Sáb 27.02.2010

ECONOMíA  › PANORAMA ECONóMICO

Dynamite Prize

› Por Alfredo Zaiat

El 8 de noviembre de 2009 un destacado grupo de economistas, entre los que se encuentran James Galbraith, Joseph Stiglitz, Dani Rodrik, Jan Kregel, Mark Weisbrot, Jeffery Sachs, entre los más conocidos en Argentina, se comprometieron a contribuir en un blog denominado Real-World Economics Review. Participan más de 250 economistas que interpelan al neoliberalismo y a la primacía de las finanzas en la economía global. Ya reúnen más de once mil adherentes y una de sus últimas iniciativas fue la de convocar a una votación para la elección del Dynamite Prize in Economics. Este galardón, una especie de Premio Nobel del culpable de la crisis financiera mundial, fue creado por ese blog en respuesta a los intentos de los economistas para evadir la responsabilidad de la debacle calificándola de una manera impredecible (“Cisne negro”). El editor del blog, Edward Fullbrook, señala con pertinencia que no “todos” los economistas son “malos”. “Sólo los economistas neoclásicos (neoliberales) causaron la crisis global.” Explica que “hay otros enfoques de la economía que son más realistas, o al menos, menos delirantes, pero éstos han sido suprimidos en las universidades y excluidos de las políticas de los gobiernos”. Unos 7500 participantes pudieron elegir hasta tres máximos responsables de la reciente crisis global, totalizando 18.531 votos. El resultado otorgó el primer lugar a Alan Greenspan, el segundo fue ocupado por Milton Friedman y el tercero, por Larry Summers.

Este premio fue entregado con sus respectivas argumentaciones. Greenspan, con 5061 votos, lideró la encuesta por haber sido presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense) desde 1987 a 2006, desde donde implementó la política de expansión de dinero y crédito que creó la burbuja que estalló. Además, promovió en forma agresiva la idea de que los mercados financieros son eficientes naturalmente y, por ese motivo, no necesitan de regulaciones. Friedman, con 3349 votos, fue el propagandista de la ilusión de que una economía puede encerrarse en un modelo utilizando suposiciones acerca de su naturaleza. “Esto, junto con su modelo simplista del dinero, alentó el desarrollo de la fantasía de las finanzas que facilitó el colapso financiero mundial”, detallaron los jurados. El podio lo cerró Summers, con 3023 votos, que como secretario del Tesoro de Estados Unidos durante la administración Clinton fue uno de los principales impulsores de la derogación de la Ley Glass-Steagall, que desde la gran crisis de 1929 había mantenido separada la banca comercial de la de inversión. Junto a Greenspan y Wall Street colaboró para frenar cualquier regulación en la actividad de los “derivados”, instrumentos financieros que profundizaron la debacle. Grecia es la última víctima de esa sofisticada bicicleta financiera.

Para contraponer al Dynamite Prize in Economics, Real-World Economics Review convocó al Revere Award in Economics, en honor de Paul Revere, uno de los héroes de la lucha independentista de los Estados Unidos, que se ganó su lugar en la historia gracias a su famosa cabalgata de la noche del 18 de abril de 1775, cuando recorrió varias poblaciones alertando a sus habitantes sobre el avance de las tropas británicas. Este premio se otorgará a los tres economistas que alertaron sobre la crisis financiera global, galardón que tiene el objetivo de exponer la falsedad del análisis neoliberal acerca de que era imposible prevenir la debacle y, fundamentalmente, para que sean tenidos en cuenta y así evitar otra crisis en el futuro. La encuesta en el blog todavía sigue abierta.

Esta corriente del pensamiento económico que se rebela no es la dominante pese a los fabulosos costos que implicó la caída del Muro de Wall Street. El curso que está teniendo la crisis global muestra que el sendero sigue siendo delineado por los mismos que la provocaron. El ataque especulativo contra el euro y las recetas que se proponen para las debilitadas economías de Europa revelan que el poder financiero y sus economistas siguen haciendo de las suyas. En la debacle de Grecia estalló un escándalo de proporciones, que analistas minimizan o directamente lo aborda como una anécdota. Se trata de las maniobras realizadas por el banco de inversión Goldman Sachs en 2002 para facilitar el ingreso de Grecia a la Unión Europea. Esta entidad gestionó colocaciones de bonos griegos por unos 15.000 millones de dólares (unos 11.000 millones de euros al cambio actual) tras llevar a cabo un canje de divisas que permitió al gobierno de Atenas ocultar la verdadera cuantía de su déficit, y así lograr la aprobación de entrada a la Unión Europea. En los folletos de colocación de esas emisiones no se hacía mención alguna a esa operación con monedas, que permitió captar unos 1000 millones extra. No dar la información sobre esa transacción habría permitido a Goldman, al resto de colocadores y al gobierno griego obtener un mejor precio por los bonos. Goldman ganó unos 735 millones de euros con la colocación de bonos griegos desde 2002. El actual gobierno griego impulsa una ley para crear un comité de investigación para determinar quién falseó los datos (especialmente, los de déficit y deuda pública) entre 2004 y 2009, período correspondiente a la gestión del gobierno conservador.

La situación es aún más inquietante puesto que, según la denuncia del vicepresidente del gobierno socialista de Grecia, Teodoro Pangalos, Italia y Bélgica aplicaron las mismas técnicas para ingresar al euro. A Grecia se la acusa de haber ocultado sus cifras fiscales reales durante años. “Simplemente pones una cantidad de dinero en el balance del siguiente año... es algo que ha hecho todo el mundo y Grecia no ha llegado tan lejos como, por ejemplo, Italia”, indicó Pangalos. Grecia contabiliza un déficit fiscal explosivo del 12,7 por ciento del Producto, de la cuenta corriente del 14 por ciento y acumula una deuda pública de 300 mil millones de euros (equivale al 125 por ciento del PIB). En este año deberá conseguir financiamiento para cubrir vencimientos por 50 mil millones. El gobierno socialista griego de George Papandreu se ha comprometido a reducir el déficit público en cuatro puntos este año para pasar del 12,7 al 8,7 por ciento, con medidas de austeridad fiscal que provocaron una reacción social con una impactante huelga general el miércoles pasado. Propone, entre otras iniciativas, reducir el gasto global en salarios públicos y disminuir los gastos en Salud y Defensa, estos últimos muy por encima de la media comunitaria debido al conflicto con Turquía por Chipre. En la cuenta de los ingresos se anunció un incremento de la progresividad de los impuestos, aumento de los gravámenes en el tabaco y alcohol y eliminación de las exenciones fiscales, entre otras.

El economista brasileño Luiz Carlos Bresser-Pereira escribió un artículo en el Folha de Sao Paulo advirtiendo que “los mercados financieros son incorregibles. Ahora la especulación se dirige contra el euro, o más específicamente, está dirigida contra Grecia, para luego atacar a Portugal y España, los países más vulnerables en la zona del euro”. Para señalar que “el ataque especulativo es otra prueba de la necesidad de una regulación estricta sobre los bancos y fondos de cobertura (hedge funds)”. Bresser-Pereira concluye con una sentencia que vale la pena destacar ante el renacer local de representantes del pensamiento conservador, a quienes todavía se les observa las manos que condujeron al país a una de sus peores crisis: “La creación de dinero es una capacidad inherente al sistema financiero... pero el dinero es un bien público potente y peligroso que necesitan que las sociedades democráticas lo mantengan bajo control”.

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