La caída de 3,6 puntos en el desempleo anunciada por el Indec dio lugar a distintos enfoques críticos de varios economistas y divergencias respecto de la existencia o no de una recuperación de la actividad. En cambio, hubo coincidencias en señalar a los planes sociales de empleo como factor clave para el logro de la baja en el índice de desempleo.
Para el economista de la CTA Claudio Lozano, la evolución de las cifras “no se puede presentar como un triunfo” porque “lo único que hay es el efecto del salto de 300 mil a cerca de 2 millones de planes Jefas y Jefes de Familia, que tienen un efecto concreto en la reducción del desempleo, pero al mismo tiempo hace subir el subempleo en una suma equivalente”. “No se alteran, por los magros ingresos involucrados en el plan, los números de la pobreza”, apuntó. A su juicio, los resultados estadísticos favorables “no están vinculados a reactivación alguna del proceso económico, aunque sí se ha frenado el proceso de destrucción de empleo”.
Marcelo Lascano, integrante del grupo impulsor del Plan Fénix, sostuvo que “el plan Jefas y Jefes gravita, pero hay una pequeña reactivación que se refleja, por ejemplo, en la cantidad de pedidos de servicios técnicos que le hacen las empresas al INTI, algo que no muchos notaron”. “Hay una reactivación y eso es un dato positivo”, agregó Lascano. El economista puntualizó que todavía se pagan las consecuencias “de haber tenido una política importadora durante 10 años”.
Oscar Liberman, director de la Fundación Mercado, opinó por su parte que “el ciclo económico desde el punto de vista laboral no está teniendo una reactivación, porque además la exportación no es trabajo-intensiva y su repunte no se vio en el empleo”. Liberman coincidió en que de no haber sido por los planes de empleo, “el número estaría todavía en el orden del 21 por ciento”. Concluyó que los datos “no son para festejar sino una buena y mala noticia a la vez, que indican que por lo menos no se dejó desprotegida a la gente, pero que reactivación no hay”.