El disparador fue el rayo que imprevistamente neutralizó los controles electrónicos del tráfico aéreo en Ezeiza en 2007, obligando a salir de la emergencia con la operación manual y la consiguiente demora en la recepción y despacho de todos los vuelos. Fue entonces cuando el Estado resolvió contratar a Indra para instalar un simulador de control y el correspondiente software con los que operan las torres de control de esa estación y de la de Córdoba. Por poco más de 11 millones de euros, la Administración de Aviación Civil puso en marcha el nuevo sistema, que va de la mano del proceso de radarización. Para cubrir con este recurso el 20 por ciento del territorio que aún no tiene este amparo, la ANAC tiene un convenio con Invap.