ECONOMíA › BOUDOU VOLVIó A CRITICAR AL ORGANISMO EN LA REUNIóN PREPARATORIA DE LA CUMBRE DEL G-20
El ministro de Economía cuestionó las recetas que sigue implementando la entidad multilateral. Busca forzar una flexibilización de las condiciones para sentarse a negociar sin que le impongan las consabidas recetas neoclásicas.
El ministro de Economía, Amado Boudou, tomó ayer otra vez distancia del Fondo Monetario y volvió a criticar su accionar en los ’90. “Los argentinos hemos visto cómo la implementación de políticas diseñadas por el Fondo llevaron a nuestro país a situaciones desastrosas”, dijo el funcionario en el encuentro de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales del G-20 que se realiza en Londres. Boudou descartó que vaya a utilizar esa ronda de reuniones para preacordar financiamiento con esa entidad. “Vamos a estar discutiendo las medidas de salida y recuperación de la crisis internacional”, aclaró. Según explicó, también se avanzará sobre el rol de los organismos multilaterales y la lucha contra los paraísos fiscales. Esta serie de encuentros es preparatoria de la cumbre del G-20 que se realizará a fin de mes en Pittsburgh, Estados Unidos. Al ser consultado por la economía local, el ministro aseguró que las perspectivas “son inmejorables”, aunque no descartó “altibajos”.
Boudou almorzó con parte de la comitiva argentina para afinar las líneas de su discurso en la plenaria y por la noche cenó con otros ministros de Economía y titulares de Bancos Centrales del G-20. Con el ministro se encuentra también el presidente del Central, Martín Redrado. “Seguimos llevando nuestra voz”, aseguró Boudou. El funcionario adelantó que buscará lograr “más participación en los mercados internacionales”, aunque dejó en claro que el Gobierno “no va a dejar que su política económica, comercial, monetaria, sea diseñada fuera de la Argentina, como pasó en otras épocas”. Con estas palabras volvió a tomar distancia de los pedidos del Fondo. En varias oportunidades reconoció que habría asidero para aceptar la revisión que establece el artículo IV del estatuto del organismo, pero que no permitiría medidas más invasivas ni las recetas de ajuste.
Para reforzar la idea, reiteró que el país “no está buscando financiamiento” del Fondo. “El tema que más nos interesa es avanzar en el nuevo rol de los organismos de crédito y que las reformas que se venían realizando, tanto en el Banco Mundial como el FMI, no se detengan”, afirmó. Tal como anticipó el funcionario hace algunas semanas, el pedido conjunto entre ambos países es que el Fondo abandone la práctica de solicitar “condicionalidades al acceso del crédito” y de imponer “recetas” que ya demostraron “ser pésimas”.
En esa línea, los representantes de Estados Unidos elevarán en la reunión del G-20 una propuesta dirigida a que los países emergentes obtengan un 5 por ciento más en las cuotas que cada país tiene en el FMI, según fue publicado por la prensa de ese país. No obstante, no está claro si se adoptará bajo la forma de una transferencia de poder desde las economías más ricas a las más pobres. Al respecto, Boudou opinó que “el cambio de las cuotas del FMI puede ser parte de la solución, pero hay que ver cómo quedan repartidas”. “Es más importante un cambio en los mecanismos de toma de decisiones tanto del FMI como del BM”, agregó.
Los países que integran el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) urgieron al G-20 a acelerar la reforma del sistema. La propuesta incluye una transferencia del 7 por ciento de las cuotas que tienen hoy los países industrializados en el FMI a las naciones emergentes, y de 6 por ciento en el caso del BM. De esa manera, el peso de este grupo equivaldría más o menos a su contribución al PIB mundial. Este grupo de países, previo a la cena de bienvenida, emitió un comunicado en el cual sostenía que “es demasiado pronto para declarar el final de la crisis, debido a que existe “todavía gran incertidumbre”. De ese encuentro participó también el titular del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner.
El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, pidió que las medidas de estímulo implementadas para combatir la crisis financiera global sean retiradas “sólo cuando la recuperación económica haya tenido lugar y el desempleo descienda”. “Estoy preocupado por los costos económicos y sociales de un elevado desempleo, que persistirá incluso cuando los mercados financieros y la producción se estabilicen”, afirmó Strauss-Kahn durante un discurso en el Bundesbank. Los dichos del director del Fondo coincidieron con la noticia de que el índice de desempleo en los Estados Unidos llegó a su nivel más alto en veinti seis años. Ese deterioro, a su vez, amenaza el gasto de consumo complicando la salida de la crisis (ver aparte).
En cambio, Boudou expresó su confianza en que la actividad económica del país logrará un buen desempeño el año próximo. “Argentina tiene perspectivas inmejorables para el 2010, con compromisos internacionales muy manejables, un 70 por ciento inferior a los de este año”, detalló. El funcionario previó que la salida de la crisis permitirá que “crezca nuevamente la demanda de productos argentinos”. “Es cierto que uno ve altibajos, pero la tendencia es a la recuperación”, agregó.
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