ECONOMíA › JULIO DE VIDOVATICINO LA VUELTA A ALTAS TASAS DE CRECIMIENTO TRACCIONADO POR “UNA EUFORIA DE CONSUMO”
El ministro de Planificación habló en una entrevista de política y economía sin ceñirse a su área específica. El Congreso y la oposición. Diferencias con Cobos. El papel de los medios. Y un pronóstico de crecimiento basado en datos alentadores.
› Por Roberto Navarro
Julio De Vido es no sólo el ministro de Planificación de este Gobierno, cargo que ostenta desde el primer día del gobierno de Néstor Kirchner. Es un hombre esencialmente político, y uno de los más allegados al esquema de poder que conduce el kirchnerismo. Como tal, De Vido es una figura de fluidos lazos entre la conducción política del oficialismo y sectores empresarios, gobernadores, sectores sindicales y, muchas veces, con la oposición. Desde esa mirada, en una entrevista exclusiva con Página/12, De Vido se prestó a responder sobre una amplia gama de temas, la mayor parte de ellos fuera de su órbita específica. No ocultó su entusiasmo por algunos indicadores que le hacen prever que este año Argentina volverá a mostrar fuertes tasas de crecimiento. No se imagina una oposición abroquelada por derecha y por izquierda, y defiende con un abanico de argumentos la conveniencia de contar con el Fondo del Bicentenario. Se explayó, obviamente, sobre la importancia del cambio de titular en el Banco Central y lo que representa la conformación de un Consejo Económico similar al Consejo Monetario de Brasil. Aunque aquí, señala, no incluya al Ministerio de Planificación.
–¿Qué expectativas económicas tiene el Gobierno para este año?
–Está claro que el mes de enero se caracteriza por las vacaciones y el turismo, pero los números de la actividad económica saltaron todos por el aire. Si vemos los de consumo de energía, tuvimos cuatro días batiendo el record no en los picos por la ola de calor, sino en la base de la curva de consumo. Este viernes, el pico máximo se clavó a las 15 horas en 19.560 megavatios y eran las 16.30 y estaba en 19.100; durante más de tres horas el consumo superó los 19.000. Hay una euforia de consumo muy importante y, aunque es aventurado arriesgar cifras, ya hay indicios que permitirían hacer predicciones de un crecimiento hasta del 7 por ciento para el año. Y no es que no crea que podamos crecer 8 o 9 puntos; creo que hay que trabajar mucho y bien. Si nos reunimos el Estado, los inversores privados, las empresas públicas, los trabajadores, es decir, todo un universo de gente que quiere crecer y acordamos algunos puntos básicos, el país va a seguir creciendo y desarrollándose como en estos años. Están creadas las bases para un largo período de crecimiento.
–En marzo se va a tratar en el Parlamento el tema de los DNU por el Fondo del Bicentenario. ¿Qué expectativas tiene el Ejecutivo?
–La lógica indica que se va a aprobar, porque es una herramienta para tener un país en el que las economías regionales se van a potenciar, en el que las provincias van a poder tener crédito a tasas razonables. Soy refrendante del decreto, y estoy convencido de que el Fondo del Bicentenario es muy favorable para la economía argentina. El propio mercado, cuando la Presidenta lo anunció el 14 de diciembre, le dio una respuesta inmediata. Vamos a tener más crédito, más barato, y vamos a tener, fundamentalmente, una gran agilidad presupuestaria. Lo que íbamos a hacer en un año, lo podremos hacer en 8 meses o menos, porque vamos a tener más liquidez. El Fondo es para dar certeza a la deuda.
–Pero prácticamente toda la oposición está en contra.
–Creo que son todas chicanas. No escuché ningún fundamento que reflexionara sobre la calidad de la medida, que es excelente desde todo punto de vista: para la credibilidad del país, para la certeza de la negociación del canje y para seguir generando confianza en el mundo. Esta semana el presidente del Bandes, el Banco de Desarrollo de Brasil, me ofreció dos mil millones de dólares para nuevas obras de infraestructura. Si hoy a mí me están ofreciendo ese crédito es porque ven una posibilidad de ejecución concreta, que a lo mejor no la tienen ni en el mismo Brasil. Yo creo que el Fondo le da certeza y credibilidad a un país que hace siete años explotó. Es razonable que uno les dé certezas a los acreedores.
–Luego de dos presidentes del Banco Central como Alfonso Prat Gay y Martín Redrado, ¿qué significa el cambio por Mercedes Marcó del Pont?
–Está claro que es un cambio importante, porque es una persona fuertemente comprometida con el campo nacional y popular. En lo que respecta a la política, la Presidenta fue muy clara en la conformación de una sinergia bien articulada entre la política económica del Ministerio de Economía y la administración de las reservas del Banco Central. También es una chicana absurda eso de que en esta relación quedan afuera los ministerios de Industria y de Planificación; siempre que haya algo que competa a esta parte del Gobierno, vamos a ser llamados a opinar y participar. Está claro que, si en un tema tan complejo como es el energético, podemos trabajar articuladamente y en equipo –generadoras públicas con generadoras y transportadoras privadas—, entonces es lógico que vamos a poder ponernos de acuerdo tres ministros y sentarnos a dialogar. Hay ejemplos a nivel internacional para la creación del Consejo Económico, entre el Banco Central y el Ministerio de Economía, que van a darle mucha mejor imagen y potencialidad a la Argentina y cohesión a las políticas.
–En un contexto de paridad en el Congreso, la Unión Cívica Radical le acaba de reclamar al vicepresidente Julio Cobos que vote siempre alineado con su partido. ¿Va a ser difícil para el Gobierno avanzar en los próximos años?
–Mi visión respecto de tener un vicepresidente que de alguna manera milita en la oposición es muy clara. No ha cambiado mi opinión respecto de la actitud de Cobos y su voto en la Resolución 125. Además, pertenezco y milito en un partido que desde hace 40 años festeja el Día de la Lealtad y está claro que tengo mis profundas diferencias con el vicepresidente. Más que con él, con sus actitudes en relación con el oficialismo. Además, por la conformación actual del Congreso, las mayorías se van a lograr de acuerdo con los temas que se traten. Yo no veo un Congreso con una oposición aglutinada de izquierda y de derecha, una amalgama algo extraña, votando en bloque, sino que veo a la oposición votando según el tema; pienso que algunos temas serán más fluidos y otros más discutidos. Creo que hay que ver la calidad de los temas y el reflejo que genera en el arco opositor. Cuando digo calidad no me refiero a buenos y malos, sino a la impronta política. Suponer un alineamiento inmediato de todos los opositores es no entender nada de política. Ni entender lo que es la Argentina.
–¿Cree que hay una suerte de conspiración de algunos medios contra el Gobierno? ¿En cuánto influyen los medios en la realidad del país?
–Creo que la discusión de la ley de medios audiovisuales y el propio conflicto de Telecom dan cuenta de una gran puja de intereses y de espacio de poder. Lo que a mí me preocupa es que a los espacios de poder políticos no los reclame la política, sino otros sectores que defienden intereses particulares. Cuando los empresarios están en su tarea, los que hacemos política en la nuestra, los trabajadores en la propia, el país va para adelante. Si tenemos a la prensa que, en vez de hacer su trabajo, está tratando de generar un clima de incertidumbre constante, con mentiras e inventos, sin duda perjudica el normal funcionamiento del país. Y creo que esto pasa porque no hay la diversidad suficiente de bocas informativas, sino que están muy concentradas. Incluso, algunas que parecen distintas, juegan en el mismo sentido.
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