ECONOMíA › SEMINARIO DE CEFID-AR
A contramano del argumento del establishment de que “es un FMI distinto”, para reconocidos economistas locales, las recomendaciones del organismo siguen siendo perjudiciales para países como Argentina. En particular, el Fondo tildó de “ineficiente” la política de acumulación de reservas de los bancos centrales, promocionando en cambio sus renovadas líneas de crédito. Sin embargo, para Roberto Frenkel (foto), abandonar la política de acumulación de reservas “sería negativo”. El economista del Cedes objetó los supuestos beneficios de los instrumentos crediticios del Fondo y marcó que “hay que incentivar los mecanismos nacionales de protección financiera”.
Las reservas internacionales en el Banco Central se engruesan en sintonía con la fuerte caída en la fuga de divisas, que fue de 2983 millones de dólares en el tercer trimestre. Por su parte, el FMI se pronuncia en contra de esa política. Ese tema fue uno de los abordados en el coloquio organizado ayer por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar), la usina de pensamiento heterodoxo financiada por los bancos públicos y cooperativos. Para los especialistas, son recetas sustentadas en condiciones que poseen los países centrales, para los cuales estas políticas sí resultan adecuadas. Por el contrario, no producen el mismo efecto en los países periféricos.
Las líneas de crédito flexibles son promocionadas por el organismo multilateral como una fuente importante de liquidez, con el objeto de colocar al Fondo como prestamista de última instancia. Para Dominique Strauss-Kahn, titular del organismo, la acumulación de reservas genera “inestabilidad y desequilibrios globales”. Como alternativa, pone a las líneas de crédito flexible. En su visita a la Argentina, fue Olivier Blanchard, economista jefe del organismo, el que dirigió críticas a las políticas monetarias. Para Frenkel, “tal como está planteada la línea de crédito flexible, no sustituye a la acumulación de reservas”.
En la misma línea, Jorge Carrera, subgerente de Investigaciones Económicas del Central, entiende que ante los problemas financieros es necesario conformar “colchones de liquidez”. Explicó que la acumulación de reservas constituye uno de estos importantes colchones y que esta herramienta es útil para los países subdesarrollados. Según mostró Carrera, los países centrales no acumulan reservas, pero esta política se debe a las características que allí tienen las crisis. Por ello, el abandono de la política de reservas sería otra recomendación que los países más poderosos hacen en función de sus propias necesidades, no contemplando las debilidades de las naciones a quienes las dirigen.
En el G-20 se plantean este tipo de cuestiones y para Frenkel, la agenda de este foro “incluye las prerrogativas de los países industrializados”. “El G-20 puso en el centro de la escena nuevamente al FMI, pero dejaron en manos del organismo las decisiones sobre cómo utilizar los fondos”, indicó. Frenkel cree necesario que permitan el control sobre el tipo de cambio y los controles de capitales. También hubo mención a este último punto, de cara a una “vuelta a los mercados” por parte de la Argentina.
Para Carrera, “los capitales externos de corto plazo son muy dañinos porque pueden afectar la tasa de cambio y el crecimiento”. Frenkel resaltó el papel preponderante que éstos tienen para el desencadenamiento de las crisis en los países emergentes. Por su parte, Alfredo García, economista jefe del banco Credicoop, destacó el rol de la banca pública en el sistema financiero local.
Informe: Javier Lewkowicz.
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