ECONOMíA › LA TERCERA AUTOMOTRIZ DE ESTADOS UNIDOS CAYó EN BANCARROTA, PERO SEGUIRá EN ACTIVIDAD
Agobiado por sus deudas y ante la inflexibilidad de sus acreedores, uno de los Tres Grandes de Detroit debió pedir la quiebra con continuidad. Se alió al grupo Fiat y espera recomponer su situación en 60 días. Las ventas de autos derrapan en Estados Unidos.
Luego de que Chrysler, la tercera automotriz en importancia de los Estados Unidos, presentara la quiebra, el resto de las terminales anunciaron significativas pérdidas en sus resultados operativos, lo que hace presagiar que no estará sola en el camino de reestructuración. Una vez vencido el plazo, anteayer, para que Chrysler presentara su plan de reorganización, el presidente estadounidense Barack Obama tuvo que admitir que a pesar del auxilio de la italiana Fiat no logró salvar a la constructora de vehículos de la bancarrota. La compañía se amparó en el capítulo once de la ley de quiebras y prevé salir de la cesación de pagos “con continuidad” en treinta o sesenta días. El mandatario culpó del fracaso a un “pequeño grupo de especuladores”. Por su parte, el retroceso de la demanda de automóviles volvió a castigar en abril al conjunto de los fabricantes.
El jueves de esta semana, Chrysler –junto con Ford y General Motors son considerados los Tres Grandes de Detroit– fue forzada a declararse en quiebra por un reducido grupo de acreedores. Algunos proveedores de la automotriz decidieron dejar de suministrar componentes, lo que obligó al cierre inmediato de varias plantas de la terminal y la suspensión de forma temporal de centenares de trabajadores. Obama responsabilizó a ese reducido grupo de acreedores de Chrysler de provocar la quiebra al negarse a aceptar la oferta realizada por el gobierno para canjear la deuda. “Nadie debería confundirse sobre lo que el proceso de quiebra significa. Esto no es una muestra de debilidad sino un paso más en el camino, claramente marcado, de recuperación de Chrysler”, agregó Obama.
La Casa Blanca identificó a 46 bancos y fondos de inversión a los que la automotriz debe 6900 millones de dólares. Estos rechazaron la oferta del Departamento del Tesoro de canjear esa deuda por unos 2250 millones de dólares en efectivo. Eso desencadenó la declaración de quiebra.
La alianza con Fiat no impidió la bancarrota, pero le permitirá salir de la suspensión de pagos en los próximos dos meses. El mandatario estadounidense aseguró que el proceso “será rápido”. Chrysler presentó la solicitud ante el Tribunal de Quiebras del distrito meridional de Nueva York y una moción ante el juez para solicitar la rápida aprobación de la alianza con Fiat y la venta de sus activos principales a la nueva compañía. La firma aseguró que en 30 o 60 días debería surgir una nueva empresa “más concentrada”, que probablemente mantendrá el mismo nombre. El acuerdo con Fiat permitirá a Chrysler el uso “de toda su propiedad intelectual” a cambio del 20 por ciento del capital de la nueva compañía.
Por su parte, el mensaje de la Casa Blanca de comprar vehículos estadounidenses repetido anteayer por Obama parece estar surtiendo efecto. En abril las pérdidas de ventas de General Motors y Ford fueron considerablemente inferiores a las de Toyota, en contraste con la tendencia de los últimos años. Mientras que la demanda de vehículos de GM retrocedió un 33,7 por ciento y la de Ford un 31,6 por ciento, la compañía japonesa Toyota, el primer fabricante a nivel mundial de automóviles, perdió casi un 42 por ciento.
Sin embargo, lo más alentador para el sector fue que los dos fabricantes estadounidenses mostraran un incremento en la comercialización en comparación con los números de marzo. General Motors, que vendió 173.007 unidades el mes pasado frente a los 260.922 del mismo período del año anterior, dijo que en comparación con las ventas de marzo la demanda de sus vehículos aumentó un 11 por ciento. Ford, el único de los Tres Grandes de Detroit que no ha tenido que solicitar ayudas públicas para seguir operando y que vendió 134.401 vehículos en abril, aseguró que por sexta vez en los pasados siete meses su cuota de ventas a particulares creció.
Las ventas de la alemana Daimler, separada de Chrysler, cayeron 30,7 por ciento respecto del mismo período de 2008 hasta 15.910 vehículos. Los despachos de su modelo Smart se desplomaron a casi la mitad, en un 49,9 por ciento a 1345 unidades. En tanto, la comercialización de Mercedes-Benz retrocedió 28,1 por ciento, a 14.565 unidades.
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