ECONOMíA › LA MONEDA BRASILEñA SE DEVALUó 3,2 POR CIENTO. PREOCUPACIóN DE INDUSTRIALES ARGENTINOS POR PéRDIDA DE COMPETITIVIDAD
La cotización de la divisa llegó a 2,39 reales, mientras aquí se mantuvo en 3,34 pesos. Presión de la Unión Industrial para que el Gobierno devalúe y mantenga una amplia ventaja cambiaria con el socio del Mercosur. El Central rechaza movimientos bruscos.
› Por Cristian Carrillo
La brecha entre el peso y el real se achicó ayer nuevamente. Mientras el dólar operó sin cambios a 3,34 pesos y con escasa intervención oficial, en el país vecino la moneda perdió 3,2 por ciento frente a la divisa estadounidense y cerró en 2,39 reales. Los industriales salieron otra vez a manifestar su preocupación por la pérdida de competitividad que implica la devaluación brasileña. En la city no prevén un cambio de estrategia oficial para acompañar el retroceso del real, aunque arriesgan que puede haber mínimos ajustes para que el spread (diferencia entre puntas) se reduzca. Los especialistas reconocen también que se diluyó la demanda privada, tanto mayorista como del público, y apuntan al poder de fuego del Central para asegurar la estabilidad del sistema. La Bolsa porteña operó sin sobresaltos y finalizó con otra caída. Esta vez perdió 2,1 por ciento.
La crisis internacional, y la consecuente salida de capitales de países emergentes, sigue complicando la situación de la región. Hasta el mes pasado, la fuga de dólares en el país reprodujo una nueva ola especulativa hacia el billete verde, que llegó a tocar los 3,40 pesos en el segmento formal. Sin embargo, el muro de contención que introdujo la Comisión Nacional de Valores para las operaciones de compra y venta de títulos para sacar dinero al exterior parece haber logrado detener la corrida.
En Brasil, en cambio, donde el mercado bursátil es más grande y complejo, las acciones para evitar una maniobra contra la moneda local son difíciles de instrumentar. De hecho, ahora la administración Lula da Silva impulsa una amnistía para alentar la repatriación de unos 70.000 millones de dólares que se encuentran en el exterior (ver aparte). Pero el real tuvo ayer su segundo revés consecutivo, arrastrado por la salida de capitales, en tanto el Banco Central de Brasil intervino en la plaza con operaciones de swaps (préstamos interbancarios de corto plazo) aunque sin éxito. Tras tocar los 2,41 reales, el dólar finalizó a 2,39. En las últimas dos ruedas el real se depreció más de 5 por ciento y en lo que va del año acumula un retroceso de 26 por ciento.
La caída del real no perturbó la estrategia del titular del BCRA, Martín Redrado. Sin hacer demasiado caso a las constantes demandas de los industriales, movió sus piezas con extrema prudencia y su intervención fue casi imperceptible. Además, la demanda privada de empresas para pagar obligaciones puntuales equilibró la oferta de los exportadores sin necesidad de que se presente el organismo. Por su parte, el ingreso de los fondos de las AFJP en el mercado sigue sin aparecer.
El organismo procuró suavizar las oscilaciones de la jornada. Finalmente la divisa estadounidense avanzó medio centavo en el segmento mayorista, a 3,327 pesos, lejos de la devaluación de 3,5 por ciento del real y de 2 por ciento del peso chileno. “Más que la caída de actividad de Brasil, lo que nos impacta es la diferencia en el tipo de cambio”, insistió el titular de la Unión Industrial Argentina, Juan Carlos Lascurain (ver página 5).
En las principales agencias y casas de cambio del microcentro porteño el dólar permaneció sin alteraciones, a 3,34 pesos para la venta. El volumen total operado en la plaza cambiaria ascendió a 351 millones de dólares (menos de la mitad del promedio), mientras que las reservas internacionales en poder del Central se incrementaron 23 millones de dólares, para ubicarse en 45.930 millones.
El gerente general del Central, Hernán Lacunza, afirmó que la Argentina ahorró en la fase alta del ciclo económico y acumuló reservas que en la actualidad representan el 17 por ciento del PIB y le permiten al país disponer de un “colchón” para enfrentar la crisis mundial. Las declaraciones del funcionario contrastan con algunos estudios que dan cuenta de una salida de capitales de magnitud similar a la que se vivió previo al default de 2001. “Es una situación muy distinta: por las reservas que se tienen en este momento, porque no hay tal salida de depósitos y el país no es el mismo”, aseguró a PáginaI12 Carlos Lizer, de la consultora Puente Hnos.
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