ECONOMíA
Para Duhalde, no haber pagado es “un nuevo orden de prioridades”
El Presidente explicó así los motivos de la decisión. Pagar a los organismos financieros, dijo, viene después de abonar a los jubilados y los planes sociales para desocupados. En la Rosada consideraron que se convirtió en triunfo una derrota.
El presidente Eduardo Duhalde le dio una justificación de tono político a la decisión de no utilizar más reservas del Banco Central para pagarle al FMI. Explicó que su gobierno había impuesto “un nuevo orden de prioridades” en el que primero cobran los jubilados y los beneficiarios de los planes sociales, luego el resto. Además, aseguró que la continuidad de los planes para el 2003 no corría ningún riesgo. El Gobierno anunció ayer que no le pagaría al Fondo, la baja de dos puntos al IVA y en el tono general de sus funcionarios, comenzando por el Presidente, sonaba más como el de un equipo en campaña que el de personas que abandonarán sus puestos en unos meses. En el entorno presidencial quedaron convencidos de que Duhalde y su ministro Roberto Lavagna habían conseguido convertir el fracaso de las negociaciones con el Fondo en un punto a favor en la consideración de la gente.
Si en la Rosada parecían un equipo en campaña, quienes sí están de verdad en campaña brillaron por su ausencia. La rebeldía del Gobierno tomó desprevenidos a los candidatos presidenciales que ayer a la tarde todavía se quejaban por la falta de certezas para la fecha de elecciones y no tuvieron reflejos para cambiar sobre la marcha. Recién por la noche, el compañero de fórmula de Carlos Menem, el gobernador salteño Juan Carlos Romero, soltó la primera reacción crítica: “El Presidente no quiere acordar con el Fondo Monetario porque ello implicaría que tendría que dejar de emitir y eso es lo único que está sosteniendo este veranito atado con alfileres”.
El Presidente utilizó la mañana para participar de un acto en Ituzaingó junto al ministro de la Producción, Aníbal Fernández. Le tocó hablar frente a 500 beneficiarios de los planes para jefas y jefes de hogar que previsiblemente lo ovacionaron cuando atacó a quienes lo acusaban de “hacer demagogia” con la asistencia. Quienes dicen eso son “espiritualmente miserables”, sostuvo el Presidente. Y, lo más importante, aseguró que para el 2003 “los programas sociales no corren ningún riesgo”, pese a los constantes tropiezos de las negociaciones con los organismos internacionales de crédito.
Por la tarde, Duhalde viajó rumbo a la República Dominicana con la expectativa de recibir el apoyo de los otros presidentes que participarán de la cumbre iberoamericana. El Presidente mantendrá hoy por la tarde una reunión clave con el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el paraguayo Luis González Macchi, el uruguayo Jorge Batlle, el chileno Ricardo Lagos y el boliviano Gonzalo Sánchez Losada. La expectativa de la delegación argentina era que los mandatarios de la región hicieran un comunicado expresando su apoyo a la decisión tomada por el Gobierno en la negociación con el Fondo. En cambio, no esperaban lo mismo del encuentro con el jefe del gobierno español, José María Aznar, quien cada vez que se reúne con Duhalde le reitera que debe llegar a un acuerdo con el FMI cuanto antes y como condición al envío de más ayuda financiera.
Con todo, la intención del Gobierno es enviar señales tranquilizadoras al exterior. Para eso, decidió suspender por unos diez días la reunión de la Comisión de Acción Política (CAP) que surgió como resultado de los congresos justicialistas, cuestión de enfriar la interna con Carlos Menem. Paralelamente, reactivó una reunión con los gobernadores para el lunes (ver aparte). En principio, Duhalde imaginó ganarse el respaldo de los mandatarios justicialistas. Pero en la recorrida del espinel se dieron cuenta de que los gobernadores más cercanos al menemismo no querían dar su apoyo, por lo que se instruyó al ministro del Interior, Jorge Matzkin, que el encuentro se hiciera con todos, incluyendo a los opositores.
Con las peleas internas momentáneamente congeladas y una foto de todos los gobernadores comprometiéndose a cumplir una determinada cantidad de puntos, el Gobierno espera revertir la desconfianza del Fondo. Mientras, Duhalde aprovechará para sacar pecho y mostrarse como el Presidente que se animó a hacer lo que otros no.
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