El dólar subió ayer otro centavo. Pese a que el ajuste del tipo de cambio está siendo continuo en las últimas semanas, ese ritmo no logra contentar a industriales ni a empresarios del campo. Estos sectores productivos reclaman una mayor devaluación, sin importar el costo que generaría en la actividad y en los precios. Los productores agropecuarios, que se encuentran en plena negociación con el Gobierno, y los popes fabriles insisten en “apurarse” para llegar a un tipo de cambio superior a cuatro pesos por dólar. Ayer finalizó en agencias de cambio y bancos a un promedio de 3,66 pesos. En el segmento mayorista, las intervenciones oficiales mantuvieron bajo control la cotización.

Sin demasiadas consideraciones, más allá de sus bolsillos, salieron otra vez los empresarios para presionar por un peso más devaluado. Escudados en la crisis financiera internacional, el proteccionismo en que incurrió la mayoría de los países, la corrida devaluacionista de la región y el menor ritmo de ventas, buscan conservar así sus márgenes de ganancia. El parámetro para sus pedidos vuelve a ser la economía brasileña. La alternativa que esgrimen a la devaluación nominal del peso es la posibilidad de contar con mayores beneficios impositivos, agilizar los reintegros a las exportaciones y, particularmente desde el campo, que se eliminen las retenciones.

El titular de la Unión Industrial, Juan Carlos Lascurain, reclamó por un tipo de cambio más alto. El directivo lo dijo tras reunirse en Tucumán con empresarios locales y de la provincia de Salta, nucleados en la Federación Económica. Pidió entonces “medidas macroeconómicas, como una adecuación del tipo de cambio real competitivo”. “Porque nuestra producción perdió competitividad de exportación por las devaluaciones de algunos socios comerciales de la Argentina”, justificó el empresario en referencia a la abrupta suba del dólar en Brasil.

“El Banco Central está llevando adelante una política administrada en ese tema, pero tenemos que estar muy atentos”, alertó Lascurain. El organismo monetario encaró en las últimas semanas una estrategia de apreciación gradual del dólar en línea con el alza generalizada de la divisa estadounidense frente a las principales monedas de los socios comerciales del país. La cotización del real brasileño y el precio internacional de la soja son los que determinan el sendero en la plaza cambiaria local. Mientras, desde el organismo descartan cualquier movimiento cambiario brusco y reiteran su intención de ir acompañando la tendencia de la región.

El esquema empresarial es el siguiente: reclaman una devaluación más intensa, al tiempo que defienden cierto congelamiento “temporal” de los salarios. Traducido: ajuste en el ingreso de los trabajadores para aumentar aún más la tasa de ganancia. La entidad que conduce Lascurain manifestó en más de una oportunidad su desacuerdo con que se abra en estos momentos una nueva instancia de negociación para elevar el nivel de ingreso de los trabajadores. El vicepresidente de la UIA, Osvaldo Rial, afirmó que los empresarios no quieren “sueldos asiáticos sino sueldos europeos” para los trabajadores argentinos, pero consideró que antes que centrarse en la discusión es preciso ver “cómo se vuelve a un sendero de crecimiento”.

Sin embargo, los gremios advierten que, si se convalida una fuerte devaluación del peso, habrá un incremento en el costo de vida. “No digo que lo saquemos de agenda ni que no toquemos los salarios, pero hoy tenemos que discutir cómo despegamos de esta crisis”, insistió Rial. “Si se devalúa pero detrás viene un ajuste de precios se termina con un saldo negativo”, explicó a Página/12 el analista de Abeceb.com, Mariano Lamothe.