El ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, anunció ayer un nuevo incremento en la tasa cobrada a operaciones de extranjeros dentro del mercado de renta fija local. El denominado Impuesto a las Operaciones Financieras (IOF) pasó de 4 a 6 por ciento. Se trata del segundo incremento consecutivo, con el objetivo de contener la excesiva valorización del real ante el dólar. La moneda brasileña cerró a 1,666 por dólar. En la plaza cambiaria local, el ingreso de dólares se acentuó sobre el final de la rueda, pero la intervención del Central logró estabilizarla y al público se mantuvo en 3,98 pesos. En la Bolsa porteña, las principales acciones marcaron su sexto record consecutivo.

Mientras los representantes de los principales países que integran el G-20 discuten la manera de estabilizar la competencia cambiaria entre las distintas monedas, la administración Lula da Silva elevó las barreras al ingreso especulativo de capitales. El 4 de octubre pasado había anunciado elevar la tasa cobrada a los inversores extranjeros de 2 a 4 por ciento. Ahora fue elevada a 6 por ciento, al igual que la tasa que se cobra sobre el margen de garantía en el mercado de futuros.

Mantega alertó además sobre los “efectos colaterales” que las medidas de estímulo que impulsa Estados Unidos generan sobre el resto de las economías. Ayer la divisa estadounidense retrocedió ante el euro a 1,3992 dólar por moneda comunitaria.

En el mercado local, el panel de acciones líderes arrojó una suba de 0,5 por ciento, ampliando a 4,1 la mejora de las últimas seis ruedas. La jornada mostró un importante volumen de negocios, algo que también se exhibió entre los títulos públicos. El Par en pesos avanzó 1,3 por ciento, mientras que el Discount lo hizo en 0,3 por ciento y el cupón PIB, 0,2. El desempeño de los títulos públicos permitió un nuevo recorte en el riesgo país. Según la medición que realiza el JP Morgan, el diferencial de tasas entre los bonos locales y los estadounidenses finalizó en 568 unidades, el nivel más bajo de los últimos 28 meses.