ECONOMíA › LAS CáMARAS PATRONALES FRENTE AL NUEVO ESCENARIO
› Por Cledis Candelaresi
“Lo deseable en este escenario es que haya un nuevo ministro de Economía y un jefe de Gabinete fuertes”, se animó a sugerir ayer un encumbrado empresario, de los pocos que accedieron a hablar sobre el panorama postelectoral. Minutos después de esta declaración, la Presidenta negaba en conferencia de prensa que fuera a haber un recambio integral en su gabinete, defraudando una vez más las expectativas patronales. Considerando las tensiones que el Gobierno tuvo con la tribuna empresaria, podría considerarse que la desfavorable performance electoral del oficialismo podría animar a los hombres de empresa. Estos, sin embargo, parecen ganados por la incertidumbre.
“Lo que nos preocupa ahora es la gobernabilidad. ¿Podrán tomarse medidas con apoyo parlamentario de ahora en más, entre ellas la creación por ley del Consejo Económico y Social?”, se preguntaba ayer un constructor. Su sector ha sido uno de los más favorecidos por las políticas instrumentadas desde el 2003 y, sin embargo, ahora teme porque se demoren hasta la ejecución de las obras públicas ya contratadas. Una duda de este tipo fundará en todos los rubros una decisión que es rutina en vísperas electorales: retrasar las inversiones hasta que se tenga en claro hasta dónde llega el poder del Gobierno.
“Seguramente cambiará el tono y el trato con las concesionarias. Pero difícilmente haya cambios inmediatos en la gestión”, especulaba ayer el directivo de una energética, que en las últimas semanas fue contrariada con una decisión del Gobierno. En rigor, desde las propias privatizadas saben que la idea de un posible embate estatizante desde la Casa Rosada después de las elecciones respondió más a los “fuegos de artificios” disparados desde la oposición que a un riesgo real en caso del triunfo que no fue.
Nadie mejor que los hombres de empresa saben que las reestatizaciones kirchneristas fueron el resultado de pésimas gestiones de operadores privados, que querían irse del negocio y terminaron forzando al Estado a hacerse cargo de los despojos de las empresas concesionadas, y no a ninguna vocación estatizante cultivada desde el poder. Es cierto que no obstante algunas privatizadas sienten los pasos de Julio De Vido muy próximos a sus talones y descuentan que eso no va a cambiar de modo contundente aunque haya una nueva conformación parlamentaria a partir de diciembre. Menos si atienden a las declaraciones de Francisco de Narváez hacia el final de campaña, apoyando un eventual renacionalización de las distribuidoras eléctricas y gasíferas.
La junta directiva de la Unión Industrial Argentina analizará hoy el nuevo escenario político económico, como previsiblemente haría el Grupo de los Siete en el próximo encuentro que aún no tiene fecha. En esos cónclaves los hombres de empresa verán qué margen hay para fortalecer el lobby a favor de algunas medidas que le interesan o en contra de aquellas que puedan despuntar en la Rosada y no les convenga.
Pero las preocupaciones empresarias siguen siendo las de siempre. Entre ellas, cómo laudará el Gobierno en los previsibles conflictos con el sector gremial “si la situación económica sigue deteriorándose”. Si seguirá apurando ajustes de tarifas en sectores regulados para pagar menos subsidios o si Guillermo Moreno se avendrá a convalidar aumentos de precios en sectores industriales como los que habría permitido para los productores de alimentos.
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