ECONOMíA › EL GOBIERNO ACELERA LOS PASOS EN LA NEGOCIACIóN CON EL CLUB DE PARíS
El ministro de Economía aseguró que intentará pactar con el Club antes de fin de año. El objetivo es generar un clima financiero relajado que ayude a una baja de las tasas de interés. Con el FMI sólo habrá “un intercambio técnico de datos”.
La negociación con el Club de París para refinanciar la deuda en default debería quedar resuelta antes de fin de año. Al menos eso es lo que pretende el Gobierno, que esta semana apurará los pasos en las conversaciones con ese grupo de países acreedores. Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía, Amado Boudou, aprovecharán su estadía en Pittsburgh, Estados Unidos, para dedicarse a esta cuestión, en paralelo con las sesiones del G-20. “Esperamos que la solución esté encaminada dentro de este año”, reveló ayer el titular del Palacio de Hacienda, en un encuentro con corresponsales extranjeros. La apuesta de máxima es avanzar con el Club de París sin pasar antes por el FMI, y si esa jugada no prospera, limitar los contactos con el organismo a un “intercambio técnico de datos”.
Una prioridad del ministro de Economía es lograr una baja de las tasas de interés, que facilite el acceso al crédito a empresas y particulares. Eso debería apuntalar la recuperación económica. Para alcanzar ese objetivo, Boudou se fijó un camino que lo lleva a arreglar cuentas con el Club de París y reabrir el canje de deuda a los acreedores que rechazaron la reestructuración de 2005. En el medio, lo quiera o no, aparece el FMI. El Club de París exige que los países deudores tengan alguna clase de entendimiento con el organismo antes de aceptar una negociación formal. Argentina, sin embargo, está explorando la posibilidad de sacar del medio este requisito. Boudou recordó ayer el caso de Nigeria, que tuvo suerte en esa jugada. “Hay casos concretos de países que han avanzado sin el Fondo”, remarcó.
Aun así, el ministro admitió que el Club de París y el FMI, si bien “son dos temas paralelos, tienen algún punto de intersección”. “Estamos trabajando en ambos de manera independiente, viendo que el diseño final sea el mejor para la Argentina en nuestra estrategia de vuelta a los mercados financieros”, agregó. Respecto del Fondo, Boudou reiteró que “sólo se puede esperar un intercambio técnico de datos”. “El acercamiento (al FMI) es constitucional y conceptual, pero no financiero. Argentina no aceptará condiciones porque a quien nada pide ninguna condición se le puede imponer –insistió–. No se están explorando posibilidades de líneas de crédito con el FMI. Argentina no lo necesita. Nuestra estrategia es acceder a los mercados voluntarios de crédito”, repitió.
El intercambio técnico consistiría en una revisión anual de la economía argentina, en el marco del artículo IV del estatuto del Fondo. Son revisiones que aceptan todos los países que forman parte del FMI, incluidos Brasil y Bolivia, según mencionan en el Palacio de Hacienda. Lo que negocia el Gobierno con el organismo es que el informe de los delegados del Fondo no incluya recomendaciones de política económica ni de ninguna otra cuestión, y se limite a una descripción objetiva de las variables macroeconómicas. También busca que el Fondo dé por válidas las estadísticas del Indec, que hasta ahora deja bajo un manto de duda cuando aclara en sus informes que consultores privados presentan otras cifras de inflación.
“Los holdouts y el Club de París son los temas principales de Argentina por resolver”, les dijo Boudou a los periodistas extranjeros. En cuanto a la posibilidad de un arreglo con los primeros, el funcionario sostuvo que ya hubo una serie de contactos con diferentes grupos de acreedores, pero todavía no hay “ninguna estrategia definitiva”. “Estuvimos hablando con bancos importantes y algunos fondos de inversión”, comentó. Una definición sobre este punto fue que la propuesta de la Argentina a los holdouts “tendrá que ser peor (para ellos) de lo que fue la oferta de 2005”. Así lo establece la llamada Ley Candado, que determinó que los bonistas que no entraron en el canje de 2005 no podrían obtener después una propuesta de canje más favorable. Tal como anticipó en un reportaje con este diario, el ministro sostuvo que el Gobierno buscará “una regla que separe a los fondos buitre” del resto de los acreedores. Los fondos buitre son aquellos que compran bonos en default para buscar una ganancia en tribunales. Ese grupo de “inversores” seguramente quedará de lado en la próxima operación.
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