El anuncio del prometedor hallazgo fue realizado por Hugo Chávez en Madrid, justo el 11 de septiembre, día de la conmemoración del ataque a las Torres Gemelas. Ayer, finalmente, vino la confirmación de lo extraordinario: Repsol y el italiano Ente Natzionale de Idrocarburi (Eni) encontraron uno de los pozos gasíferos más grandes del mundo a pocos kilómetros de las costas venezolanas.

Se trata del pozo Perla 1X, situado en campo Cardón 4, que se encuentra a 3147 metros bajo el fondo marino, ubicado a sesenta metros de la superficie del mar, en el golfo de Venezuela. “El campo podría contener reservas de gas recuperables de entre 1000 y 1400 millones de barriles equivalentes de petróleo, suficiente para satisfacer la demanda de gas en España durante cinco años”, sentencia el comunicado de Repsol.

También el Eni confirmó la envergadura del hallazgo. “Es el mayor descubrimiento de gas en Venezuela, y potencialmente en el mundo, realizado en los últimos años”, subrayaron los italianos, quienes expresaron en otra medida el volumen del tesoro bajo las aguas venezolanas: 160 millones de metros cúbicos.

Las tareas exploratorias han sido realizadas por esas dos firmas europeas asociadas para esta actividad. Pero la explotación incluirá a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que se integrará en la sociedad con un 35 por ciento, reservando el 32,5 por ciento para cada uno de los otros dos socios privados. La asociación con Pdvsa es la fórmula que adoptó el gobierno de Chávez para todas las explotaciones que se realizan en su territorio y bajo ese esquema forzó una reconversión de todos los contratos celebrados bajo gestiones anteriores.

La riqueza descubierta en el subsuelo caribeño se suma a los importantes hallazgos que hizo recientemente Petrobras en territorio brasileño y posicionaron a ese país como el segundo reservorio de Sudamérica, después de Venezuela y desplazando a Bolivia.

El hallazgo tiene especial relevancia si se atiende a lo que los principales popes de la industria del gas y los ministros de gobierno de los distintos países subrayaron en la Conferencia Mundial que acaba de realizarse en Buenos Aires. Según esas voces, en las próximas décadas el mundo acentuará su dependencia de los combustibles fósiles, en particular del gas, el menos contaminante de esta especie de carburantes.

La vigorización del mercado, en el que está cobrando importancia el gas licuado –transportable por barco y por lo tanto con estatus de commodity– indujo a los principales productores del mundo, Rusia entre ellos, a impulsar la organización de una entidad equivalente a la Opep para que regule el suministro y el precio que, según coinciden las voces autorizadas del sector, no dejará de subir.