El secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, se reunió con Cristina Fernández de Kirchner a principios de semana y le comunicó su deseo de abandonar el cargo. La Presidenta le informó que se tomaría unos días para decidir su reemplazo, o eventualmente pedirle que continúe, y hasta al cierre de esta edición no hubo ninguna novedad oficial. Sin embargo, las operaciones cruzadas entre los distintos sectores del Gobierno que se disputan esa silla se acrecentaron en las últimas horas, pues se especula que la Presidenta podría tomar una decisión antes de viajar mañana a los Estados Unidos para participar en la Asamblea de las Naciones Unidas y la Cumbre del G-20.

Entre los candidatos a suceder a Cheppi sobresale el vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Julián Domínguez. Es un hombre oriundo de Chacabuco que fue ministro de Obras Públicas de Carlos Ruckauf y ahora es promovido para ocupar el cargo por el jefe de gabinete, Aníbal Fernández. Incluso ayer se dejó trascender que su llegada sería aprovechada para anunciar la conversión de la secretaría en ministerio, lo cual significaría la salida de Agricultura del área de Producción que conduce Débora Giorgi. Sin embargo, por ahora sólo son rumores. De hecho, hace dos meses también se especuló con la salida de Cheppi y su reemplazo por el segundo de Echegaray, Iván Budassi, un hombre que también era impulsado por Giorgi, pero finalmente eso no ocurrió.

Lo único seguro es que Cheppi quiere dejar el cargo. Se lo dijo a su referente político, el ministro de Planificación Julio De Vido, luego de las elecciones y desde entonces quedó casi como una figura decorativa a la espera de su reemplazo. Como la definición no se produjo y su imagen se viene desdibujando cada vez más, Cheppi le dijo a Cristina Fernández personalmente que quería dar un paso al costado.

Su intención es pelear por la intendencia de Mar del Plata en 2011 y sabe que la secretaría ya no le reporta ningún beneficio en pos de esa estrategia porque perdió la mayoría de sus atribuciones a manos del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien puso a un hombre de su confianza al frente de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, un organismo que antes dependía de Agricultura.