ECONOMíA › ENTREVISTA A JUAN CARLOS LASCURAIN, TITULAR DE ADIMRA, Y ANTONIO CALó, SINDICALISTA METALúRGICO
El sindicalista y el empresario coincidieron en reclamar la continuidad de las barreras a la entrada de importaciones industriales, pero tomaron distancia cuando se refirieron al tipo de cambio y las modificaciones en la Ley de Riesgos de Trabajo.
› Por Tomás Lukin
El sector metalúrgico fue uno de los más beneficiados de la post-convertibilidad, pero el impacto de la crisis internacional se hizo sentir fuerte en la rama. Después de una de las negociaciones salariales más duras del año, Página/12 juntó al titular de la UOM, Antonio Caló, y al presidente de Adimra, Juan Carlos Lascurain, para analizar el escenario económico y laboral. El sindicalista y el empresario coincidieron en reclamar la continuidad de las barreras y controles estatales a la entrada de importaciones industriales, pero tomaron distancia cuando se refirieron al tipo de cambio y las posibles modificaciones en la Ley de Riesgos de Trabajo.
–¿Cuál debe ser el papel del Estado en la economía?
Antonio Caló: –Regularla. Ya tuvimos la experiencia. No es lo mismo fabricar caramelos que acero. El Estado tiene que regular la economía.
Juan Carlos Lascurain: –El Estado tiene que estar presente y sabemos que hay gente que piensa lo contrario. Los países que llegaron al desarrollo no utilizaron medidas ultraliberales. Tenemos sectores del Estado que fueron vaciados.
–¿Por qué es tan difícil avanzar sobre una nueva Ley de ART?
A. C.: –La discusión es larga y los intereses son distintos: los de los empresarios, los trabajadores, el Estado y los abogados. Para nosotros no es nada complicado. Nosotros queremos una nueva ley y no avanzar por decreto. Queremos que suban las indemnizaciones, queremos que la obra social pueda participar y no que se tercerice y que esas empresas no se hagan del todo cargo.
J. C. L.: –Hace cuatro años que estamos discutiendo. Hay que terminar con la industria del juicio y todavía estamos discutiendo algunas cosas como la doble vía, no estamos de acuerdo con eso.
–En el Gobierno creen que una vez que comiencen a agotarse los stocks el sector se va a reactivar. ¿Cuáles son sus perspectivas?
J. C. L.: –No es universal para el sector. Entre marzo-mayo todavía no conocíamos el piso de la desaceleración. Algunas empresas ya están con leves recuperaciones, pero todavía es muy difícil hablar de forma universal. Todavía tenemos 25 mil empleados en el Repro. Por ejemplo maquinaria agrícola, a pesar de contar con facilidades de crédito que ofrece el Banco Nación, tiene el problema de la sequía y el conflicto del campo. Pero la línea blanca, electrodomésticos, tuvo una buena recuperación de mercado a través del cupo con Brasil que el Gobierno obtuvo.
A. C.: –La perspectiva que plantean los trabajadores de Las Parejas, Santa Fe, donde se produce maquinaria agrícola, es que las empresas del sector no fabrican para el mercado local pero tienen buenas perspectivas de exportación.
–¿Y en materia de empleo?
J. C. L.: –Yo creo que hay sectores que van a seguir necesitando el Repro. Los trabajadores metalúrgicos son personal calificado y con la experiencia que tuvimos en los noventa donde se perdieron profesiones enteras, como el tornero. Por eso muchos de los que tienen una fábrica y piensan que la turbulencia es pasajera entonces no te desafectas así nomás.
A. C.: –En diciembre-enero tuvimos una caída en el empleo de goteo, pero fue mucha gente con retiro voluntario o chicos jóvenes que vieron la chance de llevarse algo de plata. Hay caída de actividad pero un indicador para las empresas de todo el país es que casi no tenemos suspensiones, hay Repro pero no suspensiones. Los trabajadores por lo menos están cobrando una jornada completa. Seguimos siendo el sector con más Repro pero a medida que se va recuperando bajan, llegamos a tener 30 mil y hoy son 24 mil.
–Durante los meses que duró la negociación, el sindicato señaló que la posición patronal estaba endurecida.
J. C. L.: –Es cierto que fue mucho más dificultoso, pero todo eso ya es anecdótico. Los industriales y los trabajadores tenemos desafíos más importantes para el sector. La paritaria es sólo un capítulo de nuestra relación, es la más conflictiva, por los intereses que cada uno representa.
A. C.: –Tenemos algunas luchas para llevar en conjunto. Por ejemplo, frenar el aluvión de importaciones de China es una donde algo ya se está haciendo con las licencias no automáticas.
–Mientras ustedes combaten juntos para frenar el ingreso de importaciones orientales los empresarios reclaman una devaluación para ganar competitividad y eso impactaría negativamente en el salario real de los trabajadores.
A. C.: –Esta es una discusión histórica con los empresarios y lo tenemos claro: cuando aumenta el tipo de cambio se achica el poder de compra de los trabajadores. Vamos a trabajar en conjunto para muchas cosas, pero nos vamos a oponer cada vez que pidan el aumento del dólar. Si no en la misma forma que se devalúa vamos a pedir incrementos salariales.
J. C. L.: –Eso ya lo conocemos, a nosotros no se nos escapa que cuando sube el tipo de cambio se dispara la inflación y eso tiene su correlato en los salarios. Pero tenemos que encontrar un equilibrio, el tipo de cambio real se apreció en la relación bilateral con muchos países como México o Chile.
–¿Por qué fue tan difícil la negociación colectiva este año entre Adimra y UOM?
J. C. L.: –La negociación fue difícil precisamente por la situación que viven distintos sectores y pone en evidencia la desaceleración que hubo después de estos años de crecimiento. Nosotros tuvimos mucha dificultad para ponernos de acuerdo internamente, porque la caída en el nivel de actividad por la crisis internacional impactó distinto en cada rama. Por ejemplo maquinaria agrícola arrastró a los forjadores y fundidores, y eso lleva a que exista un sector que diga “nosotros no estamos en condiciones”. Estas diferencias llevaron a una discusión más larga y conflictiva.
A. C.: –Nosotros sabíamos que iba a ser largo, fue un gran desgaste. La UOM estaba consciente de la situación económica en las distintas seccionales del país pero igual había que negociar salarios. Ellos decían que no podían dar aumentos y nosotros sabíamos que sí. Creíamos que (Paolo) Roca podía estar trabando las negociaciones. En junio estábamos a punto de hacer un paro cuando el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria y puso que las empresas tenían que pagar 500 pesos a cuenta, sin ese dinero hubiese sido la primera vez que el sindicato no aceptaba una conciliación obligatoria. Se tardó pero llegamos a un acuerdo. No es fácil hacerlo porque existe una gran variedad de trabajadores pero nosotros queremos defender los puestos de trabajo.
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