ECONOMíA › DE VIDO ADVIRTIO SOBRE LA VINCULACION DE SADOUS CON INTERESES POLITICOS Y ECONOMICOS “QUE ESTAN EN CONTRA NUESTRO Y DE CHAVEZ”
En una entrevista con Página/12, el ministro de Planificación respondió a la versión que le imputaba haber reconocido la existencia de una “embajada paralela”. Qué se mueve detrás de las denuncias del ex embajador en Venezuela Eduardo Sadous.
› Por Raúl Dellatorre
Se lo escucha verdaderamente enojado. Sus comentarios a la prensa del viernes último, respondiendo a las acusaciones del ex embajador en Venezuela Eduardo Sadous, fueron convertidas en título de tapa por dos matutinos porteños (Clarín y La Nación), pero invirtiendo el sentido de las palabras de su emisor, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. En una entrevista telefónica con Página/12, el funcionario le imputó “manifiesta intencionalidad” a la interpretación que se les dio a sus dichos, y acusó a Sadous de haber actuado durante su gestión en Caracas como hombre de confianza de la oposición golpista de Venezuela, prestando las instalaciones de la embajada para esos fines. “Armaron este circo y lo mantienen hace 120 días a partir de dichos de un irresponsable que además son totalmente falsos; no hay forma de que nosotros pudiéramos decirle a Venezuela a quién comprar o qué comprar, como él sugiere. No hay nadie entre quienes participaron en estas negociaciones que haya salido a corroborar sus dichos”, enfatizó De Vido, elevando el tono, evidenciando indignación.
–¿No pensó que la frase “embajada paralela”, en su boca, podría generar algún tipo de reacción?
–De lo que yo dije en Santa Fe, quedaba muy claro que me refería a conceptos de Sadous, puse en boca de él lo de “embajada paralela”. E hice una ironía con respecto a que si hubo que ponerse a trabajar en concretar los acuerdos comerciales, porque el embajador en Caracas no hacía nada porque nunca estaba, entonces sí, había una embajada paralela. Pero que se tome una ironía para querer transformarla en un “reconocimiento” de los dichos de este inú-til, que nos acusa de armar algo así con fines oscuros, es propio de una evidente intencionalidad de perjudicarnos.
–¿Cómo interpreta la aparición y las denuncias de Sadous, después de casi un lustro de haber dejado su cargo?
–Sadous siempre se manejó –lo supimos después– como un “amigo de los golpistas” en Venezuela. El fue nombrado embajador por Eduardo Duhalde y tuvo una vinculación muy estrecha, después del hecho, con la oposición golpista que intentó desplazar a (Hugo) Chávez en abril de 2002. Se reunía permanentemente con ellos, incluso hoy exhibe como su mayor logro haber reunido a Néstor Kirchner, como presidente, con la oposición venezolana. Hay muchos intereses en juego, no está del todo claro cuáles pueden ser los puntos terminales de los vínculos de este ex embajador, que ahora pretende defender su incapacidad y ausencia con lo de la “embajada paralela”. Pero hay grupos de poder, capitales concentrados, a los que no les interesan las relaciones comerciales, la complementación, entre Venezuela y Argentina. Están en contra de (Hugo) Chávez y en contra nuestra, no nos quieren en el gobierno. Por supuesto que hay una oposición (en Argentina) que también hace oportunismo con esto, pero hay intereses políticos y económicos más importantes detrás de este circo armado.
–La denuncia de Sadous pareciera apuntada a poner en duda la legitimidad de un convenio de complementación que sentó las bases de un desarrollo muy acelerado en las relaciones comerciales entre ambos países. ¿Usted se refiere a eso cuando habla de capitales que están en contra?
–El acuerdo de complementación permitió en cinco años multiplicar por veinte nuestras exportaciones a Venezuela. Nos permitió vender valor agregado a cambio de commodities, como el fuel oil. Nos permitió resolver un cuello de botella en el abastecimiento energético en años difíciles, cuando muchos pronosticaban un colapso, y les permitió a muchos sectores industriales pasar la crisis mundial de 2009 sin sobresaltos gracias a sus ventas a Venezuela. No hubo ningún reconocimiento a la importancia que tuvo este acuerdo y la creación del fideicomiso para facilitar el intercambio de productos, que son los que hicieron posible que el país creciera ininterrumpidamente durante todos estos años. Lógicamente, hay grupos concentrados que hubieran querido vernos en una situación más débil para imponernos condiciones. La importación de gasoil, por ejemplo, contrarrestó la presión que tuvimos de las empresas petroleras que intentaban imponernos un precio más elevado para el gas, el que recibían los productores y el que hubiera tenido que pagar el consumidor.
–¿Pero hubo una suerte de “diplomacia paralela” para alcanzar este tipo de acuerdos? Quiero decir, en el sentido de que el Ministerio de Planificación sustituyera la tarea de Cancillería.
–Siempre hubo un intenso trabajo con Cancillería. Nosotros colaboramos en los temas que nos son propios, como la compra del fuel, la intervención argentina en la exploración petrolera en el Orinoco, la planta regasificadora, etc. Lo mismo sucede cuando se trata de un convenio con Paraguay, con Bolivia, con Brasil o con Uruguay. La única diferencia es que siempre hay una presencia muy activa del embajador. En el caso de Venezuela en esos primeros años no, porque Sadous nunca estaba. Después cambió cuando llegó Nilda Garré a la embajada, y también después, cuando la reemplazó Alicia Castro. Pero el poder plenipotenciario siempre es de la Cancillería. El convenio de 2004 lo redactó el secretario de Relaciones económicas internacionales de la Cancillería de aquel momento.
–¿Martín Redrado?
–Exacto. Además, los principales sectores beneficiarios de estos convenios, de este crecimiento en el intercambio, no son del área nuestra. Son fundamentalmente empresas medianas de la industria metalmecánica, de maquinaria agrícola, las que más se han beneficiado con convenios de exportación que posibilitaron crear más de cuatro mil puestos de trabajo.
–¿Le preocupa la denuncia por ilícitos vinculados a estos convenios que formuló Sadous?
–No hay un solo elemento en esa denuncia que pueda ser utilizado como prueba acusatoria. No tiene la más mínima seriedad. No teníamos forma de indicarle al gobierno de Venezuela qué tiene que comprar o a quién. Siempre viajamos acompañados de numerosas delegaciones de empresarios que ofrecían sus productos, y ninguno de ellos corrobora lo que dice Sadous. Lo que nos preocupa es que se pueda mantener en pie durante 120 días semejante ruido por una farsa tan grande lanzada por un inútil, un irresponsable. Y eso hace perder dimensión de todo. De la importancia de estos convenios de complementación, lo que significa para el país los acuerdos de transferencia de tecnología. O que hechos como el del viernes último, en Timbúes, donde fui a anunciar la inauguración de una central térmica de 850 megavatios, una de las más importantes de los últimos años, quedara opacado por una declaración mía y la interpretación malintencionada que se le hace. Yo no digo que no lo publiquen, pero no se puede ignorar en los medios el otro hecho, el de la inauguración. ¿Sabe cuándo había sido la última inauguración de una central térmica en Santa Fe antes de esta? En 1974, inaugurada por Juan Domingo Perón y el gobernador Sylvestre Begnis.
–¿Y la supuesta imputación que le habría hecho Sadous a usted cuando se presentó ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja?, aunque hay una polémica sobre qué dijo, en realidad.
–Estoy totalmente de acuerdo con el pedido del canciller Timerman de hacer públicas esas declaraciones. No tiene sentido que sigan siendo secretas cuando todos hablan de ellas. Unos dicen que me involucra, otros señalan que no agrega nada a lo dicho ante la Justicia, incluso que ahora lo hizo en un tono más lavado. Hay que dejar actuar a la Justicia, porque esta forma de especular también significa una forma de condicionamiento político y presión sobre el juez Ercolini.
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