Mar 16.06.2009

ECONOMíA  › PRONóSTICOS MODERADAMENTE ALENTADORES PARA ESTADOS UNIDOS RECIéN PARA 2010

Creerle o no al Fondo es la cuestión

Los datos de la evolución de la mayor economía del mundo no son muy alentadores. Pero el FMI augura un horizonte de recuperación, aunque con un 2009 de recesión y suba del desempleo. Recomienda seguir ayudando a los bancos.

El Fondo Monetario volvió a pronosticar luz al final del túnel, aunque se encargó también de aclarar que el túnel es largo y el final está, todavía, lejos. El organismo multilateral que conduce Dominique Strauss-Kahn sostiene que la economía estadounidense logrará su tan esperada recuperación recién a partir del segundo semestre del próximo año. Por otro lado, el Fondo previó que el Producto norteamericano se contraerá 2,5 por ciento este año, tres décimas de punto por debajo del pronóstico publicado en el informe anterior, y estimó que la tasa de desempleo alcanzará un máximo de 10 por ciento. Para la mayor economía del mundo, reponerse de la crisis muestra un escenario adverso debido a la fuerte salida de capitales que evidenció la balanza de capitales. En abril volvió a verificarse una sangría de ese tipo frente a la decisión de los inversores chinos de reducir su cartera en bonos del Tesoro por primera vez en once meses.

Los datos de actividad que se publican periódicamente continúan siendo poco alentadores. Pero los pronósticos parecen más sombríos y las recetas, sumamente contradictorias. El Fondo difundió ayer un informe con las conclusiones de su revisión anual para la economía estadounidense. La entidad revisó al alza sus proyecciones de crecimiento para este año y para el próximo. Es así que espera que la contracción sea de 2,5 por ciento este año y no de 2,8 como había pronosticado el mes pasado. Para el período siguiente, el FMI previó un ligero repunte de 0,75 por ciento, algo mejor al cero pronosticado anteriormente.

“La fuerte caída de la actividad económica se ha detenido, pero existen muchos interrogantes que requieren de la vigilancia de las autoridades”, dijo el número dos del Fondo Monetario, John Lipsky. Entre los principales riesgos que sobrevuelan en los discursos de los responsables de la política económica de la administración Obama se encuentra, en el centro de la discusión, la inflación. En este punto existe fuerte disenso, ya que mientras unos advierten sobre el peligro de deflación a partir de una baja en los valores de los bienes inmobiliarios, otros resaltan el riesgo inflacionario que implica seguir volcando recursos públicos al sistema para apuntalar la economía. Los primeros, entre los que se cuentan varios técnicos del FMI, señalan que una caída adicional del precio de la vivienda podría combinarse con un repunte en las ejecuciones hipotecarias y un aumento adicional en el desempleo.

Otro argumento, en cambio, se basa en la presión alcista sobre las tasas de interés ante la preocupación sobre la sostenibilidad fiscal de Estados Unidos. El FMI proyecta que el rojo de las cuentas públicas en el lapso 2009-2011 se ubique “en promedio” en 9 por ciento del Producto y que la deuda pública prácticamente se duplique, hasta el 75 por ciento del PIB. Sobre este punto, la entidad recomendó optar por medidas como la de ampliar la base de tributación, reduciendo el margen de deducción de los intereses de la deuda empresarial y las hipotecas.

Uno de los economistas que se refirió a los riesgos de inflación fue Arthur Laffer, un teórico en la relación entre nivel de impuestos, tasa de actividad y recaudación fiscal. La opinión de Laffer fue cuestionada ayer por el Premio Nobel, Paul Krugman, quien reiteró que no es momento de detener los esfuerzos de reactivación. Krugman argumentó que la emisión no es inflacionaria si los circuitos crediticios no funcionan y los bancos se quedan con esos dólares como reservas, lo que se denomina “trampa de liquidez”.

Los cruces dejan en evidencia que aún no se sabe cuál será el impacto de las agresivas intervenciones que el gobierno estadounidense llevó a cabo para reducir las repercusiones de la crisis en el sector real. De todos modos, el Fondo –que no se destaca por lo acertado de sus proyecciones– también hizo referencia a estos puntos. Según el texto, el índice de precios al consumo en Estados Unidos disminuirá en 2009 un 0,5 por ciento y aumentará un 1 por ciento el año entrante. También señaló que la tasa de desempleo podría rozar un máximo del 10 por ciento.

En definitiva, la suerte de la economía estadounidense se encuentra atada a la posibilidad de seguir volcando recursos públicos al sistema. De hecho, el documento del Fondo considera de “prioridad inmediata” que la administración Obama fortalezca la capitalización de los bancos y continúe vigilando la salud del sector financiero.

En abril, la cuenta capital estadounidense se deterioró fuertemente otra vez, luego de que los inversores chinos redujeran su cartera en bonos del Tesoro por primera vez en once meses, complicando el financiamiento de Washington. Cifras publicadas ayer por el departamento del Tesoro advierten de una fuga de 53.200 millones de dólares. En lo que va de este año, sólo hubo un saldo positivo en marzo, de 25 mil millones de dólares, mientras que enero había arrojado un rojo 144 mil millones.

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