Mié 09.10.2002

ECONOMíA

La exportación va por todo y más

No les alcanza con un dólar caro. Ayer le reclamaron a Lavagna la eliminación de controles cambiarios y de las retenciones.

El presidente de la Cámara de Exportadores, Enrique Mantilla, reclamó al ministro de Economía, Roberto Lavagna, la eliminación de las retenciones y los controles cambiarios, así como el desarrollo de instrumentos financieros para el sector. Lavagna respondió con un llamado a la paciencia, pues “las retenciones, y lo mismo vale para los controles de cambio, son un instrumento de emergencia para una situación de emergencia”.
Mantilla pidió al Gobierno la instrumentación de una “política explícita” que elimine las “restricciones a las exportaciones y promueva su financiamiento”. “La reactivación económica depende de las exportaciones”, afirmó el dirigente. Sin embargo, a pesar del fuerte superávit de este año, las ventas al exterior alcanzarán, de acuerdo a cifras de consultoras privadas, apenas al 14 por ciento del producto, lo que en términos de la evolución de la demanda agregada jamás podría alcanzar para reactivar la alicaída economía local. Pero Mantilla no está solo en la promoción del viejo mito de la “salida exportadora”. Desde sus albores, el actual gobierno se encargó de cultivarlo prolijamente. A nueve meses del inicio de la devaluación, la predicción resultó equivocada. Y si existió algún desarrollo vinculado a la nueva situación cambiaria, fue el vinculado a nichos de sustitución de importaciones.
“En la nueva macroeconomía del default, o exportamos al nivel que aspiramos vivir o viviremos al nivel de lo que exportamos. Esa es la decisión” que debe tomarse, sentenció Mantilla. “La exportación es una salida para incluir a todos, fortifica la demanda creando empleo y hasta a nuestros acreedores les conviene”, afirmó. Además, “por cada puesto de trabajo directo que produce la exportación, se generan otros cuatro indirectos”. Sin embargo, esto no se condice con los datos de la realidad. Argentina exporta mayoritariamente productos de escaso valor agregado, por lo general provenientes de sectores capital intensivos, como los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario y, por lo tanto, con baja demanda de mano de obra.
En realidad, los argumentos del dirigente apuntaban hacia la justificación de los reclamos sectoriales. Por ello propuso “repensar el modelo actual de control de cambios” y avanzar en el “desarrollo de depósitos en dólares” y en la “eliminación de las retenciones”. En consonancia con estas propuestas, Mantilla se lamentó porque el presupuesto nacional para 2003 calcule una recaudación por retenciones de 12.118 millones de pesos, “un 20 por ciento mayor que la de ganancias”.
Lejos de aprovechar la ocasión para recordar a los exportadores las asimetrías existentes entre los precios declarados que surgen de las estadísticas del Indec y los precios internacionales de los productos exportados que surgen de algunas páginas de Internet –lo que de acuerdo a las estimaciones más optimistas de consultoras independientes implican una subfacturación de las ventas al exterior por más de 1000 millones de dólares (sólo para la primera mitad del año)–, el ministro Lavagna se mostró conciliador y sugirió que en el futuro el gravamen podría ser modificado. Estas declaraciones le valieron los calurosos aplausos de los asistentes al seminario inaugurado ayer.
No obstante, el ministro también optó por dar algunos argumentos económicos para justificar las retenciones, aunque sin hablar de la justicia distributiva que, en plena crisis, supone gravar al sector más beneficiado por la devaluación. Para Lavagna, “las retenciones a las exportaciones en esta emergencia no sólo cumplen un papel fiscal, que ayuda a la salida de la crisis, sino que cumplen el rol de escindir los precios internos de los internacionales en mercados de bienes esenciales, evitando un deterioro social aún mayor”.
Según el titular del Palacio de Hacienda, también “evitan la baja de precios a la exportación, transfiriendo hacia el exterior parte del valor, y al mismo tiempo sirven para crear algún estímulo a prestar atención a la productividad, que es la base de un comercio sustentable”. Seguidamenteinsistió en que “esto no significa que las retenciones a las exportaciones deban ser un instrumento permanente. Ideologismos aparte, son nada más que un instrumento de emergencia y para la emergencia”.
Además, recordó que el gobierno de Eduardo Duhalde redujo las retenciones de un número importante de productos con impacto sobre las economías regionales y que tomó medidas tendientes a modificar el sistema de pagos de las retenciones para empresas con volúmenes de menos de 20 millones de dólares. Entre esas medidas figura la que lleva a coincidir el momento de pago de las retenciones con el momento de cobro de las mismas. Por último, Lavagna adelantó que “hay además en estudio para algunos sectores, para algunos productos y para algunos tamaños de empresas”, la posibilidad de mecanismo de compensación automática de pagos de retenciones con créditos por devolución de IVA.

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