La Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) estimó que este año el crecimiento del PIB argentino será del 7 por ciento. Para 2009, el organismo de Naciones Unidas proyecta un aumento del producto del 5 por ciento. El menor avance en el nivel de actividad se extenderá a todos los países de la región, que, de todas formas, completarán su sexto año consecutivo de crecimiento. Los datos se dieron a conocer en Santiago de Chile, en la presentación del 60º Estudio Económico de América latina y el Caribe, el informe anual que prepara el organismo todos los años.

El documento tiene un capítulo dedicado a cada país que describe la situación macroeconómica con un lenguaje que intenta ser neutro, todo un desafío en el caso argentino frente a la situación de las estadísticas públicas, principal insumo del informe. Según el organismo, en 2007 se prolongó la fase de “expansión acelerada” que experimenta el país desde la salida de la crisis. Esta situación se reflejó en una continuada disminución del desempleo, superávit fiscal y externo, mejora en los términos de intercambio, reducción en el porcentaje de deuda sobre el PIB y un nuevo crecimiento en la inversión.

La Cepal presenta el prolongado conflicto en el Indec como “un contexto de debate sobre la metodología y la precisión de las mediciones del IPC que fueron materia de controversia pública”. Para hablar de los aumentos de precios –sin criticar la situación, ni utilizar a las consultoras–, el estudio recurre al desagregado de los datos del IPC-GBA, a los otros relevamientos de precios como el mayorista y a los IPC de Mendoza y San Luis. Abriendo los datos del índice, el organismo evidencia el amplio rango en el que oscilaron los precios, con alzas superiores al 20 por ciento, hasta deflaciones nominales del 10 por ciento.

Con respecto a los números de inflación de las provincias sostiene que “mediciones análogas en otras zonas del país revelaron un aumento apreciablemente superior, lo que pareció concordar con las actitudes y expectativas de segmentos significativos de la opinión pública”. A su vez, señala que el Gobierno no quiso utilizar medidas de “contención de la demanda para influir en los precios”, recurriendo a otras herramientas como las retenciones, subsidios y acuerdos con empresas.

Los efectos sobre la distribución del ingreso de las mejoras en el precio de los commodities “generaron una controversia de creciente intensidad sobre el tratamiento fiscal y regulatorio de las actividades vinculadas con la exportación agropecuaria”, señala el organismo de la ONU. El documento también advierte los efectos negativos en el sistema financiero de la incertidumbre generada por el conflicto: reducción en el tipo de cambio nominal, movimiento en las tasas, baja en las reservas y la salida de depósitos.

La presentación de la nueva secretaria ejecutiva, la bióloga mexicana Alicia Bárcena, estimó un crecimiento para América latina de 4,7 por ciento este año y 4 por ciento el próximo. De todas formas, Bárcena advierte que si bien los países que integran el estudio están mejor preparados para enfrentar escenarios de turbulencia –superavitarios, con menos deuda, cuentas públicas más ordenadas– hay factores, como la desaceleración del crecimiento global y la inflación, que generan preocupación.