ECONOMíA
Sin corralito se viene la apertura hasta 20 mil pesos del corralón
En Economía ya tomaron la decisión de –si no se dispara el dólar, alternativa que estiman poco probable– permitir la desprogramación de plazos fijo hasta 20 mil pesos más el CER. Se cerrará el cerco a los exportadores para que no fuguen divisas.
› Por Claudio Zlotnik
Tras anunciar el levantamiento del corralito, Roberto Lavagna ya decidió el próximo paso: liberar los plazos fijos reprogramados de hasta 20 mil pesos. Antes de hacerlo, el ministro aguardará el impacto que tenga la liberación de las cuentas a la vista en el mercado cambiario. La primera reacción de los operadores al último anuncio fue positiva: el dólar libre bajó un centavo, a 3,49 pesos para la compra y 3,54 para la venta, mientras que el Banco Central embolsó otros 37 millones de dólares, acumulando 413,7 millones en lo que va del mes. Para asegurarse el éxito, el ministro estudia endurecer el control de cambios.
En público, Lavagna dijo que la eliminación del corralito no presionará sobre el tipo de cambio, aun cuando ello implique la liberación de unos 23.000 millones de pesos. Pero, puertas adentro, en el equipo económico existe preocupación, especialmente por la actitud que vayan a tener los exportadores. Hasta ahora, los pesos que reciben estas compañías una vez que liquidan sus ventas en el Central van a parar a cuentas del corralito. Por eso, lo usual es que las exportadoras suscriban plazos fijos con esos fondos.
Sin corralito, la clave pasa a ser el control cambiario, donde una de las principales medidas es el límite de 100 mil dólares mensuales en la compra de dólares. Si esta medida funciona como hasta ahora, la liberación del corralito no debería causar problemas. Para asegurarse, en Economía piensan en un refuerzo: incluir a los Cedear (certificados de acciones extranjeras que cotizan en la Bolsa) en ese monto para evitar la siguiente maniobra: que las empresas compren Cedear ilimitadamente y giren esos activos dolarizados al exterior.
La idea de Lavagna es anunciar el nuevo descongelamiento de depósitos en enero, o en febrero a más tardar. La cuentas que le acercaron al ministro consignan que, en total, la liberación de reprogramados hasta 20 mil pesos supone unos 2000 millones de pesos, a los que habría que añadir otros 800 millones por la acumulación del CER. Economía tiene a favor que en la desprogramación de depósitos de hasta 10 mil pesos, aproximadamente el 70 por ciento de los involucrados dejó el dinero en los bancos, constituyendo nuevos plazos fijos. Con la medida se habrá regularizado la situación del 81 por ciento de los ahorristas que quedaron atrapados en el corralón, aunque en total implique aproximadamente el 24 por ciento del total de 16.000 millones de pesos que hay de reprogramados, cuando aún se desconoce el pobre resultado del Canje II.
Además del efectivo control cambiario, en el Palacio de Hacienda se muestran optimistas por otras dos razones: el insignificante tamaño que tiene el mercado negro del dólar y un tipo de cambio alto, que le resta chances a una escapada de la moneda estadounidense. De hecho, el costo por salir del corralito asciende a tan sólo el 2 por ciento, reflejando la escasa demanda para salir del sistema en medio del veranito financiero. En el peor momento de la crisis, ese costo trepaba al 15 por ciento.
Una de las medidas que traerá aparejado el levantamiento del corralito es un cambio en los encajes bancarios, los fondos que deben mantener inmovilizados los bancos en una cuenta del BCRA y que están en proporción a los depósitos que captan. Por el momento, las entidades financieras inmovilizan 40 por ciento de los depósitos hechos con dinero del corralito y 9 por ciento de las colocaciones concretadas con fondos frescos. Como a partir del próximo lunes ya no existirá tal divisoria, todos serán fondos de libre disponibilidad, el Central exigirá que los bancos mantengan el 40 por ciento de encaje en los plazos fijos del corralito que se vayan renovando. A la vez, elevará en forma paulatina el porcentaje de inmovilización sobre los nuevos plazos fijos, aunque todavía no hay definiciones al respecto. El tema, aunque técnico, es relevante porque impacta de lleno en la capacidad prestable de los bancos: a mayor encaje, menor dinero para prestar y viceversa.