ECONOMíA › LA PRESIDENTA DEL BANCO CENTRAL ARREMETIó CONTRA LA ORTODOXIA Y PLANTEó LOS EJES CENTRALES DE SU GESTIóN
Mercedes Marcó del Pont señaló que la autonomía del BC implica convalidar un Estado dentro de otro. Consideró que hubo un “lavado de cerebro” por parte de la ortodoxia. Y afirmó que no pretende convertirse en enemigo del sector financiero, al que sólo quiere regular.
› Por Tomás Lukin
Después de unas semanas movidas, Mercedes Marcó del Pont pudo volver a hablar de política económica con más tranquilidad. La desconcentración del crédito, los movimientos de capitales y el debate acerca del rol del sistema financiero recuperan lentamente el centro de su agenda. “De la mano de una mala interpretación sobre la autonomía del Banco Central se pretendió convertirlo en un Vaticano dentro de Argentina, donde la realidad pasaba por otro lado”, sostuvo la banquera central. Con el escenario legislativo a favor de la funcionaria, la presidenta Cristina Fernández consideró el accionar de la oposición en la Comisión de Acuerdos del Senado como “una maniobra destituyente contra la licenciada Marcó del Pont” (ver aparte).
Relajada y con su sonrisa habitual, participó de las jornadas en homenaje al Día Internacional de la Mujer Trabajadora organizadas por la cartera laboral. Desde allí, arremetió contra el “lavado de cerebro” orquestado por la ortodoxia económica a lo largo de las últimas décadas. Aunque la incertidumbre sobre su futuro en la autoridad monetaria no quedó totalmente superada, la economista remarcó, ante un auditorio colmado, su intención de continuar en el cargo. “Espero poder seguir al frente del Banco Central la semana que viene”, expresó al finalizar.
Durante su intervención, seguida por un público predominantemente femenino, Marcó del Pont planteó la necesidad de “desmitificar por qué están las reservas, cómo se generaron desde 2003”. Con respecto a la creación del Fondo del Desendeudamiento, la banquera consideró que su utilización para el pago de los vencimientos de deuda “permite consolidar el proceso de crecimiento”.
“Así como en los ’90 el Ministerio de Trabajo pareció dedicado a preservar las espaldas de las empresas, con los trabajadores como variable de ajuste, el Banco Central estuvo dedicado a defender los intereses de los bancos”, acusó Marcó del Pont, quien estuvo acompañada por el anfitrión Carlos Tomada. La economista buscó dejar claro que no pretende convertirse en un enemigo del sector financiero, sino más bien “regularlo” para que recupere su función de financiamiento al crédito productivo a plazos más largos. “En Argentina se discutió muy poco alrededor de las cuestiones monetarias, el crédito y el rol que debe tener el sistema financiero para promover este proceso de desarrollo con inclusión social”, puntualizó la funcionaria.
A pesar de sus duras críticas sobre la función de la autoridad monetaria, la titular del Central reconoció algunos aspectos positivos de la gestión del despedido Martín Redrado. “Algunas cosas se hicieron bien, como el mantenimiento de un tipo de cambio competitivo y su rol en la promoción del empleo y la protección del trabajo nacional. Pero no mucho más”, argumentó.
La solidez y solvencia del sistema financiero, continuamente resaltadas por su antecesor, no fueron cuestionadas. Sin embargo, advirtió que “cuando observamos la distribución del crédito o los niveles de bancarización advertimos un elevado nivel de concentración”. El sistema financiero local exhibe el índice más bajo de préstamos en relación con el PIB de América latina, tan sólo el 12 por ciento, lejos del 40 por ciento de Brasil. A su vez, el 99 por ciento del volumen total no supera los 200 mil pesos y se destina a las actividades más “rentables”: consumo y financiamiento de tarjetas de crédito.
Además, la economista se refirió al “abandono geográfico” por parte de las entidades financieras de las zonas menos rentables del país. El 85 por ciento de las sucursales de los diez bancos más grandes están concentradas en tan sólo cinco lugares, Buenos Aires, ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. La bancarización en el resto del territorio nacional es muy limitada. “Después de tantas décadas de lavado de cerebro pudimos demostrar que había mitos en Argentina sobre lo que se podía y lo que no se podía hacer en el terreno de derechos humanos, justicia, empleo y economía”, remarcó la funcionaria en el auditorio del Ministerio de Trabajo. “Transformar genera reacciones”, refirió tras aludir a la utilización del miedo por parte de algunos sectores como mecanismo para inhibir los cambios.
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