–¿Se seguirán usando las reservas del Banco Central para pagar deuda? –preguntó Página/12 al ministro de Economía, Amado Boudou.

–Sí, seguiremos usando las reservas.

–¿Y cómo?

–Vamos a hacer todo lo que haga falta para cumplir los compromisos que tiene la Argentina. Los compromisos con los jubilados, con la asignación por hijo, con el plan de infraestructura más ambicioso en la historia del país y también con los acreedores, que dicho sea de paso cobran una deuda que no fue generada por este gobierno.

–¿Pero se usarán las reservas a pesar del fallo judicial que suspende el Fondo del Desendeudamiento Argentino?

–Vamos a hacer todo lo que haga falta para cumplir los compromisos que tiene el país.

El titular del Palacio de Hacienda no se movió de esa posición ante la consulta de este diario, en línea con el discurso de la Presidenta en cadena nacional. Por más que puedan analizarse alternativas al Fondo del Desendeudamiento para llegar a un destino semejante, es decir, el de disponer de reservas del BCRA para cancelar vencimientos, por ahora de eso no se habla. Boudou repitió la estrategia definida en la Casa Rosada de defender las bondades del Fondea y cuestionar a la oposición por “rechazar todo sin propuestas”.

–¿Si el Fondea es una buena medida, no había forma de negociarla con dirigentes de la oposición?

–Pero cuál es la propuesta de la oposición, la de Pino Solanas que dice que no hay que pagar nada o la de Macri y los ex funcionarios de la Alianza que quieren hacer un ajuste y salir a los mercados a pagar tasas de interés de más del 15 por ciento. Este es un falso dilema. Nosotros tenemos que llevar adelante las medidas que son mejores para el país con racionalidad y responsabilidad, y es lo que vamos a hacer.

Para el titular de Economía, el pago de deuda con reservas del BCRA es “un instrumento eficiente y financieramente muy importante”. “Se usan excedentes del Central por los que se reciben muy pocos intereses, de menos del 0,5 por ciento anual, para cancelar deudas con tasas de interés mucho más altas. Además, las alternativas de financiamiento en este momento serían más costosas y, por ende, perjudiciales para toda la economía”, aseguró.

La misma lectura parecen haber realizado los mercados financieros, que tanto cuando se instrumentó el Fondo del Bicentenario como cuando se resucitó esa idea con el Fondea reaccionaron positivamente. “Con el anuncio de diciembre, el riesgo país descendió de 1062 a 660 puntos, el Boden 2014 subió 41 por ciento y el discount en pesos, 54,1. Todo ese efecto benéfico se revirtió cuando empezaron las políticas de palos en la rueda contra el Gobierno. Y en dos días de funcionamiento del Fondea, el riesgo país cayó 36 puntos, el 4 por ciento, el Boden 2012 aumentó 1,4 por ciento, el Boden 2015, 4 por ciento, el discount en dólares, 6,1 por ciento, y el Merval creció 3,6. Esto demuestra la racionalidad económica de la medida, que desde el punto de vista financiero es muy importante para apalancar el proceso de canje de deuda en default que venimos llevando adelante.”

Este diario le preguntó al ministro si los costos de la crisis política que se desató con el decreto de necesidad y urgencia que reemplazó al Fobi por el Fondea no terminan siendo mayores a los beneficios de la medida. “Si eso ocurre será responsabilidad de quienes quieren ponerle palos en la rueda al Gobierno y no se dan cuenta de que el país debería ser una construcción colectiva.”

Sobre su escritorio, Boudou tiene un papel que recuerda algunos de los decretos de necesidad y urgencia que dictaron gobiernos anteriores sin que merecieran el repudio de la oposición ni bloqueos en la Justicia. “Es curioso lo que pasa con los DNU, porque esta herramienta fue utilizada cuando no estaba en la Constitución ni se había reglamentado su funcionamiento. De la Rúa firmó uno para aprobar la compra de equinos para regalarlos a diplomáticos, otro para modificar la ley de ART y quitar derechos a los trabajadores, y hasta el megacanje que le costó una fortuna al país se hizo por un decreto simple”, se despachó. “En la presidencia de Carlos Menem se concretó por DNU la mal llamada flexibilidad laboral, que en realidad implicaba sacarles derechos a los trabajadores y llevó al desempleo a casi el 20 por ciento, y también por decreto se impuso el tristemente célebre Plan Bonex que confiscó plazos fijos a los ahorristas”, mencionó. Por último, apuntó que en el gobierno de Alfonsín “se dio uno de los casos más llamativos, porque bastó un decreto para cambiar la monda de la República Argentina”. “Es decir, para afectar derechos de los trabajadores o de la población nunca nadie puso obstáculos. Pero cuando la Presidenta firma decretos que mejoran la calidad de vida de la gente surgen los problemas”, reprochó.

El Gobierno insiste en echarle la culpa de la situación actual a la inflexibilidad de la oposición, en un discurso en espejo con el de ese sector, que carga todas las responsabilidades en el Poder Ejecutivo por no sentarse a negociar. Para Boudou, “lo más sorprendente” es escucharlo a Macri. “Lo que él plantea es hacer un ajuste de gastos para destinar esa plata al pago de la deuda. Es decir, le quiere sacar plata a la economía real, a las obras públicas, para pagarle al sector financiero. Pero al mismo tiempo en los últimos días su gobierno emitió deuda a tasas del 13 por ciento. Macri dice frases vacías que no se corresponden con las decisiones políticas que toma todos los días cuando le toca gestionar.”

Boudou le dedicó al radicalismo un párrafo en el mismo tono. “Están proponiendo un ajuste para pagar la deuda. No me llama la atención que lo hagan los integrantes de la Alianza, porque cuando les tocó gobernar no dudaron en bajarles el 13 por ciento a los jubilados y a los empleados públicos para pagar la deuda externa”, disparó. “La foto de ayer (por anteayer) en el Senado es triste y una muestra de quiénes son los que nos enfrentan: estaban Carlos Menem, que llevó el desempleo al 20 por ciento, Rodríguez Saá, el autor material del default, y los integrantes de la Alianza que hundieron al país en la peor crisis de su historia”, acusó.