ECONOMíA › CAMBIA DE TONO EL INFORME DE INFLACIóN DEL BANCO CENTRAL. EJE EN EL ALIENTO A LA INVERSIóN
El primer informe del BCRA de la era post Redrado marca claras diferencias con el tono autorreferencial que le daba el desplazado ex presidente. Tampoco critica el gasto público y sí pide impulsar la inversión para aumentar la capacidad instalada.
En un carácter menos autorreferencial y sin tanta carga valorativa, el Banco Central difundió el anticipo del Informe de Inflación para el primer trimestre de 2010. A diferencia de las publicaciones previas, el trabajo contiene escasas menciones de autoelogio y en cambio es más técnico. En cuanto al control de la inflación, resalta que no es un tema que incumbe exclusivamente al Central y se abstiene de criticar la expansión del gasto público. En cambio, pone el acento en la necesidad de incrementar la capacidad instalada a través del aumento en la inversión, lo que da cuenta de una visión más heterodoxa del fenómeno. Un elemento de continuidad es la inclusión de estimaciones de consultoras privadas.
Luego de que Martín Redrado fuera desplazado del Central, no en forma definitiva pero sí de la toma real de decisiones, la primera publicación que la entidad saca a la luz –con una semana de retraso respecto del calendario previsto– presenta diferencias respecto de la gestión previa. Sobresale un análisis más técnico, carente de elogios a la propia política del Central. El documento no menciona la creación del Fondo del Bicentenario, por el cual se afectan reservas internacionales al pago de deuda externa, aunque celebra la intención de Economía de retornar a los mercados de crédito voluntarios a través de la reapertura del canje.
Frente a las innumerables menciones que se hacían en informes previos a las bondades de la política de la autoridad monetaria, el actual sólo incluye una. Y los buenos resultados que se atribuye, los comparte con el Ejecutivo. “En la consolidación de la recuperación económica fueron claves las políticas de estímulo fiscal, y aquellas implementadas por el Banco Central, que permitieron superar con éxito los episodios de turbulencia ocurridos durante los últimos dos años”, resalta el documento. Respecto de este cambio en el carácter del informe, despreciando la parte más “propagandística”, en el directorio del Central indican que lo que pretenden es darle “más seriedad”. “Deseamos que sea una expresión de análisis de la economía más profundo y más técnico”, resaltó una alta fuente a Página/12.
Por otro lado, en términos conceptuales el informe se diferencia de las publicaciones anteriores por presentar una visión algo más heterodoxa respecto del análisis de la inflación. En las publicaciones que dirigía Martín Redrado como cabeza de la entidad, el BCRA se presentaba en forma casi exclusiva combatiendo el alza de precios, una concepción heredada de la escuela monetarista que domina la ortodoxia económica desde los años ’70. Además, se recaía sobre la expansión del gasto público como el principal dinamizador inflacionario.
En cambio, el presente documento se ocupa de aclarar que “en una economía en la que el mercado de crédito es extremadamente reducido, también lo es la capacidad de influir sobre la demanda agregada con el simple uso de las tasas de interés”. Por ello, “la capacidad del BCRA para anclar la inflación por sí mismo es limitada”, agrega. Indica que la ampliación de la capacidad productiva mediante la inversión permite incrementar la oferta y con ello reducir las presiones inflacionarias.
A pesar de su nombre, el Informe de Inflación es, más que un análisis sobre la evolución de los precios, un estudio de las variables macroeconómicas más relevantes. Su denominación responde al esquema de metas de inflación que intentó impulsar Alfonso Prat Gay durante su gestión al frente del Central, un instrumento típicamente ortodoxo donde la política monetaria queda exclusivamente atada a lograr una determinada evolución de precios, desechando otros objetivos, por ejemplo el crecimiento del producto.
El Central indicó que “la actividad económica consolidaría en 2010 la recuperación iniciada en la segunda parte de 2009”. El piso de crecimiento en el producto –en línea con el Presupuesto nacional– es de 2,5 por ciento, mientras que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (según datos de las principales consultoras de la city) remarca un alza de 3,5. El principal impulsor del alza sería el consumo, dentro de lo cual el informe destaca el impacto positivo del “aumento de las jubilaciones y las asignaciones familiares y el nuevo programa de Asignación Universal por Hijo”. Además, proyecta un dólar a 4,19 para fin de año.
Por el lado de la inflación, no se presenta ningún tipo de proyecciones cuantitativas. El informe evalúa que este año, “en un marco de relativamente baja capacidad ociosa y de recuperación de la actividad económica, se incrementarían los riesgos de que el crecimiento de la demanda no sea acompañado por un incremento equivalente en la oferta”, con la consiguiente presión inflacionaria. Para explicar la desaceleración de la inflación respecto de 2008, resalta el comportamiento de alimentos y bebidas en el segmento minorista y de los productos manufacturados en el mayorista.
Informe: Javier Lewkowicz.
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