ECONOMíA › PRONóSTICO DE EXPORTACIONES
› Por Cledis Candelaresi
Las exportaciones argentinas podrían retroceder este año de modo importante, por la combinación de menores precios internacionales y menos volúmenes disponibles para vender. Los cereales, en particular el trigo, ocupan un lugar destacado en esta mala performance, con una caída en cantidad respecto del año pasado que podría llegar al 70 por ciento, proyecciones que podrían alterarse para peor según las derivaciones del nuevo conflicto con los productores del campo. Una suerte similar correrán los derivados del petróleo, otro rubro de importancia en la matriz exportadora local, en la que los commodities son los protagonistas. Sólo la contrapartida de las menores importaciones por la esbozada recesión garantiza la supervivencia del superávit comercial.
Las proyecciones corresponden a un trabajo preliminar de la consultora Ecosul y están en línea con otras estimaciones privadas. Durante el 2009, el total de exportaciones argentinas alcanzaría 57 mil millones de dólares, 13 mil millones menos que el año anterior. Esto implica un retroceso del 22 por ciento. La falta de inversiones en la industria y la escasa competitividad de los bienes locales para disputar mercados cada más esquivos desde que se desató la crisis internacional generan una dificultad adicional para superar este de- salentador panorama.
En aquel esquema, las ventas de oleaginosas caerán un 20 por ciento, menos que los cereales. A 360 dólares promedio la tonelada, apostar a la soja hoy parece menos riesgoso que hacerlo por el trigo: durante este año, habrá dos millones menos de toneladas disponibles para embarcar, por el efecto combinado de la sequía y la desconfianza que genera en los sembradores la intervención de los molinos en la cadena y el peligro de recibir, finalmente, un valor inferior al “de equilibrio”.
Los precios de los commodities agropecuarios no son malos según sus niveles históricos y exportar puede generar a priori una renta importante. Claro que según todo indica en el 2009 estarán bastante lejos de los extraordinarios picos que alcanzaron el año pasado, cuando el conflicto del campo con el Gobierno generó la paradójica situación de que se exportó menos cuando se podía ganar más. Valga de ejemplo el dato de que en abril pasado, los precios en conjunto de todas las exportaciones argentinas estuvieron un 37 por ciento por encima de los registrados en el mismo mes del año anterior. Pero los despachos tras la frontera en el mismo mes cayeron un 2 por ciento.
Sumando la carne bovina, las oleaginosas y los cereales representan el 45 por ciento del menú exportador argentino, de ahí la relevancia de todo lo que ocurra en estos rubros. Le siguen el petrolero y el automotriz, con suerte también esquiva para el año en curso. Las ventas de coches vienen derrapando, en gran medida atadas a la caída de la demanda en Brasil, principal destino de los automóviles producidos en la plaza local: los precios permanecerán estables, pero las exportaciones caerán un 30 por ciento.
Los hidrocarburos y sus derivados retrocederán un 20 por ciento en cantidad, mientras que sus precios caerán un 50. Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, se registrará en el mundo la primera merma importante de volumen comercializado desde los ’80. Y el valor promedio del barril de petróleo se ubicará entre los 45 y 47 dólares, lejos de los 85 promedio del 2008.
Este cuadro descripto por el economista Raúl Ochoa de Ecosul está hermanado con los vaticinios que hace Acebeb.com, la consultora del ex secretario de Industria Dante Sica, respecto de lo que ocurrirá con el comercio con Brasil. Las ventas al principal socio del Mercosur y destino clave de los bienes exportables locales caerán un 10 por ciento, mientras que las importaciones lo harán un 4, fundamentalmente por las menores compras de autos. Así, el desbalance a favor de esa nación irá creciendo hasta acumular a fin de año un déficit para la Argentina de 4900 millones de dólares.
Al pobre desempeño de las ventas externas se contrapone de algún modo el de la merma en las importaciones, que también retrocederían en un monto estimado en 9000 millones de dólares. Esta mala noticia, que se explica básicamente por un menor nivel de actividad en la industria y por un mayor cuidado en las decisiones de consumo del sector ABC1, finalmente explica que la Argentina siga teniendo una balanza comercial positiva a pesar del derrape de sus exportaciones.
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