Papelera Quilmes (ex Massuh) será finalmente una cooperativa, al menos por tres meses, hasta que se encuentre un inversor privado. Así se lo comunicó ayer Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, a los trabajadores de la papelera. El funcionario también explicó los motivos que llevaron a la disolución del fideicomiso financiero que administraba el Banco Nación, tal como adelantó Página/12. La planta volvería a funcionar la semana que viene, una vez que Nación Fideicomisos pague los salarios adeudados de la segunda quincena de abril –unos 300 mil pesos– y se termine de armar el plan de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas impuesto por Moreno. Por otro lado, el secretario de Comercio habría adelantado que el inversor privado interesado en comprar –en el ámbito de la quiebra– la papelera es la empresa Estrada, que el año pasado adquirió de Massuh las marcas Laprida, Miguel Angel, Congreso y Mis Apuntes por 2,8 millones de pesos.

Ayer a las 8 de la mañana, Moreno llegó a la fábrica de Quilmes para comunicarle a la comisión interna la última novedad. “La única salida es la cooperativa transitoria”, fueron las palabras del secretario, que estuvo acompañado por Alvaro Ruiz, subsecretario de relaciones laborales del Ministerio de Trabajo, y Daniel Moreno, de Nación Fideicomisos. La primera reacción de los trabajadores fue la sorpresa. “Nosotros no queremos la cooperativa. El rubro papelero es de capitales intensivos, por día necesitamos 200.000 pesos, lo que hace inviable el trabajo de una cooperativa. Pero si no queda otra, tendremos que adaptarnos”, explicó a este diario Héctor Urbanoviz.

Moreno les informó a los trabajadores por qué había fracasado el proyecto del fideicomiso administrado por el Banco Nación. Utilizó los mismos argumentos que había adelantado Fabián Ríos, presidente de Nación Fideicomisos a Página/12: “Para que se pudiera invertir, había que revalorizar la papelera. El inversor natural era la Anses. Pero como la jueza de la quiebra nunca homologó el contrato de Nación Fideicomisos, si el Estado ponía plata, la iba a perder ante cualquier posible comprador. Así que finalizamos el contrato”, explicó.

A las 10 de la mañana, los trabajadores mantuvieron una asamblea. Allí se les volvió a informar el plan de Moreno para relanzar la papelera, ya sin el gerenciamiento de Nación Fideicomisos. Primero se deberá homologar en la cartera laboral el proceso de desvinculación de los trabajadores con el fideicomiso. Luego se deberá avanzar en el plan de retiros voluntarios –que podría llegar a 30 empleados– y jubilaciones anticipadas –para 70 personas–. En total sería una reducción de 100 puestos de trabajo. Sin embargo, sobre este número el principal sector afectado sería el de producción. Sobre un total de 230 operarios bajo convenio colectivo de trabajo, quedarían 170. “No habrá trabajadores para operar las máquinas”, fue el reclamo que se escuchó durante la asamblea matinal.

La opción de la cooperativa no estaba dentro de las alternativas que manejaba la Federación de Obreros del Papel. Según fuentes gubernamentales, existe una interna entre los propios trabajadores, de los cuales un grupo mayoritario apostaba a que el Estado se hiciese cargo de la papelera. Sin embargo, por el momento será una cooperativa, con sueldos promedio –rebajados– de 1500 pesos, tal como había propuesto Moreno, aunque los trabajadores esperan poder llegar a los 2500 pesos estipulados en el convenio.

Una vez que Nación Fideicomisos pague la última quincena de abril y se complete el plan de retiros y jubilaciones adelantas, la fábrica comenzará a operar. Los empleados ya tienen en su haber unos 20 millones de pesos en mercadería para ponerla en marcha.