Vie 29.11.2002

ECONOMíA  › QUE PASARA CON DEPOSITOS Y CREDITOS SIN PESIFICACION

¿Quién pagará la factura?

Lavagna desmintió que se fuera a entregar un bono compulsivo a los ahorristas, como respuesta a un fallo dolarizador de la Corte. Estudian tres alternativas de reintegro de depósitos dolarizados. La clave está en si la factura la abonará, otra vez, el Estado.

› Por Maximiliano Montenegro

“Este tipo esta loco. Cómo puede decir que si la Corte anula la pesificación se viene la hiperinflación y que la única alternativa es un bono compulsivo para todos los ahorristas.” Roberto Lavagna llamó colérico, desde Roma, a uno de sus principales colaboradores, después de leer un resumen de noticias con las declaraciones del día anterior del titular del Banco Central, Aldo Pignanelli. El ministro ordenó a sus funcionarios que aseguraran que, cualquiera sea el fallo de la Corte, no habrá bono compulsivo. Según pudo saber Página/12, en Economía evalúan tres alternativas de devolución de depósitos “redolarizados”. Pero también empezó a estudiarse con cuidado en qué situación quedarán los créditos.
En el equipo de Lavagna están convencidos de que, si la Corte redolariza los depósitos, dejará en manos del Ejecutivo la forma de instrumentar su devolución. Dicen que hay un antecedente muy cercano en este mismo sentido: “Cuando la Corte declaró la inconstitucionalidad del recorte del 13 por ciento (a los salarios públicos), nos dejó las manos libres para reintegrarlo como quisiéramos”, explicó a este diario un funcionario.
El segundo supuesto en que se basan todos los planes de Economía es que el fallo será válido para los depósitos a plazo fijo que aún permanecen atrapados en el corralón. Así, quienes ya retiraron sus depósitos pesificados deberían aceptar la pérdida de sus dólares.
A partir de ahí, se barajan las siguientes alternativas para “devolver” unos 16.000 millones de dólares:
- Mantener la actual reprogramación de depósitos. Al vencimiento el banco pagaría 1,40 más CER y el Estado cubriría con un bono (de plazo mínimo a 5 años) la diferencia con el tipo de cambio libre. Por ejemplo: para un depósito de 10.000 dólares, el banco pagaría al vencimiento de la reprogramación (en abril) 14.000 pesos más CER y el gobierno cubriría con un bono la diferencia hasta 36.000 pesos (si el tipo de cambio siguiera a 3,60 para entonces). Hasta ayer a la mañana ésta era una posibilidad firme. Pero el propio Lavagna le restó chances desde Italia, preocupado por la dificultades que habrá en el futuro para cumplir con la montaña de bonos ya emitidos (Boden 2005, 2007, 2012 y 2013). De hecho, algunos economistas, como Javier González Fraga, creen que si el Estado pretendiera pagar esta diferencia cambiaria, los bonos deberían emitirse a 25 años (ver aparte).
- Por eso, una alternativa que luce atractiva a los ojos del ministro es que los bancos arreglen con sus clientes la devolución, pero dentro de un cierto esquema. Así, se conservaría la reprogramación actual de depósitos, al vencimiento el banco pagaría 1,40 más CER y la diferencia hasta el tipo de cambio libre sería incluida en nuevo cronograma de retiros. A su vez, el Banco Central se comprometería a proveer de liquidez a los bancos para que pudieran cumplir con los vencimientos de la nueva reprogramación. Pero el Estado no se haría cargo de la diferencia cambiaria. Si los créditos siguieran pesificados 1 a 1, es difícil creer que los bancos no presionarán para el Estado les compense la diferencia entre el 1,40 y el tipo de cambio libre. Hay que recordar que ya fueron resarcidos en sus balances con Boden 2012 por la diferencia entre 1 peso que cobran a los deudores y 1,40 que pagan a los depositantes. “Tampoco los estamos compensando hoy por los amparos”, sostienen en Economía, para justificar la propuesta de no inventar más bonos.
- La última alternativa es un esquema similar al de Uruguay. Los bancos deberían solucionar el problema con sus clientes, sin ninguna intervención estatal. Es decir: no habría ningún compromiso de la autoridad monetaria de proveer asistencia a los bancos al momento del reintegro de los depósitos reprogramados. Sin embargo, esta vía dejaría en una situación delicada a los bancos públicos, que requerirían de algún trato especial.
Ayer, hasta Eduardo Duhalde abrió la puerta al fantasma que más aterroriza a los deudores, como repuesta desesperada a una eventualdolarización de depósitos. ¿Yo me pregunto que va a pasar con los deudores?, interrogó, pícaro, el presidente. Sin embargo, en Economía admiten que la dolarización generalizada de los créditos es algo imposible de llevar a la práctica. “No nos están pagando 1 a 1, ¿a quién se le ocurre que nos van a cumplir al dólar libre?”, confesó, en privado, un banquero a este diario. En los últimos días, los principales bancos avisaron que, si la Corte asesta la estocada final a la pesificación, entonces accionarán en favor de la dolarización de los préstamos. Pero con la amenaza los bancos no buscan lo que proclaman, sino presionar al Gobierno para que acepte equilibrar sus balances con un nuevo bono por la diferencia cambiaria.
Lo que sí estudia el equipo de Lavagna es la posibilidad de redolarizar algunos créditos, los de montos superiores o los tomados por exportadores, con capacidad de repago en divisas. Sería una forma de aliviar la abultada factura que algunos temen que de una manera u otra –con este gobierno o el próximo– termine abonando el Estado. Como siempre.

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