen políticas para el país”, dispararon contra la figura de la presidenta Cristina Fernández. También revelaron que aspiran a aumentar su representación parlamentaria hasta conseguir una “mayoría automática”. Fue un virtual lanzamiento del partido rural.
Buzzi, presidente de Federación Agraria, fue el más claro en la advertencia de que se avecina otro lockout. “El ambiente es de ‘vamos por más’. El paro agropecuario llegará como recurso extremo porque el Gobierno no supo resolver los problemas” del sector. El dirigente repitió una de sus frases más polémicas de los últimos meses, lanzada por primera vez en el acto del 25 de mayo en Rosario. Ayer insistió en que los Kirchner son un “obstáculo” para crear “políticas virtuosas” que permitan generar “riqueza y empleo” desde la producción agropecuaria. “Quieren instalar la idea de que con el voto de (Julio) Cobos el 17 de julio los problemas del campo se terminaron, pero no es así”, afirmó.
Miguens, su par de Sociedad Rural, esbozó las razones de tanto enojo ruralista, en una etapa histórica de alta rentabilidad. “Son muchos los temas que quedan por resolver. Las respuestas son insuficientes”, enfatizó. El dirigente cuestionó la supuesta demora en la ayuda oficial para los afectados por la sequía, “la falta de un futuro para la lechería, el cierre de las exportaciones lácteas y la complicada situación de los ganaderos, afectados por el cierre de los envíos al exterior y la liquidación de vientres”.
Al igual que en el caso de las retenciones móviles, los dirigentes rurales prefieren no hablar de números ni rentabilidades. Su planteo, básicamente, es que el Gobierno cambie la política hacia el sector, para permitir que ganaderos, lecheros, productores de trigo, maíz y demás granos puedan exportar a mansalva, embolsando las fabulosas ganancias que arrojan los precios internacionales de los alimentos en esta coyuntura. Lo que no explican es el impacto que tendría esa estrategia al interior del mercado local: disparada de precios, encarecimiento de la canasta de pobreza e indigencia y aumento de la desigualdad social.
Nada de eso se trasluce en los discursos. Las consignas son siempre vagas, pero amenazantes. Buzzi, quien en otros tiempos militaba en el Frenapo, para luchar contra la pobreza, dijo casi a los gritos que “el campo irá a buscar al Congreso las leyes que hagan falta”. Y anticipó que será “desde los primeros días de septiembre”. “Es necesario que el Gobierno entienda, acepte y abandone los resentimientos, que deje de ningunear y chicanear”. “Los instrumentos (que reclaman las entidades ruralistas) se van a parir en el Congreso, y a ese lugar vamos a ir a buscar las leyes que hagan falta”, repitió.
Llambías, titular de CRA, tuvo otro exabrupto, muy festejado por los presentes. “En este país hay expertas en vacas... pero por qué carajo no hace políticas para el país, que nos saquen de este pantano”, reclamó. En julio, la Presidenta había dicho en Merlo que se había convertido en “una experta” en temas rurales. “Puedo darles clases de vaca, de trigo, de soja. Les puedo asegurar que jamás soñé en convertirme en una especialista, pero realmente me interesa”, indicó en aquel momento. Llambías es el mismo dirigente que cuando convocó al acto en el Monumento a los Españoles dijo que se juntaban allí y que enfrente tendrían al zoológico.
De Angeli reveló la intención de los ruralistas. Dijo que “el campo debe tener una mayoría automática” en el Congreso, al hablar sobre la “necesidad” de que los productores ingresen a la arena política. Fue, al mismo tiempo, casi un anticipo de que él mismo competirá por una banca. “El año que viene es importantísimo, es el año de las elecciones legislativas. Tenemos un cuerpo que nos tiene que representar a nosotros, que es el Congreso, y tenemos que tener una mayoría automática multipartidaria”, planteó. La idea de que el Congreso responda a libro cerrado a los deseos de los ruralistas contrasta con el pedido que hacía antes el sector de que el Gobierno abriera su iniciativa de retenciones móviles para introducir cambios.
Buzzi también se expresó como un dirigente político, más que de la gremial ruralista. “En el país hay un tipo de cambio retrasado. No me voy a meter en la interna de la Unión Industrial, pero el tipo de cambio está retrasado y encima las tasas de interés están altas”, manifestó. Luego criticó “el modelo que tenemos hoy” y lo comparó con “el ciclo virtuoso que hubo en el país entre 2002 y 2004”. En esa época, sin embargo, protestaba contra las retenciones y advertía que hundirían la producción rural. Finalmente, opinó que “el último ministro de Economía que hubo en la Argentina fue Roberto Lavagna, porque después sólo hubo gerentes”. También estuvieron entre el público los piqueteros Juan Carlos Alderete y Raúl Castells.
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