ECONOMíA › PLANIFICACIóN RESPONSABILIZó A PETROBRAS Y SHELL POR EL DESABASTECIMIENTO DE COMBUSTIBLE
El ministro Julio De Vido cargó las responsabilidades sobre las dos firmas, que estarían subutilizando su capacidad de refinación. Explicó que buscan volcar la demanda sobre YPF, que vende más barato, para obligarla a aumentar.
› Por Cledis Candelaresi
Usando la vía de un comunicado, el ministro de Planificación acusó ayer a Shell y Petrobras de retacear la refinación de petróleo para “desabastecer al mercado y obligar a YPF a subir sus precios”. En el mismo texto, advirtió que el Estado intervendrá para “asegurar que las “refinadoras utilicen su máxima capacidad” y, casi al mismo tiempo, fuentes de la Secretaría de Comercio hicieron saber que Guillermo Moreno enviaría inspectores a las estaciones de servicio para testear si efectivamente hay faltantes e identificar sus causas.
El punto de partida del conflicto es la escasez de naftas esbozada en los últimos días en algunas estaciones, básicamente de YPF, que sigue teniendo los precios más bajos de plaza, a pesar de la estrategia de ajustes secuenciales. El último de ellos fue el viernes e implicó un incremento entre el 2 y 3 por ciento para las estaciones de todo el país. La suba dejó a algunos de sus productos por encima de los de Esso. Pero pocas horas después, esta compañía hizo otra corrección y se ubicó nuevamente por encima.
“No existe falta de capacidad instalada, sino que hay una decisión por parte de esas empresas de refinar menos petróleo para causar un escenario de desabastecimiento”, acusó el comunicado oficial difundido ayer por Julio De Vido desde Francia, donde participó de un congreso internacional.
“Como empresa con participación nacional, YPF mantiene un precio testigo en el mercado, que la actitud irresponsable de Shell y Petrobras busca alterar, lo que provocaría que los consumidores paguen precios más altos”. A decir del funcionario, esas refinadoras producen menos combustible del que pueden para que la demanda presione a YPF, obligando a la empresa administrada por los Eskenazi a encarecer sus productos. De ese modo, ésta perdería su ventaja comparativa, creando, a su vez, una plataforma para nuevas subas.
Esso fue excluida del embate oficial. La subsidiaria de la norteamericana Exxon viene registrando aumentos en sus ventas superiores a los de YPF y asegura que lo atiende refinando al tope de su capacidad, un punto sobre el que el Gobierno advierte que pondrá el foco.
Periódicamente las refinadoras informan a la Secretaría de Energía sobre su producción de combustible, dato que cruzado con la capacidad de refinación permitiría inferir si tienen o no capacidad ociosa. En base a esa información oficial, YPF estimó para enero que mientras ella trabaja al tope, Esso tendría un margen ocioso del 13,2 por ciento sin utilizar, Shell del 15,4 y Petrobras, un 24,7 por ciento.
El otro punto sobre el cual el Gobierno promete poner la mira son las exportaciones de naftas, buscando evitar que se despache afuera un producto que escasea adentro del país. Vender al exterior fue una salida muy atractiva para las empresas que, en un tiempo, compensaban por esa vía la menor rentabilidad de tener precios planchados en el mercado interno. Pero las retenciones, sumadas a los aumentos de precios para los surtidores locales, habrían modificando esa ecuación haciendo menos atractiva la salida exportadora.
Petrobras omitió responder formalmente ayer al ministro. Pero en su comunicado del día previo aclaró que no tenía faltantes en ninguna de sus estaciones y que no sólo procesa el crudo que produce, sino que compra más en el mercado. Fue una respuesta a la acusación de YPF, que anticipó la visión ministerial.
“La política deliberada de mantener precios bajos ha provocado una concentración, sacando a la competencia de algunos lugares”, replicó ayer Juan José Aranguren, presidente de Shell Argentina. Aludía así, a la vez, a la presunta acción combinada del Gobierno, que pugna por contener los precios, e YPF, que trata de respetar esa consigna, aunque sin apartarse de la estrategia común de ajustes con cuentagotas. “¿Alguien puede obligarnos a refinar a pérdida?”, desafió en declaraciones radiales el ejecutivo, confrontador consagrado del gobierno nacional.
Un día antes, Shell había asegurado estar trabajando a “la máxima carga que le permite la oferta de crudo disponible”. Si la capacidad de refinación está al tope, para atender inmediatamente una demanda creciente de nafta y gasoil, las refinadoras deberían importarlo (como está haciendo YFP con un cargamento de súper) y deberían hacerlo a pérdida, ya que el combustible es más caro afuera que adentro. Si faltara crudo, la disyuntiva es similar, ya que habría que traerlo a precio internacional, que está por encima del interno.
Invocando la ley de Abastecimiento, el Estado puede no autorizar exportaciones si hay demanda interna insatisfecha. Pero es menos probable que pueda obligar a fabricar o a importar en esas condiciones. Ayer, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, planteó una solución alternativa. Al tiempo que lanzó a sus inspectores a la calle para verificar el estado de abastecimiento en las estaciones de servicio y, en su caso, indagar sobre las causas de la eventual falta de combustibles, lanzó una advertencia. “Si el Gobierno constata –señala un comunicado de anoche de Comercio Interior– que alguna destilería está siendo subutilizada, es decir que no trabaja al ciento por ciento de su capacidad, obligaremos a destilar petróleo a nombre de la empresa o de terceros.”
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