Los gobiernos de Brasil y Argentina comenzaron a trabajar en una estrategia común para negociar con los Estados Unidos la eventual integración al ALCA sobre la base de encarar las discusiones como Mercosur y no en forma independiente. El tema es, junto a la compra de Pérez Companc por Petrobras, uno de los puntos fuertes de la agenda del encuentro que el próximo martes tendrán los mandatarios de ambos países.
En rigor es el país vecino el que define la estrategia a la que la gestión duhaldista estaría adhiriendo. Los técnicos de ambos países están trabajando sobre la base del denominado “cuatro más uno” para integrar una zona de libre comercio continental, camino que ratifica la intención que siempre tuvo el país vecino de discutir con los Estados Unidos desde la plataforma política del Mercosur.
Según fuentes del gobierno brasileño, la idea es que Estados Unidos presente en primer lugar su propuesta de liberación arancelaria para discutir sobre ella y no que el bloque sureño tome la iniciativa, cuando aún faltan muchos puntos internos por revisar, entre ellos el nivel del arancel externo común. De cualquier modo, la actitud es menos negativa que la que Lula manifestó durante su campaña respecto a la iniciativa de la familia Bush de crear un gran mercado libre: para el líder del PT la fórmula era, simplemente, una fórmula de anexión.
La posibilidad de avanzar en un acuerdo Estados Unidos-Mercosur significaría dar un paso concreto hacia la constitución del ALCA, puesto que ya existen otros acuerdos de libre comercio con Washington firmados por Chile, la Comunidad Andina y el Caricom, que nuclea a las naciones de América Central y el Caribe.
De cualquier modo, la prioridad del gobierno petista parece ser la relación con los países de la región. Tan así es que habría resuelto crear una dependencia estatal que atenderá específicamente los asuntos de Sudamérica y que funcionaría con dos departamentos diferentes: uno destinado al Mercosur y otro a la relación política y económica con cada una de las naciones del Cono Sur.
Ayer el canciller brasileño, Celso Amorín, aclaró que es más factible un acuerdo con los Estados Unidos que con la Unión Europea, sugiriendo que podría suspenderse la próxima reunión prevista entre técnicos de la UE y el Mercosur. El inconveniente, a los ojos de los funcionarios del PT, es la renuencia de los europeos a desmantelar los subsidios agrícolas, incluyendo las restricciones arancelarias y paraarancelarias que imponen los países del Viejo Continente para que los sudamericanos ingresen a su mercado.
Los problemas intestinos más candentes del Mercosur y de la relación del bloque con otros formarían parte de la agenda del encuentro que Duhalde tendrá con Lula el martes próximo, en la primer visita oficial que hará el presidente argentino a su par de Brasil desde que éste asumió. Pero el punto más controvertido del encuentro quizás sea la venta a Petrobras del 58 por ciento del paquete accionario de Pérez Companc, que el propio mandatario argentino reconoció le genera “muchas dudas”. El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, ayer precisó que organizaciones sindicales y empresarias acercaron a la Comisión de Defensa de la Competencia trabajos en los que advierten el riesgo de perder soberanía cediendo a la firma estatal de un país vecino las más importantes transportadoras de electricidad y gas, así como usinas generadoras. Las advertencias ya motivaron un llamado de Amorín al canciller local Carlos Ruckauf para pedirle explicaciones sobre la posibilidad de que aborte la megaoperación de más de 1000 millones de dólares.