ECONOMíA › EL SECRETARIO DE EMPLEO RECHAZA LAS CRITICAS DE LA OPOSICION
Enrique Deibe destacó que el valor de incorporar el derecho a la asignación universal por hijo “es mucho mayor que cualquier efecto indeseado que pueda tener”. Descalificó las críticas opositoras por “anacrónicas”.
› Por Tomás Lukin
“La oposición sostiene posturas anacrónicas, la medida no puede ser clientelista.” El secretario de Empleo, Enrique Deibe, rechaza esas críticas y está convencido de que la medida es superadora frente a las distintas alternativas analizadas. Aunque restan por definir los detalles de la implementación, en la cartera que conduce Carlos Tomada reconocen que el sistema debería contemplar la posibilidad para que los beneficiarios de otros planes, como el Familias o el Jefas y Jefes, pasen al nuevo esquema. “El valor de incorporar este derecho es mucho mayor que cualquier efecto indeseado que pueda tener”, remarcó Deibe repetidas veces.
En diálogo con Página/12, el secretario de Empleo explicó que “la universalización es una propuesta ampliamente superadora de la política de contención que significó el Plan Jefes. Fuimos evolucionando hacia otros planes como Familias y el seguro de capacitación y empleo, y los anuncios de hoy están en línea con una política de carácter permanente”.
En el Ministerio de Trabajo reconocen que “el decreto presume que algunos planes irán cediendo hacia la nueva prestación, principalmente el Plan Familias y el Plan Jefas y Jefes de Hogar. Esos dos programas perderían sentido, porque están atados a los niños, nacieron con ese esquema. Pero todavía resta definir cómo se dará el traspaso, si es que van a poder optar o se los incorpora automáticamente”. Según los últimos datos disponibles, Jefes alcanza a 397 mil personas y Familias a otros 417 mil. El primero brinda 150 pesos y Familias entre 185 y 305 pesos. Con la universalización, una pareja con tres hijos cobraría ahora 540 pesos. Deibe destacó que “a diferencia de estos planes, la creación de la asignación universal contempla la posibilidad de actualización al estar incluida en el Régimen de Asignaciones Familiares que hoy incluye a 5,4 millones de personas”. Diez días atrás, el Gobierno incrementó los montos de las asignaciones un 33 por ciento.
El salario mínimo determinará el techo para cobrar la asignación universal. Es decir que a quien trabaje en negro, pero cobre por encima de esa cifra, no le corresponde la asignación. Su valor se encuentra en 1440 pesos y llegará hasta los 1500 a principios de 2010. Alrededor del 50 por ciento de los asalariados en negro recibe una remuneración por debajo del mínimo. Una de las debilidades de la medida es precisamente la dificultad que tendrá la Anses para identificar cuánto cobran los trabajadores no registrados.
–¿Esta medida no reduce las de por sí limitadas capacidades de negociación de los trabajadores informales?
–Hay que partir de la base de que las relaciones laborales no son entre iguales y, en las informales, los trabajadores son todavía más débiles. Es cierto que en algunos casos podrá generar situaciones donde los empleadores estimulen a sus trabajadores a tramitar la asignación antes de pagar más salarios. Pero es mucho más importante el valor de incorporar este derecho a toda la población vulnerable que no tenía acceso a cualquier efecto marginal no deseado. Son muy pequeños comparado con el gran paso que estamos dando.
–¿Por qué se optó por este esquema?
–De todas las alternativas posibles que se analizaron, ésta, por lejos, es superadora por dos razones. Por un lado vincula fuertemente al trabajo con la seguridad social, los aportes de los trabajadores vuelven a los trabajadores. Y, por otro, incorpora un nuevo subsistema para los desocupados y los informales, dentro del mismo sistema de asignaciones familiares, sin necesidad de crear nada nuevo. Además, lo que va en transferencia de ingresos a los sectores más vulnerables estimula la demanda, la producción y el empleo. Son 9600 millones de pesos que van a impactar en toda la economía.
–¿Cómo se evita que el sistema caiga en prácticas clientelistas?
–La oposición sostiene posturas anacrónicas. Hay que precisar algunos términos, como lo que significa que sea universal. ¿Cómo puede ser que sea clientelista si cualquier trabajador que se presente como informal o desocupado y cumpla con las condiciones que establece el decreto, va a obtener los 180 pesos por hijo? Tienen que presentar el documento y las partidas de nacimiento. Se extiende un sistema con un criterio universal, ahí no hay clientelismo. Es la medida más inclusiva vinculada con los derechos de los trabajadores en el marco de los sistemas de seguridad social, es indiscutible.
–Para algunos especialistas, con los fondos que se utilizarán para extender el universo de asignaciones podrían llegar a crearse cerca de un millón de puestos de trabajo para las madres de los niños que van a incorporarse al régimen.
–Son especulaciones y cálculos muy respetables que tienen algún sentido, aunque es complicado llevarlos adelante. Pero tenemos que seguir apostando al rol del Estado como empleador en última instancia, con programas como el de las cooperativas. La universalización no es contradictoria con esos proyectos.
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