ECONOMíA › TOMADA Y EL RECLAMO DE PERSONERIA DE LA CTA
“Es riesgoso modificar un modelo que lleva 60 años”, argumentó el ministro de Trabajo para justificar la demora en otorgarle la personería gremial a la CTA. Yasky lo acusó de “generar obstáculos”.
› Por Raúl Dellatorre
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, utilizó argumentos de orden jurídico pero también político para justificar la negativa o dilación en reconocerle la personería gremial a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Indicó que el reclamo de la CTA “está radicado en un expediente que tiene sus dificultades”, el que admitió que puede que no se resuelva fácilmente, dado que “podría modificar un modelo sindical que tiene 60 años de vigencia en la Argentina”. El argumento, claramente favorable al unicato de la CGT, fue refutado por Hugo Yasky, secretario general de la CTA, que denunció que el Gobierno sigue dilatando el tema y generando “una y otra vez obstáculos (...). El reclamo de la CTA fue avalado por un fallo de la Corte Suprema en noviembre pasado, pero no tuvo efectos prácticos.
La personería gremial es el reconocimiento del Estado a una organización sindical para actuar y firmar acuerdos en nombre de los trabajadores. En el año 1988, el alfonsinismo modificó varios aspectos de la legislación sindical, pero no pudo torcerle el brazo a la CGT en cuanto a la personería y terminó ratificando el unicato en la representación. La ley de asociaciones sindicales de ese año, la 23.551, mantuvo el criterio de las leyes sindicales de la primera etapa peronista, reconociendo una sola y exclusiva personería gremial por actividad, profesión y oficio, y una única confederación o central sindical nacional.
Este criterio fue cuestionado por la Organización Internacional del Trabajo. La Comisión de Expertos en Convenios y Recomendaciones de la OIT cuestionó varios artículos de la ley referidos a la personería gremial y sus beneficios (28, 29, 38, 48 y 52). Y calificó como “restricciones a la libertad sindical” algunos aspectos surgidos de dicha ley de asociaciones sindicales. En 2007, dicha Comisión instó al Gobierno “a que se pronuncie, sin demoras, sobre la solicitud de personería gremial de la CTA”. El trámite fue presentado por la CTA en agosto de 2004, hasta ahora sin respuesta. “Lamentamos el largo plazo transcurrido sin que la autoridad administrativa se haya pronunciado”, concluía el informe de la Comisión de la OIT en el capítulo argentino en marzo de 2007.
Además del reclamo de la CTA como central, existen diversas presentaciones de organizaciones por rama de actividad que pretenden lograr la personería para diferenciarse de los sindicatos actualmente existentes. Pero su demanda corre la misma suerte.
Entre los beneficios de la personería gremial, además del derecho de representación en las negociaciones colectivas (paritarias), figura el reconocimiento del fuero sindical (protección especial) a sus dirigentes y el derecho al cobro de la cuota sindical. A diferencia de otros países con fuerte tradición sindical (Brasil, España, Francia, entre otros), el unicato sindical en Argentina impide que los trabajadores decidan su afiliación entre dos o más sindicatos, o el alineamiento de esa organización en una u otra central de acuerdo con su tendencia o proyecto. Los tres casos mencionados son, justamente, ejemplos de sindicalismo fuerte, contrariando el supuesto de que la pluralidad de sindicatos atenta contra la fortaleza de la representación gremial. En el caso de Brasil, el dirigente sindical de una de las tres centrales sindicales existentes, la CUT, cercana al PT, llegó a presidente: Luiz Inácio “Lula” da Silva.
El reclamo de la CTA logró un espaldarazo en la Corte Suprema de Justicia en noviembre de 2008. El Tribunal falló en favor de la demanda de la Central contra la exclusividad de la personería gremial para la CGT. Sin embargo, el gobierno nacional demoró una respuesta. Ayer, el ministro Carlos Tomada metió el dedo en la llaga cuando manifestó: “Sinceramente, no puedo decir que se va a resolver fácilmente (el reclamo de la CTA), cuando estamos hablando de ciertos rasgos que podrían modificar un modelo sindical que tiene 60 años de vigencia en la Argentina”. Evaluó que este modelo, que consagra a la CGT como central única, “con sus más y sus menos ha significado una valla que permitió que hubiera protección del empleo y presencia sindical”. “Modificar eso conlleva algunos riesgos –sostuvo–, es una decisión que no se puede tomar de un momento a otro.”
El planteo indignó a Yasky, de quien no se puede decir que esté en la vereda de enfrente del Gobierno. “Lo que en realidad dice el ministro de Trabajo es que usa de papel higiénico el dictamen de la Corte”, disparó, antes de adelantar que la próxima semana se reunirá la dirección de la CTA para definir un cronograma de paros y movilizaciones en favor del reclamo de personería, exigir una ley que prohíba los despidos y por el resguardo a los trabajadores de Kraft-Terrabusi”.
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