ECONOMíA › QUITE DE COLABORACIóN EN AEROLíNEAS. MáS DE VEINTE VUELOS AFECTADOS
Más de una docena de vuelos cancelados y otros tantos demorados. Este era el panorama hasta el mediodía de ayer en el servicio de Aerolíneas Argentinas, cuando su titular, Mariano Recalde, iniciaba junto al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, una nueva ronda de reuniones con los gremios del personal que se encuentra en conflicto. El martes habían quedado en tierra 20 vuelos programados y los pronósticos para hoy eran disímiles: mientras los gremios de los técnicos y comandantes de vuelo aseguraban que el “quite de colaboración” se mantiene al menos hasta hoy, las autoridades confiaban en encontrar anoche una solución que destrabara el conflicto.
La situación en el Aeroparque Metropolitano, durante el día de ayer, fue similar al de las jornadas anteriores: vuelos cancelados, otros con demora y, finalmente, algunos en suspenso o con la indicación “consulte a la compañía”. Los vuelos que debían partir en horas de la mañana hacia El Calafate, Ushuaia, Iguazú, Córdoba y Mendoza fueron cancelados. Tampoco partió el que debía traer pasajeros desde Iguazú a Buenos Aires. Los vuelos internacionales que parten de la misma estación aérea también sufrieron inconvenientes: los que debían partir a Santiago de Chile y a Río de Janeiro estaban demorados y su salida seguía siendo condicional hasta entrada la tarde.
Lo incomprensible para toda persona ajena al conflicto es que éste se haya disparado a partir de la designación de un gerente de operaciones. Del responsable de esa área dependen las decisiones sobre el diagrama de vuelos y la designación del personal para los mismos. Tras un concurso, Recalde había ubicado en ese cargo a Guillermo Ballesteros, un hombre que cuenta con el favor del gremio de los pilotos (APLA), pero es rechazado por técnicos (APTA) y comandantes de vuelo (UALA). Buscando evitar que la Gerencia de Operaciones quedara presa de una disputa entre gremios, Recalde decidió reemplazar a Ballesteros, a pocas semanas de nombrarlo, por Andrés Fabre Robles. Pero esta definición provocó una renuncia en masa de pilotos ligados a APLA (alrededor de medio centenar).
Recalde repuso entonces a Ballesteros en el cargo para conformar a los pilotos, pero sólo consiguió que el poder de fuego –la presión– cambiara de manos: desde el viernes, técnicos y comandantes están en quite de colaboración, complicando el diagrama de vuelos.
El vidrioso conflicto fue minando la capacidad de conducción de Recalde, que inclusive habría ofrecido su renuncia, rápidamente de-sestimada. Sin embargo, ayer renació el entusiasmo tras las reuniones que mantuvo al mediodía, junto a Schiavi, con los representantes de los comandantes de vuelo, encabezados por Jorge Pérez Tamayo, y posteriormente con los técnicos aeronáuticos, con una conducción dividida pero en la que pesa fuerte Ricardo Cirielli. Aunque se desconocen los términos del eventual acuerdo, anoche las autoridades esperaban poder reunirse con los pilotos (APLA, conducida por Cristian Erhard) para alcanzar una solución definitiva.
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