Vie 10.01.2003

ECONOMíA

El Fondo vino y promete volver una vez por mes

Quiere controlar de cerca a Lavagna, a pesar de que el acuerdo de refinanciación se limitará a seis meses. Impondrá metas mensuales.

› Por David Cufré

Como las expensas, la cuota del crédito, la tarjeta y la prepaga, los técnicos del FMI vendrán una vez por mes. Esa fue una de las condiciones que pusieron ayer los delegados del organismo para firmar un acuerdo con el Gobierno. En su primer día de trabajo en Buenos Aires, la misión del Fondo mantuvo reuniones con altos funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central. Uno de los planteos que escuchó el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, fue que la revisión de las metas será mensual. Se trata de un control inédito y mucho más cuando el convenio en cuestión abarca apenas un semestre. El staff del FMI pretende demostrar con ese gesto que ejercerá todo su poder en los espacios que le quedan, luego de verse superado por la decisión política del directorio de cerrar un acuerdo.
La respuesta de Nielsen fue que es absurdo pretender fijar metas mensuales, incluidas las de enero. Es decir, que los técnicos del FMI están dispuestos a volver a Buenos Aires en apenas dos semanas. En el medio, el próximo viernes, se aprobaría el convenio. Una de las explicaciones para semejante seguimiento es que la conducción del FMI está preocupada por una eventual continuidad de Roberto Lavagna como ministro de Economía en el próximo gobierno. El jefe de Hacienda es una figura muy cuestionada en Washington. Detestan su estilo de negociación y descreen de sus políticas. De allí que pretendan desgastarlo en esta etapa, mirando con lupa todo lo que hace para reprochárselo al menor incumplimiento. Así lo cree el ministro, según confío a Página/12 uno de sus colaboradores.
Eduardo Duhalde no genera mayor confianza. Por eso el acuerdo consistirá sólo en la refinanciación de vencimientos con el FMI hasta junio, lo que permitirá reprogramar también los pagos con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Pero no habrá nuevos desembolsos. El Gobierno saldrá de la situación de default con el BM y se librará de extender la cesación de pagos a los otros organismos. A ese se reducirá un entendimiento que costó un año alcanzar.
La misión del FMI revisará hasta el sábado la situación de las cuentas fiscales y el programa monetario. Su otra tarea será definir las metas en esos aspectos para los próximos seis meses. Los jefes de la delegación, John Dodsworth y John Thornton, se reunieron en la mañana de ayer con Nielsen, y por la tarde fueron al Banco Central, caminando por la calle Reconquista, a entrevistarse con Alfonso Prat Gay y Pedro Lacoste. Parte del equipo del FMI fue recibido por Jorge Sarghini en la Secretaría de Hacienda.
Al igual que la implementación de metas mensuales, los economistas del Fondo fuerzan las condiciones para complicarlas lo más posible. En la forma de plantear esos objetivos se filtra la presión del staff del organismo. Por ejemplo, la meta fiscal se puede establecer a partir del superávit primario (el que se obtiene antes del pago de intereses de la deuda) o del superávit “neto” (después del pago de intereses). Si se computa de la primera forma, el Gobierno estará en problemas si baja la cotización del dólar, porque caerían los ingresos por retenciones. La tendencia de mediano plazo que advierte el FMI es, justamente, que el dólar se abaratará. Si se tomara el superávit “neto”, no habría problemas por la baja del dólar, dado que además de caer los ingresos (retenciones) bajarían los gastos (pago de intereses de la deuda dolarizados) y las cuentas se compensarían.
La discusión bajó a ese nivel de detalle. Se trata de cuestiones técnicas menores, que no deberían ser un obstáculo al acuerdo, pero que hacen las cosas más fáciles o más difíciles. En Economía sostienen que todos estos temas se debatirán con los emisarios del Fondo, y aún no dan nada por perdido. Incluso, la imposición de metas mensuales. Al respecto, Nielsen insistió ayer que por lo menos se fijen revisiones bimestrales. Uno de sus argumentos fue que implica hasta un esfuerzo físico innecesariopara los técnicos del FMI viajar de Washington a Buenos Aires una vez al mes. Por su parte, Prat Gay tuvo que dedicar tres horas a explicar a los hombres del Fondo las últimas medidas y convencerlos de que se ha generado certidumbre cambiaria. Una vez que se firme el acuerdo, tendrá que dar explicaciones cada treinta días.

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