El dólar se apreció ayer un centavo al público para ofrecerse en casas de cambio a 3,90 pesos para la venta. De esta forma, la divisa interrumpe quince jornadas sin movimiento en sus precios. De todos modos, la plaza continúa equilibrada por el fuerte ingreso de los exportadores y la intervención del Banco Central. De hecho, la entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont convalidó una leve alza en el mayorista, a partir de una intervención más agresiva, absorbiendo el exceso de oferta de divisas. Como ya es habitual, mediante la compra de euros a los bancos.

La autoridad monetaria adquirió euros por un monto equivalente a los 100 millones de dólares. No obstante, el stock de reservas se incrementó en 84 millones de dólares (a 47.961 millones), porque la entidad realizó pagos a organismos internacionales.

El resto del mercado se acopló a Wall Street. La Bolsa porteña operó durante toda la primera parte de la rueda en negativo, pero logró recuperarse luego de que la Reserva Federal anunciara que mantendrá su tasa de referencia en su mínimo histórico, entre 0 y 0,25 por ciento. Es así que el panel MerVal cerró casi con resultado neutro (verificó una suba marginal de 0,1 por ciento). Los títulos públicos, en tanto, lograron alzas promedio de medio punto porcentual.

A pesar del escaso margen de negocios, la Bolsa local logró esquivar los vaivenes provenientes de Europa. Todas las bolsas del Viejo Continente sufrieron nuevos descensos de sus indicadores, aunque menos significativos que los de la rueda anterior. La incertidumbre en esas plazas se vio reforzada por la rebaja en la calificación de la deuda española por parte de la agencia Standard and Poor’s, que se suma a la de Grecia y Portugal de anteayer.

El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, le restó importancia a la baja en la nota a los bonos soberanos de España y Portugal. “La agencias de rating no siempre aciertan. La gente les cree y por eso tienen influencia a corto plazo, pero a largo plazo lo que predominan son otros factores”, dijo el titular del organismo, que tampoco se caracteriza por prever colapsos financieros ni recetar políticas que ayuden a superar ese tipo de crisis. La crítica de Strauss-Kahn se suma a la realizada por la Comisión Europea, que solicitó a las calificadoras que trabajen “de manera responsable y rigurosa”.