“Lo único que se manda a hacer afuera es lo que no se puede hacer adentro”, insistió ayer una alta fuente de Aerolíneas Argentinas que en la víspera reiteró mediante un comunicado que la proporción de reparaciones de aviones en talleres propios creció del 37 al 52 por ciento en los dos últimos años. La precisión de la compañía fue incluida en un comunicado difundido a raíz del allanamiento judicial a sus oficinas, disparado por una denuncia sobre una reciente reparación contratada en Brasil.

La medida fue ordenada por el juez federal Julián Ercolini, quien el jueves llegó a las oficinas de Bouchard en busca de datos sobre el envío a un taller carioca de un Airbus 340 LV-Bit para la realización de un chequeo clase C. Según la denuncia que radicó en la Justicia el abogado Monner Sans, con el auxilio de documentación que le entregó Ricardo Cirielli (titular de APTA, gremio de los técnicos aeronáuticos), esa contratación se habría hecho en forma directa e incumpliendo otras formalidades.

Aerolíneas aclaró que se realizó un concurso privado de precios del que participaron “nueve talleres externos, entre ellos Lufthansa Technik AG, Ameco, Iberia, Air France, IAI Bedek Aviation Group, TAP Mantenance and Engineering Brazil, KLM, Sogerma y San Antonio Aerospace”. La oferta “más económica”, por 648 mil dólares, fue la de Tap M&E, que finalmente resultó contratada. Una ventaja adicional habría sido su localización próxima, en relación con la de otros talleres, que estaban ubicados en Israel o Filipinas.

Respecto de la habilitación de la empresa contratada, Aerolíneas asegura que la obtuvo a dos días de ganar la licitación y fue otorgada por la propia línea de bandera, según un procedimiento habitual por el que estos talleres solicitan el OK de aquel que lo contrata sólo en el momento en que esto ocurre. Lejos de llevarse computadoras, los oficiales de Justicia que allanaron las oficinas pidieron fotocopias del contrato y del resto de documentos utilizados para solicitar el servicio brasileño que, según la propia AA, prometía ser mucho más rápido que el que garantizaban los talleres propios.