ECONOMíA › LOS RURALISTAS CONCLUYERON SU TERCER DíA DE LOCKOUT CON POCA PARTICIPACIóN Y CRíTICAS DE OTROS SECTORES
“No todo gira en torno al campo, no son los únicos que tienen problemas”, fue la reflexión más escuchada por Página/12 de parte de comerciantes, vendedores y empleados en la ciudad bonaerense de Olavarría.
› Por Sebastián Premici
Desde Olavarría
En la ruta 226 en Olavarría hay pocos productores sosteniendo el octavo lockout agropecuario –más allá de que los dirigentes de la Mesa de Enlace aseveren que hay un 100 por ciento de adhesión– y en la ciudad tampoco hay mucho movimiento y expectativa de que una nueva protesta de estas características tenga algún efecto. “No todo gira en torno al campo, no son los únicos que tienen problemas”, es la reflexión más escuchada por Página/12 de parte de comerciantes, vendedores y empleados. Por eso, para convocar adeptos, la Sociedad Rural de Olavarría, comandada por Norma Urruty, una ganadera con 700 hectáreas, publicó una solicitada en el diario local El Popular acusando al gobierno nacional de convocar a un “falso diálogo y gastar el dinero del pueblo en Aerolíneas Argentinas y el fútbol” pero no en el “campo”. La idea es movilizar a la ciudadanía como el año pasado, tarea que por ahora está lejos de lograrse. Por otro lado, en Azul también hubo una escasa concurrencia de ruralistas y en Las Flores, participaron de la protesta ayer al mediodía solo tres personas. Hoy habrá una asamblea en Bolívar para determinar los pasos a seguir.
Las charlas de café son un termómetro del sentido común. En uno de los pocos bares abiertos un domingo por la mañana, seis personas en una mesa dirimen si está bien o no el “paro agropecuario”, si hay que apoyar a los productores en las rutas, o avanzar en los cortes totales o parciales. Estas diferencias que aparecen en una mesa de café, también están diseminadas por toda la ciudad.
“Qué raro que haya poca gente en la ruta, la última vez tuvo mucho apoyo. El tema es que todos tienen problemas, no sólo el campo”, afirmó a Página/12 Mirta, la encargada del Hotel Olavarría. El año pasado, cuando la protesta ya estaba sobre la ruta y producto de los cruces entre los ruralistas y los camioneros a los que no dejaba pasar nada, la llegada de viajantes al pequeño hotel había disminuido un 40 por ciento. Ahora, como consecuencia de la crisis económica, la cantidad de viajantes también es menor, lo que indicaría que hay una menor venta de mercadería en toda la ciudad, según el razonamiento de Mirta.
“Está todo parado, mirá la calle, no hay nadie”, afirmó a este diario Roberto Cavelo, dueño de un cíber y un polirrubro. Eran las 11 de la mañana cuando este diario hizo la recorrida por la ciudad. “Decí que acá siempre viene alguien a comprarte algo”, aclaró enseguida el comerciante.
Cada uno tiene su versión de los acontecimientos. Todos dicen apoyar la protesta del campo, comparten el motivo por el cual están reclamando pero dicen rechazar los cortes de ruta, y en esta ocasión, también se suma la crisis que golpea a diferentes zonas del país, lo que hace que cada uno esté preocupado por su situación. Sin embargo, a veces las diferentes interpretaciones sobre los acontecimientos dan una mirada muy maniquea sobre el contexto. Cuando unos dicen que “todo se prende fuego”, como señaló el dueño del cíber a Página/12, otros dicen que la situación no está tan mal.
“Del primero al quince de cada mes, la calle está llena”, comentó Diego, encargado de un bazar ubicado sobre la avenida principal Vicente López. Por ende, aclara, si ahora no hay mucho público en la calle “es porque es fin de mes, época en la que todos tienen menos dinero”. Para dar una pauta del movimiento general, Diego comentó que durante el Día del Niño las ventas cubrieron las expectativas de los dueños del local.
El negocio agroexportador en estos últimos años no fue tan malo para los habitantes de la ciudad de Olavarría. Se dice que hay varios comerciantes –kiosqueros para ser más precisos– que armaron un pool de siembra. “Si ponés la plata hoy en el banco te dan un 10 por ciento de interés anual. Si la colocás en el campo, capaz que sacás un 30 por ciento”, indicó a este diario un pequeño productor de 20 hectáreas.
Después de varias horas, la polémica en el bar campestre continuaba. ¿A qué conclusión llegaron las seis personas? A ninguna, todo se diluyó en quién sería el próximo presidente de la Nación –por suerte todos hablaban de la vía institucional–, de por qué Alfredo De Angeli es más popular que Llambías. En definitiva, concluyó Rubén, el encargado del café ubicado en General Paz y Vicente López, “Olavarría es una ciudad poco participativa, no se ve mucho movimiento en la ciudad. Cada uno tiene sus propios problemas. No todos tienen el mismo interés que el campo”.
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