El conflicto entre el sindicato de trabajadores de la alimentación y la cámara patagónica de industrias pesqueras (Capip) mantiene paralizadas a las principales plantas procesadoras del litoral marítimo desde hace una semana. El reclamo salarial sin respuesta derivó en una dura medida gremial que chocó con la firme resistencia del sector patronal a abrir negociaciones en las actuales condiciones. Damián Santos, presidente de Capip, se mostró sorprendido por la actitud del gremio del sector. “Estábamos dentro de la paz social, que consistía en no pedir aumentos y no despedir gente hasta el 31 de diciembre”, sostuvo el directivo empresario, quien admitió que prácticamente la totalidad de las plantas pesqueras de Madryn se encuentran paralizadas. Santos calificó de “muy grave” la actitud de STIA, al rechazar la conciliación obligatoria dictada por las autoridades laborales, y anticipó que el sector empresario no aceptará abrir una negociación hasta que “el sindicato deje de lado la inflexibilidad”. Alejandro Ocampo, principal directivo de Alpesca, una de las mayores firmas del sector, afirmó que “se están perdiendo millones de pesos porque se están pudriendo 250 mil kilos de pescado”.
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