ECONOMíA › DESMIENTEN SOBREPRECIOS
El Ministerio de Planificación desmintió ayer haber pagado sobreprecios para la construcción de la usina termoeléctrica que se está montando en la localidad santacruceña de Río Turbio. La reacción oficial surgió a raíz de una nota publicada en el diario Clarín, según la cual el Gobierno adjudicó la instalación de la central a carbón a un precio que fue un 174 por ciento más caro que el pagado en Chile por una obra supuestamente similar. A través de un comunicado, la cartera conducida por Julio De Vido remarcó que tal apreciación “carece de veracidad y está basada en un total desconocimiento, ya que las características de ambas usinas y sus emplazamientos geográficos hacen que no resulten comparables”. Lo mismo señaló la empresa a través de una solicitada que se publica hoy (ver página 9).
Según se remarcó, la puesta en marcha de la central Río Turbio se hizo a través de la licitación pública nacional e internacional. Tres grupos realizaron ofertas para ese concurso y resultaron precalificados solamente dos: el consorcio liderado por Benito Roggio y la UTE encabezada por Grupo Isolux Corsan. Esta última, tras la apertura y estudio de los sobres económicos, “resultó adjudicataria, por ser su propuesta la más conveniente y económica (2094 millones de pesos más impuestos, contra 2982 millones más impuestos del otro consorcio oferente)”.
Al tipo de cambio actual, agregó el comunicado, la propuesta elegida asciende a 544 millones dólares, lo que se traduce en un costo total del megavatio instalado de 2,2 millones de dólares. Para los parámetros internacionales el costo promedio estandarizado para usinas de carbón ronda los 2000 dólares (2 millones el megavatio instalado), aunque “estos costos pueden superar considerablemente esta cifra”, según la tecnología empleada y la ubicación de la usina, remarcó el comunicado.
En Planificación también destacaron que las calderas de Río Turbio se basan en tecnología de lecho fluido circulante, más sofisticada que la utilizada en la central chilena de Puchen Cavi, pues es carbón pulverizado y permite lograr “mayor eficiencia y ventajas importantísimas en lo referido al medio ambiente”. Este tipo de caldera se basa en diseños más robustos del equipamiento principal, lo que se traduce en mayores costos de materiales y montaje. Además, en Río Turbio para minimizar el consumo de agua de la planta se optó por una tecnología de refrigeración con aerocondensadores, lo cual reduce el consumo 15 veces y evita la emisión a la atmósfera del penacho de vapor característico de este tipo de instalaciones. “La central chilena, que sí se refrigera con agua, si bien es más económica tiene mayores riesgos de contaminación, mientras que el sistema de refrigeración por aire es más costoso pero no afecta el medio ambiente”, sostuvo el comunicado. Por otra parte, agregó, “no se puede obviar en la consideración de costos la ubicación geográfica, la climatología de la región y su impacto en el proceso de transporte, construcción y montaje, que implica la instalación de una usina en plena Patagonia cerca de la cordillera, a diferencia de la central chilena, que se alojará en las cercanías de Valparaíso, con muchas más facilidades tanto de acceso y logística como de mano de obra.”
El objetivo es que la usina esté funcionando a fines de 2011. Actualmente, están trabajando 400 personas. Ya se realizaron los trabajos de movimiento de suelo y se comenzaron a montar las bases metálicas. A fines de octubre, llegará desde China el edificio que revestirá la obra y luego será el turno de instalar la usina que se está construyendo en Alemania.
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