ECONOMíA › LA CONTINUIDAD DEL SECRETARIO DE COMERCIO INTERIOR PERMANECE EN DUDA
Hasta el ministro de Planificación, Julio De Vido, su principal aliado en el Gobierno, tuvo que desmentir ayer que le haya pedido la renuncia. Algunos otros funcionarios han vuelto a presionar para forzar su salida.
› Por Fernando Krakowiak
Estuvieron varias veces a punto de “velarlo” políticamente, pero siempre se las ingenió para sobrevivir. Su principal activo fue, y sigue siendo, el respaldo presidencial. Sin embargo, la reciente derrota electoral del kirchnerismo lo dejó en la cuerda floja. Por estos días, su salida es una prenda de cambio en la negociación que se está llevando adelante dentro del peronismo para generar consensos mínimos que permitan gobernar sin grandes sobresaltos los próximos dos años. Algunos funcionarios también han vuelto a presionar para forzar su renuncia argumentando que es un escollo insalvable para la gestión. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, lo sabe y por eso el viernes pasado ensayó una despedida ante un grupo de empresarios de la industria de la carne con los que se reúne habitualmente.
Hasta el ministro de Planificación, Julio De Vido, su principal aliado dentro del Gobierno, manifestó la semana pasada en reuniones con algunos funcionarios cercanos que, según su visión, el ciclo de Moreno estaba cumplido. Esa información corrió como un reguero de pólvora e incluso se fue exagerando en el boca a boca, a punto tal que ayer el ministro tuvo que salir a negar públicamente que haya pedido la renuncia de Moreno junto a la de otros secretarios. “Ante versiones disparatadas y malintencionadas, me veo en la obligación de desmentir taxativamente que le haya solicitado la renuncia a funcionario alguno o bien que haya promovido su designación, dado que esa facultad es competencia exclusiva de la señora Presidenta de la Nación”, sostuvo. Luego fue más explícito aún y remarcó que “es incorrecto y malicioso decir que haya pedido la renuncia de Guillermo Moreno a la Secretaría de Comercio Interior”.
Efectivamente, sólo De Vido y la Presidenta saben lo que hablan en privado y obviamente la última decisión siempre la tiene Cristina Fernández de Kirchner, pero el número de personas se amplía al momento de chequear lo que De Vido opina sobre otros hombres del Gobierno y dos fuentes coincidieron ante Página/12 en que el ministro aseguró en los últimos días que no tenía demasiado sentido seguir manteniendo a Moreno.
Otro de los funcionarios que la semana pasada pidió indirectamente su desplazamiento fue Carlos Cheppi. El secretario de Agricultura le comentó al propio De Vido, con quien tiene mucha confianza y se referencia políticamente, que tenía deseos de renunciar y argumentó que era inútil seguir en el cargo mientras Moreno estuviese al frente de la Secretaría de Comercio. A mediados del año pasado, Cheppi había puesto como condición para asumir que Moreno no se metiera en los temas de su área. En ese momento le hicieron saber informalmente que los días del secretario de Comercio en el Gobierno estaban contados, pero la salida nunca se concretó y Cheppi quedó relegado a un lugar cuasi-decorativo al momento de diseñar la política sectorial. La Oficina de Control Comercial Agropecuario avanzó sobre algunas de las funciones de Agricultura y Moreno es quien tiene la última palabra en la negociación con los empresarios que integran las cadenas de la carne y de la leche. Si eso no cambia en breve, Cheppi se iría del Gobierno para concentrarse tiempo completo en su deseo de ser intendente de Mar del Plata. Moreno también es resistido por la mayoría de los funcionarios del Ministerio de la Producción y de Economía por los mismos motivos que Cheppi.
Hasta el momento, estas resistencias internas no habían hecho mella en la Presidenta. Moreno viene siendo cuestionado desde hace más de dos años, pero Cristina lo respaldó apenas asumió en diciembre de 2007 y volvió a hacerlo luego del conflicto generado con las entidades rurales por la resolución 125. Sin embargo, el escenario cambió luego de las últimas elecciones.
En 2007, la Presidenta pudo argumentar, al decidir la continuidad de muchos funcionarios, que más del 45 por ciento de la población había respaldado la gestión kirchnerista en las urnas, con Moreno incluido, pero ahora la situación es diferente porque el kichnerismo perdió en la provincia de Buenos Aires y en el resto del país la “fuga” de votos fue alta. Eso exige negociar para renovar el apoyo de algunos gobernadores y en esas negociaciones el nombre de Moreno surge recurrentemente porque es considerado un “piantavotos” de cara al 2011.
Moreno sigue teniendo como punto a favor la lealtad que siempre le manifestó a Néstor y a Cristina Kirchner. También debe contabilizarse como un activo suyo el temor que supone cambiar en un área tan sensible como el control de los precios porque nada le garantiza a la Presidenta que un eventual reemplazante haga mejor la tarea. Pese a ello, el secretario de Comercio sabe que nuevamente está en el ojo de la tormenta. En los próximos días se sabrá si la despedida que ensayó ante algunos empresarios el viernes le sirvió como cábala para seguir o si esta vez su suerte está echada.
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